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Sueños de Selección

SAN JUAN (Enviado especial) -- Aumenta la temperatura. El calor no se detiene. Se espesa el clima. Se nota en la gente, en el ambiente.

¿Mucha expectativa por el amistoso Argentina-Bolivia? Bueno, sí, un poco. Pero lo que realmente generó esas sensaciones descriptas en el arranque de esta nota fue el viento zonda que invadió el viernes a San Juan.

A las 23, momento en el que finalmente el plantel albicelete arribó a la sede del último partido previo a la Copa América, una brisa fresca aportó alivio.

Unos 500 hinchas esperaron más de lo previsto en un principio, detrás de los dos cordones dispuestos por la policía local para ver de cerca a los ídolos. La vigilia fue en silencio, con banderas y camisetas colgadas sobre los hombros.

En el lobby, un gran personaje fue el pequeño Jeremías. Camiseta de Messi, pantalón azul, medias azules, botines negros. “Dale que vienen los jugadores, dale”, decía en voz alta. Otro numeroso grupo de gente quedó con la nariz pegada al vidrio de la entrada del casino. La seguridad los obligó a quedarse adentro.

Recién cuando sonaron las sirenas, y se empezó a vislumbrar la llegada del micro, arrancaron los cantitos de siempre.

El primero en traspasar la puerta del hotel fue Gerardo Martino. Caminata rápida, valija en mano y entrada sin escalas al ascensor. Uno a uno fueron pasando los 19 futbolistas. Los únicos que entraron en contacto con los chicos fueron Kun Agüero y Sergio Romero.

A propósito del arquero, conoció a un fanático suyo que le dedicó un cartel: “Chiquito sos mi ídolo. Quiero entrar con vos a la cancha”. Apenas lo vio, se acercó y le dio un beso.

Cuando pasó el vendaval del ingreso del plantel, el dirigente Claudio Tapia le confirmó a la familia de Francisco que el nene de 5 años, lookeado impecablemente como su referente, ingresará al campo del estadio del Bicentenario junto al “1”.

Su padre no podía contener las lágrimas. A su madre le costaba sostener la cámara.

Más allá de la preparación de la Selección para el torneo de Chile, Argentina-Bolivia le dejará algo más importante a Francisco y su familia que al propio Tata Martino.