Fabio Dana 9y

Más de lo mismo

BUENOS AIRES -- Primera victoria de la Argentina en la Copa América. Tranquilidad para Martino y compañía. Pero más allá del resultado, las virtudes y los problemas del debut se mantuvieron en este segundo partido.

Repasemos.

A diferencia del primer tiempo ante Paraguay, cuando la Argentina sacó dos goles de ventaja y tuvo momentos de buen fútbol, esta vez en la primera etapa no se abrió el marcador.

Sin embargo, se vio a una Selección similar en muchos aspectos del juego: tenencia de pelota, búsqueda por los costados, paciencia para encontrar los espacios, presión alta…

Caso curioso el de Argentina: los goles que lleva en este Copa los hizo con equipos replegados. Paraguay, muy metido atrás en la primera mitad, sufrió dos.

Y el gol conseguido ante Uruguay, en los primeros minutos de la segunda etapa, llegó con los charrúas apretados en su campo.

Por el contrario, y contra lo que puede suponerse teniendo a jugadores como Messi, Agüero y Di María, que aprovechan al máximo los espacios, cuando tuvo el terreno a su favor no pudo convertir. Sí, no lo pudo liquidar.

Contra Paraguay lo terminó pagando con el empate. Los guaraníes regalaron muchísimos espacios con el 0-2 en contra. Y la albiceleste contó con chances hasta para golear. El propio Ramón Díaz señaló: “Era para un 4-0 y lo empatamos 2 a 2”. Uruguay también se abrió en el fondo, pero esta vez tampoco se pudo aumentar.

De mitad de cancha hacia adelante faltó efectividad.

Atrás, los problemas a resolver son los mismos. Por un lado, la pelota parada: Paraguay y Uruguay lo complicaron de la misma manera.

La defensa (o mejor dicho, cómo defenderse) sigue siendo el punto más flojo, el tema a resolver. Y va más allá de los nombres propios: tiene que ver con el funcionamiento del equipo. Es cierto, la Selección propone y deja espacios: la cuestión está en que le generan más peligro cuando, con el marcador a su favor, debe cerrar los partidos, jugar con la desesperación del rival.

El problema principal que se le volvió a plantear a los de Martino fue, una vez más, qué hacer cuando la pelota está dividida. Cuando el rival se anima y va a buscar.

En estos dos partidos la Argentina sufrió cuando perdió el balón, cuando la atacaron. Se volvió a exponer demasiado ante rivales que, sin muchas ideas, fueron a buscar obligados por el resultado. En definitiva, debe encontrar el equilibrio.

Por último, los cambios. Una vez más, no aportaron demasiado. Tendrá que ver el DT cómo logra potenciar al equipo desde el banco, ya que dispone de grandes recursos para hacerlo. Por el momento, los futbolistas que son alternativa (Tevez es un buen ejemplo) no le dan el valor agregado que hace falta.

Lo bueno para Martino, más allá de este primer triunfo, es que los aciertos están a la vista. Y los errores, en los que debe trabajar para lograr un equipo más confiable, también.

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