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Ray Nitschke le dio rostro e identidad a la dinastía más dominante de la NFL

La imponente figura de Ray Nitschke en Green Bay era suficiente para intimidar a la mayoría. Getty Images

La redacción de ESPN.com.mx eligió a los jugadores más representativos para cada número de jersey, desde el 99 hasta el 1, para dar a conocer sus semblanzas a modo de conteo regresivo hasta el arranque de la temporada regular del 2015. Aquí puedes consultar la lista completa.

MÉXICO -- La década de los 1960s fue la era dorada de los apoyadores en la NFL.

Las reglas de la liga no favorecían tan marcadamente a las ofensivas, específicamente al juego aéreo, y si los atacantes deseaban avanzar el ovoide y anotar puntos, debían hacer buena parte del trabajo a ras de tierra.

Monstruos como Sam Huff, Joe Schmidt, Chuck Bednarick, Bill George y Les Richter patrullaron los emparrillados imponiendo su ley antes de dar paso a los Willie Lanier, Mike Curtis, Dick Butkus, Tommy Nobis y Chuck Howleys de la liga para sentenciar y castigar a los ofensores.

Entre todos ellos, Ray Nitschke todavía conserva un sitio especial.

Los Green Bay Packers eran, sin lugar a dudas, la dinastía de la década. Vince Lombardi tomó al equipo en 1959, un año después de que la franquicia registrara la peor marca en la historia de la organización --un 1-10-1 bajo Ray Mclean--, y la mejoría fue instantánea. Los Packers de Lombardi terminaron con un registro de 7-5, su primera temporada ganadora en 12 años. Sin embargo, lo más importante fue que Lombardi heredó a una escuadra repleta de talento y encontró la manera de explotar ese talento al máximo.

Bart Starr, Jim Taylor, Paul Hornung, Jim Ringo, Jerry Kramer y Forrest Gregg eran los componentes de una maquinaria ofensiva temible, ejecutando a la perfección la "Power Sweep" de Lombardi.

Defensivamente, sin embargo, un sólo nombre servía de contrapeso al bombo de los estelares ofensivos: Nitschke.

El draft del '58 fue particularmente fructífero para Green Bay. El apoyador Dan Currie llegó en la primera ronda, Taylor en segunda vuelta, y Kramer fue una joya de la sexta vuelta. Sin embargo, ninguno fue ellos fue mejor selección que Nitschke, un apoyador y fullback de la Universidad de Illinois elegido en la tercera ronda.

Pero el impacto de Nitschke no fue inmediato. Aunque fue titular en varias ocasiones como novato bajo McLean, Lombardi lo relegó a la banca en 1959.

En 1960, Lombardi tomó una decisión crucial a mediados de la campaña: "Ray, el puesto de apoyador medio es tuyo... nos vamos a hundir o vamos a flotar contigo". Ese partido en Detroit, en Día de Acción de Gracias, fue el último que perdieron los Packers en la temporada regular.

Green Bay alcanzó el Juego de Campeonato de la NFL por primera vez desde 1944, y aunque sucumbieron ante los Philadelphia Eagles por 17-13, la semilla había quedado plantada. Los Packers de Lombardi ganaron cinco títulos de la NFL en los siguientes siete años, incluyendo las ediciones I y II del Super Bowl.

El mejor partido de Nitschke fue, probablemente, el Juego de Campeonato de la NFL de 1962, cuando los Packers vencieron por segundo año consecutivo a los New York Giants en el encuentro final. Nitschke recuperó dos balones sueltos y desvió un pase de Y.A. Tittle a las manos de Currie. Nitschke y Taylor fueron nombrados los Jugadores más Valiosos y por aquellos años, el apoyador ya era considerado el mejor en su posición en la liga.

El estilo agresivo e implacable de Nitschke era tan reconocible como su rostro. El apoyador perdió los cuatro dientes frontales superiores en 1956, cuando Illinois visitaba a Ohio State en Columbus. En la patada de salida, el casco de un jugador de los Buckeyes se incrustó en el rostro de Nitschke --quien no usaba barra protectora-- y le tiró los dientes. En la banca, le colocaron algodones en la boca y Nitschke jugó la totalidad de los 60 minutos del resto del partido --jugaba ofensiva y defensiva-- escupiendo sangre. Siempre que se encontraba con algún ex alumno de Ohio State, se sacaba los dientes postizos y decía, "Mira lo que me hizo tu escuela".

"Quieres que te tengan respeto cuando mandan una jugada en tu dirección", dijo Nitschke alguna vez ante reporteros. "Quieres que sean tímidos y luego un poco más tímidos a la siguiente. Quieres que recuerden que estás allí".

El ex mariscal de campo de los Houston Oilers, Dan Pastorini, recordó previo al inicio de un partido frente a Green Bay, a Nitschke vociferando en contra de los oficiales: "¡Vamos 'Ref', lance la maldita moneda! ¡Terminemos con esto!".

La intensidad y ganas de intimidar de Nitschke no se limitaban al día del juego.

"Ray a veces olvidaba que era una práctica", recordó Gregg en una entrevista con el Milwaukee Journal-Sentinel en el 2009. "Llegó y me golpeó con su enorme antebrazo. Usualmente no le pegas así a alguien en esa situación, pero así era Ray. Así que en la siguiente, lo golpeé de vuelta. Entonces chocamos de nuevo en la siguiente jugada y el coach Lombardi intervino rápidamente y nos separó. Agradezco que Lombardi lo detuviera, porque Ray me podría haber matado".

La fortaleza de Nitschke era probada todos los días en las colisiones contra Taylor, y en días de juego se recuerdan sus batallas frente a Jim Brown de los Cleveland Browns y Mike Ditka de los Chicago Bears. Pero si los mejores jugadores ofensivos de la época no intimidaban a Nitschke, tampoco los postes de metal. En una ocasión, los fuertes vientos durante una práctica de los Packers derribaron una torre que utilizaba Lombardi para observar a sus jugadores desde lo alto. La estructura cayó sobre Nitschke.

"¿Quién está allí abajo?", preguntó Lombardi.

"Nitschke", respondió Starr.

"Ah, él", dijo Lombardi, señalando a su equipo continuar con el entrenamiento.

Nitschke se levantó con una sonrisa en el rostro y un hoyo en el casco, luego de que un tornillo de las vigas metálicas atravesara la protección. Lo único que hizo fue pedir otro casco al encargado de la utilería para seguir entrenando.

Incluso en sus días finales de la NFL, cuando sus facultades habían disminuido, era difícil acostumbrarse a no verlo repartiendo el castigo. En 1971, el entonces entrenador Dan Devine lo mandó a la banca, colocando como titular al novato Jim Carter. Pero a pesar de que los cánticos de "We want Nitschke!" retumbaban por todo Milwaukee County Stadium, el estelar jamás se quejó públicamente de su degradación.

Nitschke se retiró después de la temporada de 1972, pero siguió siendo una figura influyente para la organización de Green Bay y su enorme sombra siguió cubriendo a defensivos de los Packers por años, hasta su muerte en 1998.

"Lo que la gente no entiende afuera de Green Bay es que debemos exorcizar esos fantasmas: Willie Wood, Willie Davis, Bart Starr, Ray Nitschke", dijo el ala defensiva Sean Jones, previo a la conquista del Super Bowl al término de la temporada de 1996. "Creo que Ray Nitschke piensa que apestamos".

El retiro no disminuyó la pasión de Nitschke por el hambre de triunfo en Green Bay. Tampoco se volvió manso.

"Nitschke, él es realmente intenso", dijo Reggie White unos días antes de la conquista del Super Bowl XXXI. "El viene y te da una bofetada en la cara y dice, '¡No pueden perder este partido!'. Es como un coach, pero después de un tiempo le dices, 'Ray, debes dejar de golpearme".

Nitschke fue enaltecido al Salón de la Fama en 1978, y fue elegido a los equipos ideales del Aniversario N° 50 y Aniversario N° 75 de la NFL, único apoyador en aparecer en ambas listas. Su jersey N° 66 es uno de cinco retirados por Green Bay al momento --serán seis una vez que salga de circulación el N° 4 de Brett Favre este mismo año-- y uno de los campos de práctica de los Packers lleva su nombre, lo mismo que el famoso almuerzo, "Ray Nitschke Luncheon", que se celebra un día previo a la ceremonia de ingreso al Salón de la Fama todos los años, tradición que él comenzó.

Pero para todos sus logros, resulta casi incomprensible que Nitschke solamente jugara en un Pro Bowl (1964) y fuera nombrado dos veces al primer equipo All-Pro (1964 y 1966).

Después de todo, se trata del jugador que le dio un rostro y una identidad a la defensiva de la dinastía más dominante en la historia del deporte, los Packers de Lombardi.