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Curry (e Iguodala) hacen la diferencia

OAKLAND - Stephen Curry (37 puntos, siete rebotes, cuatro asistencias y dos robos) recibió una bienvenida abrumadora por parte de la afición de Golden State Warriors. Y no es que le estuvieran esperando antes de que comenzara el Juego 5 ante Cleveland Cavaliers (104-91) para poner la serie 3-2, sino que estaban aguardando la mejor versión del armador, ésa que todavía no había aparecido a tiempo completo en estas Finales de la NBA y que le llevó a conseguir su mejor balance anotador en esta eliminatoria.

Con gritos de 'MVP, MVP', el base del plantel californiano hizo vibrar al Oracle Arena con un final de partido más cercano a lo que ofreció durante una temporada regular en la que fue el Jugador Más Valioso. Les contagió a base de triples (7 de 13), de levantar la mano para ensalzar más todavía los ánimos del graderío. La ocasión merecía mantener la ventaja de cancha, ya que por primera vez desde que Matthew Dellavedova se convirtió en su marca, Curry ha jugado con la soltura de siempre.

El momento cumbre fue su despegue en el último periodo para romper el equilibrio en el marcador de ambos equipos, que se repartieron los cambios de liderazgo en el luminoso casi a partes iguales. Los 12 últimos minutos de partido dejaron a un base que obtuvo un balance de 5 de 7 en tiros de campo, 3 de 5 en triples y 4 de 4 desde la línea. En total sumó 17 puntos vitales para la victoria de los suyos. Sus totales en efectividad fueron 13 de 23 en tiros de campo y 7 de 13 desde el perímetro. Y un dato para el anecdotario, cuando un JMV llega a unas Finales con 3-2 en la serie, su equipo ha sido capaz de vencer el campeonato en 13 ocasiones. Nunca antes se le ha escapado un anillo cumpliéndose estos parámetros.

Dribló, asistió, brilló cuando más hizo falta y penetró con la confianza de siempre. Pero cuidado, Curry tuvo competencia en la asignación del 'MVP' por parte del respetable. Andre Iguodala (14 puntos, ocho rebotes, siete asistencias y dos robos de balón) se ganó unos vítores que se repartieron a partes iguales. El aliento del público tampoco fue gratuito y es que, otra vez más, el alero fue un factor decisivo - y ya van dos juegos al hilo - en la victoria de los suyos, un triunfo que les coloca a tan solo un partido de convertirse en campeones de la NBA por segunda vez en su historia desde que la franquicia está en la Bahía de San Francisco (la última fue hace 40 años exactos).

Iguodala se convirtió de nuevo en la marca de un LeBron James (40 puntos, 14 rebotes y 11 asistencias) que a pesar de lograr su segundo triple-doble de la serie y sexto un unas Finales (segunda mejor marca tras los ocho de Magic Johnson), no pudo salvar los muebles en el último cuarto. Durante todo el partido, todo punto anotado pasó por sus manos para ser asistente o anotador, sin embargo volvió a fallar cuando más falta le hizo a su equipo en el tramo final. El culpable es un Iguodala que tiene la fuerza suficiente para incomodar lo justo al jugador más completo de la liga. Fuerte en defensa y activo en ataque en los momentos clave, el alero volvió a ser protagonista indiscutible.

La vida sonríe a unos Warriors que acumulan dos victorias al hilo y tendrán una difícil tarea en Cleveland. Los 'Cavs' por su parte, que siguen luciendo cansados en los tramos finales de los partidos debido a la escasa utilización de los suplentes por parte de David Blatt, no tienen margen de error para tratar de lograr el primer trofeo de su historia, no sólo de la franquicia, sino de una ciudad aciaga de títulos en todas sus disciplinas.