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Tulo ayuda a Arenado

Troy Tulowitzki y Nolan Arenado tienen más en común que un espacio de tierra en el lado izquierdo del cuadro de los Rockies de Colorado.

Como amigos y compañeros, ambos nacieron como 'ratones de béisbol', quienes abrazaron tanto los aspectos de alto perfil como los más mundanos de este trabajo. Quizás eso significa pararse en la caja de bateo con la carrera del empate en la intermedia, con un cerrador en el montículo lanzando a 98 mph, y una fanaticada rugiendo a rabiar en las gradas. Pero también puede significar atrapar un rodado de rutina en la novena entrada con cariño y lanzarlo al pecho del primera base. Requiere mucha disciplina el practicar las horas requeridas para llegar a una eficiencia técnica a gran escala.

Tulowitzki, de 30 años, cuatro veces Todos Estrellas con dos Guantes de Oro y dos Bates de Plata como torpedero, es el mentor en esta relación. Y Arenado se la pasa tomando copiosas notas mentales como su pupilo.

Ambos jugadores de los Rockies comparten una sinergia que está sujeta a los vaivenes de los aspectos económicos del béisbol, los planes maestros organizacionales y otros factores más allá de su control. La extensión de 10 años y $157.5 millones de Tulowitzki corre hasta el 2020. Él ha probado que puede ser un jugador de élite cuando está saludable. Pero se perdió 338 partidos por lesiones desde el 2011 al 2014, así que los Rockies se han acostumbrado a aguantar la respiración con él. Mientras equipos como los Yankees de Nueva York y los Mets de Nueva York se encuentren entre los equipos asolados por una poco deslumbrante actuación de sus torpederos, está garantizado el hecho de que Tulowitzki va a seguir escuchando su nombre en muchas especulaciones de cambios.

Arenado tiene apenas 24 años, pero está en su tercera temporada como antesalista de Colorado, y su agente Scott Boras está virtualmente seguro de que se lo llevará de compras cuando sea elegible para la agencia libre en tres años. Cierren sus ojos y podrán escuchar las comparaciones con Adrián Beltré cuando Boras comience su discurso de ventas de Arenado en las reuniones de gerentes en noviembre de 2018.

En el futuro previsible, así es como esto funciona: Tulowitzki, junto con el jardinero Carlos González, son la "cara de la franquicia" en Colorado. Y él está ayudando a preparar al jugador que podría heredar dicho papel cuando tanto él como CarGo se hayan ido.

Luego de una década en Denver, Tulowitzki se ha dado cuenta de la importancia de tener un buen plan de sucesión. Él llegó y tuvo como mentores a Todd Helton y Matt Holliday, quienes le mostraron como actuar como un profesional y que se asegurara que sus prioridades eran las correctas. Lo menos que él puede hacer es perpetuar esa sagrada obligación.

"Se trata de venir al estadio todos los días y ayudar a tu equipo a ganar un juego y ser un buen compañero", dijo Tulowitzki. "Como veterano, nunca me dí cuenta de cuán valiosa puede ser tu palabra si estás jugando mal. Si yo le doy una palmada en la espalda a un chico y le digo, 'Me gustó tu swing en la práctica de bateo hoy', eso vale mucho. Yo no sabía eso cuando era chico, pero cuando Todd me decía algo, eso se me quedaba en la mente. Si él me decía que le sacara el máximo a un turno, eso se me quedaba más que con cualquier otro jugador. Mi esfuerzo estaba ahí. Me hizo darme cuenta que mi palabra valía algo".

Arenado se considera afortunado de tener un maestro tan comprometido con el escenario grande.

"Él me muestra el camino", dijo Arenado. "Obviamente uno tiene que ser uno mismo y hacer sus cosas. Pero, sí así es como lo hace el mejor torpedero en el deporte, no hay razón para que yo no lo haga así también".

¿Cambio o no cambio?

Todo en Denver necesita ser medido contra el trasfondo de los retos históricos de la franquicia. Los Rockies han llegado a los playoffs en solo tres ocasiones desde su nacimiento en 1993, y entraron a esta temporada con cuatro años consecutivos de 75 victorias o menos. El pitcheo ha sido una preocupación constante por dos décadas, y sigue siendo una pieza sin resolver del rompecabezas. Luego de terminar últimos en las mayores en efectividad colectiva en el 2014, los Rockies están nuevamente en el sótano con porcentaje de carreras limpias de 4.75 luego de 49 partidos.

Jeff Bridich, en su primer año como gerente de Colorado, ha tenido que lidiar con la tentación de sopesar ofertas de cambios por Tulowitzki y González en medio de las innumerables complejidades de la franquicia. Ellos son grandes jugadores, pero sus frecuentes visitas a la lista de lesionados y los $135 millones que se les deben más allá de esta temporada ayuda a negar el tipo de prospecto que quisieran recibir los Rockies en una posible transacción.

Igual que el lanzador de los Filis de Filadelfia Cole Hamels, Tulowitzki está acostumbrado a los frecuentes rumores en la prensa. Su agente, Paul Cohen, causó recientemente un alboroto cuando le dijo a Joel Sherman del diario New York Post que tenía planificado reunirse con Tulowitzki para discutir la posibilidad de pedir un cambio a la organización. Tulowitzki siempre ha dejado en claro su deseo de jugar en un equipo ganador, y no puede ser algo placentero para Bridich el tener que estar dando actualizaciones regulares sobre su estelar torpedero. En este momento, su modo de operar es básicamente ignorar las especulaciones.

"Tulo es nuestro torpedero regular, y vamos a seguir teniendo la misma relación que hemos tenido", dijo Bridich. "Nos comunicaremos cuando necesitemos comunicarnos, y nada de eso va a cambiar. Él absolutamente quiere ganar igual que el resto de todos nosotros en este proceso. Desde el punto de vista de la oficina central, vamos a seguir haciendo negocios como lo hemos hecho desde el invierno. Realmente no hay nada más complicado que esto".

Los rumores van y vienen lo suficiente como para que Tulowitzki quede en un aprieto; él es demasiado complaciente para quedar en una burbuja. Pero mientras más él hable de su alegada infelicidad en Colorado, más se perpetuará una historia que incomoda a todo el mundo - y potencialmente reduce el potencial de Colorado de salir bien parado en las conversaciones de cambios.

"Estoy en este camerino intentando ayudar a este equipo a ganar", dijo Tulowitzki. "Yo firmé para estar aquí por mucho tiempo, y significaría mucho para mí el jugar con una organización toda mi carrera. Yo solo intento enfocarme en lo que tengo a la mano ahora mismo y no trato de preocuparme por lo que puede ocurrir a lo largo del camino. Suena fácil, pero no lo es".

Ex alumno del "Camp Tulo"

En retrospectiva, es asombroso pensar que la defensiva de Arenado en la antesala fue catalogada como mediocre hace varios años y que probablemente él terminaría como el heredero de Helton en la primera base en Colorado. Arenado entró al béisbol profesional con algo de grasa de bebé que necesitaba eliminar, y no estaba preparado totalmente para tener el compromiso necesario para llevar su juego al siguiente nivel.

En diciembre del 2011, los Rockies enviaron a Arenado a Las Vegas para trabajar con Tulowitzki en el "Camp Tulo," una de las maravillas del desierto repleta de pesas, ejercicios cardiovasculares, rodados por montones y horas interminables en las jaulas de bateo. Para Arenado, la experiencia fue una revelación mezclada a partes iguales con la introspección y el sudor.

"Eso me cambió la vida y quien yo era como jugador", dijo Arenado. "Yo estaba fuera de forma. No estaba comiendo bien, y una vez comencé a hacer eso, cambiaron muchas cosas.

"Seguro, sus días eran mucho más largos que los míos. Él podría levantar pesas, salir a correr y luego batear y atrapar rodados. En ese entonces, yo quizás podía batear algo y levantar algo de pesas, y acababa mi día. Tenía problemas para seguir el ritmo de las cosas que él hacía. Tenía dolores todos los días. Al final del día, yo estaba drenado, y él estaba bien. Eso me demostró que tenía que ponerme en forma".

Incluso Tulowitzki y Arenado comenzaron a convivir en el mismo cuarto en los entrenamientos primaverales, y el veterano tuvo gran influencia en su joven aprendiz en muchas formas. Arenado perdió 20 libras y comenzó a cumplir las expectativas que se tenían de él desde 2011, cuando fue el JMV de la Liga Otoñal de Arizona cuando Mike Trout y Bryce Harper jugaron en dicha liga.

En 2015, Arenado se ha graduado del plan de Una Joya Defensiva al Día. Se ubica primero entre los intermedistas de MLB (y primero entre todos los jugadores de posición) con 12 Carreras Salvadas por la Defensa según los cálculos de Baseball Info Solutions, y él juga su posición con una mentalidad ultra agresiva. El brazo de Arenado es tan fuerte que puede jugar más profundo que la mayoría de los antesalistas y corta hits en el hueco o en la línea. Pero sus pies son lo suficientemente rápidos como para que el intentar un toque contra él sea una tarea futil.

Su jugada más sobresaliente este año vino en abril durante un partido en San Francisco, cuando hizo una gran carrera para buscar un batazo de foul, atrapó la pelota sobre su cabeza, se deslizó sobre la lona que protégé el terreno y todavía tuvo la mentalidad suficiente como para lanzar a la antesala y casi logra sacar fuera de base a Ángel Pagán de los Gigantes de San Francisco.

"Él no solamente tiene un regalo", dijo el jornalero de los Rockies Daniel Descalso sobre Arenado. "Él tiene un regalo y trabaja duro para perfeccionarlo".

El manager de Colorado Walt Weiss, quien pasó 14 temporadas como torpedero en Grandes Ligas, es de hablar pausado y no suele exagerar demasiado. Pero él se despoja de toda modestia cuando evalúa las habilidades de Arenado.

"Él es el mejor que yo haya visto jamás", dijo Weiss. "Pienso en tipos como Scott Rolen y Matt Williams, y yo jugué con Vinny Castilla y él era realmente bueno. Pero no creo que haya nadie en la misma clase de este chico. Yo sé que esas son palabras mayores. Pero eso es lo que creo realmente. De la manera en que puedo describir a Nolan defensivamente es, 'Tomen las mejores herramientras de todos los antesalistas que hayan visto en sus vidas. El mejor brazo. Las mejores manos. Los mejores pies. El mejor alcance. La mejor transferencia. Pongan todo eso en una sola persona, y ese es Nolan".

El bate de Arenado, su atributo más valioso como seleccionado en la segunda ronda del sorteo del 2009 draft, ha comenzado a colocarse a la par con su guante. Luego de dos meses de temporada, se ubica entre los 10 mejores en la Liga Nacional en jonrones (13), remolcadas (37), porcentaje de slugging (.578), extrabases (25) y Victorias Sobre Reemplazo (2.6). Ha ido reduciendo sus saltos en la caja de bateo y por ende tiene más control de sus turnos - incluso si sufre de un toque del síndrome de Paul O'Neill en ocasiones.

"Se vence a sí mismo", dijo Weiss. "Es bien duro consigo mismo, y tiene que superar eso. Cuando hace un out, es como si fuese una tragedia. Hemos tenido varias conversaciones sobre esto. Él está consciente de eso, y lo está intentando".

Es ahí donde Tulowitzki ayuda más a Arenado - al recordarle que el béisbol es un juego imposible de dominar. Todo lo que Arenado puede hacer es trabajar el tiempo necesario para mejorar. Después de todo, él tendrá que lidiar con el BABIP, los malos botes, y los caprichos de los dioses del béisbol igual que todo el mundo.

"Pienso que nos llevamos bien porque ambos somos adictos al trabajo", dijo Tulowitzki. "Siempre queremos estar bateando y atrapando rodados. Las cosas que tengo que hablar con él son sobre calmarse y tomar el juego con calma. Yo no tengo que decir, 'Juega duro. Juega el juego de la manera correcta. Trabaja y verás los resultados'. Yo nunca tengo que ir donde él, porque é lama el juego y nunca se cansa de él.

"A esa edad, pocos jugadores tienen esa mentalidad donde ellos quieren que la pelota sea bateada hacia ellos y piensan que van a poder hacer cada jugada. Muchos jugadores tratan de esconderse allá afuera. Pero él hace lo contrario".

La cara de una franquicia tiene pocos lugares donde puede esconderse. En su 10ª temporada con los Rockies, Troy Tulowitzki podría escribir un libro sobre ese tema. Sí en efecto su tiempo en Denver está cerca de terminar, él puede sentirse bien al saber que estaría dejando la franquicia en buenas manos. En en sentido literal y figurado.