Nicolás Baier 9y

Su cuenta pendiente

VIÑA DEL MAR (Enviado especial) -- “Es terrible lo que me cuesta hacer goles en la Selección”. La frase retumba porque pertenece a uno que gritó 46 veces en 101 partidos con Argentina. El mismo que rompió todos los récords goleadores en Barcelona y en España. El que con 28 años recién cumplidos está metido hace rato en la discusión sobre el mejor futbolista de la historia.

Lionel Messi, de él se habla, no pierde frescura al declarar. El lugar que se ganó en el mundo del fútbol no le quitó esa inocencia típica del chico que sólo quiere divertirse: “¿Por qué me cuesta? Qué se yo… En la de cabeza ni vi que se levanta el arquero, pensé que se había quedado ahí tirado. Cuando lo vi me quería matar. En la otra me quedó ahí, fue muy rápido y le termino pegando mal”.

El triunfo sobre Colombia en la definición por penales no hizo borrar de su mente las jugadas que desperdició durante los 90 minutos. Detrás de su imagen sencilla esconde una voracidad inmensa por el gol. Un sentido de competitividad que lo ayudó a alcanzar ese lugar de elite.

En la Copa América sólo anotó un tanto, de penal, en el 2-2 del debut frente a Paraguay. En la primera fase fue el que más remató (17) y el que más acertó al arco (6). Apenas desvió 3 tiros y 8 fueron bloqueados, en una clara muestra de lo exigente que es la defensa sudamericana.

En el primer partido ante los de Ramón Díaz pudo haber abierto el marcador a los 17 al desviar un remate de Mascherano. A los 35 hizo el 2-0 desde los 12 pasos. Ya en el 2º tiempo, Leo probó al arco y Silva le tapó su remate con las piernas, y después de gambetear a varios por izquierda, su tiro cruzado siguió de largo.

En el 1º tiempo del 1-0 a Uruguay, metió un zurdazo débil tras la pared con Pastore. En el complemento, Muslera le sacó dos intentos desde afuera.

Ante Jamaica, hizo una jugada típica suya de enganche de derecha al medio y zurdazo abierto que pasó cerca del palo. Ejecutó un tiro libre a las manos de Miller y en la siguiente se la picó cuando lo vio adelantado, pero el arquero atrapó en dos tiempos.

Ya en cuartos de final llegaron las jugadas que le quedaron dando vueltas en la cabeza en la zona mixta posterior al triunfo por penales. Sobre todo la de los 23 minutos del 1º tiempo: tras el centro por derecha de Pastore y el anticipo de Agüero que tapó Ospina, Messi saltó en el área chica con el arco a disposición, el 1 se recuperó y voló para despejar su cabezazo.

El capitán cambió por gol el primer remate del equipo de Martino en la definición y Argentina clasificó con sufrimiento por no haber podido concretar sus situaciones en el tiempo regular.

Sin embargo, su autoexigencia lo lleva a más. Quiere sumar goles a su repertorio de pases y gambetas. “Ahora ya pasó. Ojalá lleguen en la semifinal”. Lo que queda claro es que los buscará con las ganas de siempre para saldar su cuenta pendiente.

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