<
>

El júbilo de 40 años de espera

Las calles de Oakland y San Francisco se tiñieron de amarillo victoria 40 años después. Los fuegos artificiales coparon el cielo y el júbilo reinó en unos aficionados que por fin verán a Golden State Warriors llegar a las Finales de la NBA. Cleveland Cavaliers y LeBron James les esperan con los brazos abiertos desde el martes en la que ha sido la segunda ocasión en 29 años en la que los dos finalistas de conferencias alcanzan el último escollo antes de salir campeón tras vencer en cinco o menos juegos.

Los Warriors han demostrado ser ampliamente superiores durante la serie ante unos Houston Rockets demasiado dependientes de lo que hiciera James Harden (14 puntos, seis rebotes y cinco asistencias).

El Juego 4 fue todo inspiración para el escolta, pero poco duró ese halo de esperanza en los tejanos. Levantar la serie era una misión muy difícil, casi imposible en una liga en la que ningún equipo fue capaz de hacerlo. ¿Por qué iban los Rockets a conseguirlo? Ni siquiera el jugador que más veces ha liderado en puntuación a su equipo en estos playoffs (13) ha logrado salvarles de una quema prevista. Otro número fatídico para los supersticiosos (13) fue el cúmulo de pérdidas de balón que tuvo un Harden acosado e incapacitado para imponerse a la defensa de los Warriors.

La mayor fortaleza de Houston fue reducida a la perfección gracias al trabajo defensivo de Draymond Green, Andre Iguodala y Harrison Barnes, que lograron contener a Harden en los momentos clave cuando estos tomaron roles defensivos más importantes. Tras el éxito del escolta en el Juego 4, cuando anotó 11 puntos en transición, la situación varió en la última cita. De alcanzar el máximo en temporada regular, en el Juego 5 llegó a perder hasta cinco esféricos en transición. Un desastre a todas luces.

Y el contrapunto, Stephen Curry (26 puntos, ocho rebotes y seis asistencias), el Jugador Más Valioso, el astro que ha logrado machacar a todo rival que saliera al paso de los Warriors. Cuánto daño hace en el perímetro, cómo le gusta tomar la batuta en este sentido y qué bien lo hace. El 65.4 por ciento de efectividad en tiros de tres en esta final de la Conferencia Oeste aniquiló a sus rivales, no en vano, ante los Rockets tuvo más efectividad que contra cualquiera de sus otros contrincantes de esta postemporada.

Los Warriors capitalizaron sus oportunidades gracias a un sello característico en el que Steve Kerr ha puesto mucho hincapié desde que recaló al equipo esta temporada: el movimiento de balón. Hasta 73 intentos de lanzamiento intentaron contra los Rockets a raíz de asistencias gracias a un Curry y Draymond Green especialmente inspirados en crear oportunidades a través de últimos pases. Llegaron a tener 50 o más, mientras que Harden fue el jugador de los tejanos que más hizo con 30 oportunidades creadas a través de asistencias.

Los californianos han sido mejores por que han logrado contener a Houston en un 38.5 por ciento de efectividad. Han sabido repetir la situación en tres ocasiones en las que los han mantenido por debajo del 40 por ciento. El trabajo del conjunto ha sido brillante y la recompensa ha llegado con una eliminatoria plácida que les permitirá descansar casi 10 días antes de enfrentarse a la serie más importante de sus carreras hasta el momento. Las Finales prometen con unos Cavs que supieron reponerse a un comienzo flojo en la temporada regular y unos Warriors de lo más constantes que contarán con la ventaja de campo. El balance de 46-3 en su feudo hace que esa ventaja de campo sea un arma cuasi implacable.