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Historias mínimas

Como es habitual, en ESPNtenis.com repasamos las historias paralelas de la semana tenística. Detalles, curiosidades, frases destacadas y todo el color del circuito.

PORQUE ES UN BUEN COMPAÑERO...
En Nottingham, Leander Paes llegó a las 100 parejas en el circuito de dobles, algo que solo habían hecho... 46 jugadores. Bueno, así presentado el récord del indio no parece gran cosa. Pero toma otro matiz cuando se advierte que con 14 de sus compañeros ganó títulos ATP, con ocho llegó al N°1 del mundo y con cinco accedió a las Finales de temporada.

Stan Wawrinka, Radek Stepanek, Mahesh Bhupathi, Daniel Nestor, Jonas Bjorkman, Michael Llodra y hasta Nicolás Lapentti sobresalen en esa heterogénea lista de 100, que, en algún momento, Paes pensó redondear de la mano de Novak Djokovic. Finalmente, fue junto al español Marcel Granollers.

"Es interesante haber tenido tantos compañeros en un deporte tan individual", apuntó el indio, ganador de 15 torneos de Grand Slam entre dobles masculino y mixto, y con más de 700 victorias en el circuito ATP (está octavo en la tabla histórica).

"Me tomo muy en serio la elección de una pareja. Que sea alguien cuyas habilidades complementen mis puntos débiles y viceversa", explicó. Y desde un costado más humano, reveló: "Que haya buena química es un prerrequisito. Me gusta jugar con gente profesional pero relajada. Que sean estudiantes del juego, pero también de la vida. Alguien con quien poder sentarse a charlar, reír un rato... compartir algo más que un partido de tenis".

VICTORIA PARA MELZER; DERROTA PARA MELZER
Llegaron juntos a Roehampton, se entrenaron en el césped del club que recibe la fase previa de Wimbledon, uno hasta llegó a aconsejar a otro por su mayor experiencia y esperaron el sorteo con la ilusión de dibujar tres victorias codo a codo para jugar por primera vez un cuadro de Grand Slam al unísono. Sin embargo, lo impensado: la fortuna no estuvo de su lado y los emparejó para el debut. Los hermanos Jurgen y Gerald Melzer, frente a frente por 1ª vez en su carrera.

"Fue el peor día de tenis de mi vida y espero que no suceda otra vez", marcó Jurgen, ex-N°8 del mundo, tras su victoria por 6-1 y 6-4. La brecha de edad de casi 10 años y la sensible diferencia de nivel entre sí no los había preparado mentalmente para esto, pero una lesión en el hombro planteó un escendario distinto para el semifinalista de Roland Garros 2010, hoy relegado en el ranking.

"No fue divertido, pero ¿qué se puede hacer? No se puede comparar a ningún otro partido", señaló Gerald, quien no cuenta con presencias en cuadros principales de Grand Slam y registra un 140° como mejor ranking ATP de carrera. Sin embargo, ya ha vivido una experiencia que pocos podrán contar en el circuito. Así como le han pasado a los McEnroe, a los Bryan y, más acá, a los Zverev, los Melzer saben lo que es jugar frente a su propio hermano.

LA NUEVA IVANOVIC
Ana Ivanovic desembarca en Wimbledon después de alcanzar semifinales de Grand Slam por primera vez en siete años. Y avisa: "Físicamente llego mejor que en Roland Garros. Y con la misma ambición...".

La serbia ya sabe lo que es avanzar hasta las ruedas finales en el All England: hizo semis en 2007, con solo 19 años. Poco después, ganaba en París y llegaba al N°1 del mundo. Pero desde entonces, un progresivo alejamiento de los primeros puestos, pasando más de dos temporadas sin títulos.

Con 27 años, hoy Ivanovic aparece nuevamentre entre las 10 mejores, suma siete finales (cuatro festejos) en los últimos 18 meses y empieza a reposicionarse en los grandes escenarios. "Creo que estoy en una nueva era de mi carrera, mejorando cada vez más y cortando camino hacia el lugar donde quiero estar", contó la serbia en la gira de pasto.

Ya durante el último US Open, Ivanovic revelaba haber transitado un "largo camino de autoconocimiento", inmersa en libros de psicología y autoayuda. "Aprendí mucho de mí misma, de mis objetivos, de lo que soy como persona y de quién quiero ser. Entendí que debía prestar atención a mis objetivos, no obsesionarme con los del resto. Es increíble lo que la mente humana puede hacer o dejar de hacer, depende cómo uno perciba la situación".

Esta vez, fue más allá en la comparación: "Cuando era más chica todo pasaba por el tenis. No tenía tiempo libre, no podía disfrutar. Esto era simplemente un trabajo. Hoy eso cambió. Obviamente sigo siendo una profesional, pero trato también de encontrar tiempo para mí. Ir a la playa, juntarme a tomar algo con amigos, salir a pasear. Pequeñas cosas que han hecho una gran diferencia y que en otra etapa de mi vida me daba culpa hacer".

EFECTO FEDERER
Comienza la temporada sobre césped. ¿Jugador a esquivar? La respuesta, tranquilamente, podría ser la misma en los últimos doce años: Roger Federer. Sin embargo, el colombiano Alejandro Falla no ve con tanto recelo enfrentarse sobre la hierba al suizo, siete veces campeón de Wimbledon.

Es cierto. Falla está 0-8 en duelos ante Federer, con cinco cruces sobre la superficie verde. Pero el colombiano guarda buenos recuerdos, especialmente de los últimos tres cruces: lo tuvo 2-0 en sets en Wimbledon 2010, lo llevó al tercero en los Juegos Olímpicos de 2012 y cedió 7-6 y 7-6 en la final de Halle 2014.

"A pesar de haber perdido ese partido siempre me hacen buenos comentarios", explicó Falla al sitio web del torneo con relación al cruce de hace cinco años en La Catedral. "Me aportó mucha experiencia. La gente me reconoce haber tenido a Federer contra las cuerdas aquí, en la cancha central de Wimbledon, donde no perdía nunca", remarcó también en declaraciones a EFE.

Pese a la caída, Falla se quedó con una grata sensación y un recuerdo para la posteridad. "Me ayudó a seguir creciendo como tenista y como persona. Ese partido es una experiencia que le podré contar a mis hijos", apostilló.

EL HOMBRE VISIBLE
Por estos días se cumplen 10 años del debut de Andy Murray en el All England. En 2005, un joven británico de 18 años, y rankeado más allá del puesto 300, sorprendía escalando hasta tercera ronda, antes de caer en cinco sets con David Nalbandian, finalista del torneo tres años atrás.

Fue un quiebre en la carrera del escocés, desde entonces apuntado como "el heredero" de Fred Perry para romper la maldición que desde 1936 mantenía al torneo sin un campeón local.

"La atención que me dedicaron esa semana pasó de cero a mil, realmente. Después de mi partido de segunda ronda, tenía que ir a jugar mixto. Pero literalmente no podía salir de la cancha. Mientras volvía al lugar donde me hospedaba, tenía fotógrafos persiguiéndome...", recordó Murray antes de una nueva incursión en Wimbledon.

Semanas atrás, ya el jugador bromeaba con que le gustaría "ser invisible, de tanto en tanto": "No me divierte estar siempre preguntándome si habrá alguien con una cámara cuando salga de mi casa. Por eso me encanta viajar, ir a lugares donde no me reconocen".

Aunque escaparle al asedio británico a veces tampoco es suficiente: "Un año en Rotterdam, una fanática se subió conmigo al ascensor del hotel. Me dijo que había tenido un problema con su reserva y me pidió si se podía quedar esa noche en mi cuarto", graficaba. "Obviamente le tuve que decir que no".