VALPARAISO- Felices, porque al fin ibamos a ver un choque multiestelar, en el conventillo comenzamos a bailar de la alegría. Mientras el conventillo se dirigía hacia la ciudad del gran encuentro entre Argentina y Colombia, pensábamos quién sería el mejor y armamos una encuesta.
En esa discusión estábamos cuando un conjunto de peligrosas nubes negras nos metió en pocos segundos del continente al centro del Océano Pacífico. De pronto estaba todo oscuro y sobrevolábamos las aguas agitadas del océano mas complicado de todos.
Desde donde estábamos se veían las luces del estadio Nacional de fútbol de Santiago de Chile. ¡Qué lejos se puso el fútbol de nuestras vidas! No obstante, continuamos con la encuesta. Muchos votaban por Messi y decían que era el mejor de todos. Otros creían que James, el joven maravilla de las selección colombiana, llegaría mucho más lejos que el argentino.
Sorprendió que muchos decían que James era más veloz que Messi, lo cual me pareció extraño. En fin, en esa andábamos cuando vimos que un tsunami se agitaba desde lejos y se dirigía a toda velocidad hacia la Copa América directamente. Alcanzamos a ver todo porque al sobrevolar el mar, desde arriba se ve todo clarito.
- ¿Cucu, se dirige un terremoto hacia Santiago de Chile?
- Sí, tenemos que hacer algo, gritamos todos.
- ¿Pero qué podemos hacer contra la fuerza de la naturaleza?
- No tengo ni idea. Pero en principio pongamos el conventillo en el camino de las grandes y poderosas olas.
- ¡Pero nos va a arrastrar a todos! ¡Este conventillo tiene solo cinco pisos de altura!
- ¡Si, pero tenemos que luchar contra las aguas para defender a la patria grande de nuestro continente!
- ¡James es mejor que Messi!, gritó uno.
Y de pronto, todos comenzamos a gritar hasta formar un gran alarido imparable, sumamente penetrable que atravesaba el océano hasta llegar a las Filipinas. El estruendo de nuestro griterío fue tal que las olas se asustaron y decidieron desistir de ir hacía tierra y se hundieron en sus propias profundidades.
Un vientito nos empujó y fuimos a dar con la parte de abajo del conventillo encima de una montaña de Valparaíso. La gente nos saludaba y nosotros nos preguntabamos lo mismo. “¿Quién es mejor, Messi o James?”
Imposible de saber, James es todo para Colombia y Messi es un jugador de otro mundo. Cuando se enfrenten y el que gane estará mas cerca de alcanzar al otro y visceversa.
El conventillo se desprendió de la montaña y comenzó a rodar por la ladera, llenándose de tierra y nieve y se convirtió en una gran bola rodante que se llevaba por delante todo lo que a su paso se ponía.
En segundos se convirtió en una bola gigantesca que arrasaba con todo y se dirigía hacia el estadio. Adentro, todavía discutíamos quien era el mejor, si James o Messi. La polémica estaba a flor de piel y solo era cuestión de esperar unos días cuando ambos saldrán a la cancha a demostrar quien es el mejor de todos.