Francisco Villalobos R. 9y

Todo camino tiene una final

SANTIAGO -- El 10 de agosto de 2007 Marcelo Bielsa fue presentado como técnico de la selección de Chile. Apenas 22 días antes, la sub 20 de Sánchez, Medel, Vidal e Isla caía 3-0 en la semifinal del Mundial de Canadá ante la Argentina de Agüero, Di María, Romero y Banega, en un partido que dejó como única enseñanza la lección de que si se sale a pegar no se consigue nada.

Un año, dos meses y cinco días después de que el rosarino se puso el buzo de la roja, precisamente el 15 de octubre de 2008, Chile venció por primera y única vez a Argentina en un duelo por los puntos. Aquel partido, por añadidura, concedió la irrestricta instrucción de que con fútbol y concentración las probabilidades de vencer el siempre difícil equipo trasandino son mucho mayores.

El Loco llegó a nuestro país gracias a la gestión de Harold Mayne-Nicholls, quien le ofreció un proyecto amplio y a largo plazo, donde se pudiera planificar desde las divisiones menores hasta la adulta, con el objetivo claro de volver a un mundial después de dos clasificatorias espantosas.

Bielsa, cómo no, sabía de esa nueva camada de futbolistas chilenos y conocía también los talentos de otros que no integraban ese grupo, como Claudio Bravo, Jorge Valdivia, Jean Beausejour y Matías Fernández.

Así, el plan era aprovechar a estos jugadores y entregar una identidad clara, un desarrollo sostenido y un sello de juego característico con el que Chile pudiera volver a la gran escena del fútbol mundial. Y, por qué no, la ilusión de pelear un título importante.

El segundo lugar de la eliminatoria para Sudáfrica 2010 fue el primer resultado valioso de la base de futbolistas que actualmente representan al país. El Mundial, por su parte, fue la aproximación real al primer nivel. Y también la ratificación de que se iba por el camino correcto. Sin embargo, la abrupta salida de Mayne Nicholls del cargo de Presidente de la asociación de fútbol chilena llevó a Bielsa a optar por el fin de su estadía como DT de la Roja: "Considero mis tres años y medio en Chile un regalo de la vida", fueron parte de sus palabras.

Parecía que todo atisbo de éxito terminaba ahí. Los jugadores eran los mismos, mas era la idea bielsista la que había marcado a la parcialidad local. El fin del romance entre Chile y el rosarino derrumbaba la esperanza. Pero, a pesar de todo, este era el comienzo del camino. Los vestigios del DT no tardaron en llegar.

Nombres como Berizzo y el propio Sampaoli tuvieron sus oportunidades en el torneo local por ser considerados de la raíz bielsista. Aunque también otros que decían ser de ese mismo grupo se aprovecharon de la ocasión y derramaron fracasos.

Con la ida de Bielsa fue Borghi el que tomó la posta, pero su periodo trajo más penas que alegrías. Sus dos años en el cargo se vieron opacados por constantes actos de indisciplina y los resultados deportivos no fueron los esperados. La llegada de Sampaoli en su reemplazo permitió recuperar el estilo en el que se había trabajado en un principio. Los jugadores estaban más grandes, actuaban en ligas exigentes y tenían un Mundial en el cuerpo. Además, el casildense contaba con su propia base (Aránguiz, Díaz, Vargas y Rojas), con los que consiguió casi todos los títulos que peleó en la U, y a los que sabía hacer rendir de la mejor manera. Por esta vía Chile comenzó a recuperar el sitio en el que El Loco la había dejado.

Tras dos años y medio como seleccionador, y una muy buena actuación en el Mundial de Brasil 2014 entremedio, Sampaoli le ha agregado sus matices al juego de la Roja. El equipo tiene una chapa que lo distingue y aunque la formación muta según la necesidad, siempre mantiene un timbre inconfundible. Más allá del esquema, su equipo busca siempre el juego asociado, a ras de piso,la posesión de la pelota, el ataque por la bandas y la llegada de los volantes medios en posición de gol. La defensa es la encargada de hilvanar cada inicio y los delanteros son los primeros en presionar la salida contraria.

Los atributos que tiene esta generación después de ocho años de trabajos y vivencias son irrefutables. Son esos mismos los que le han brindado la posibilidad de que este sábado puedan pelear por ese título tan esquivo, ante la Argentina de Messi y Mascherano, a pesar de que se trate de empañar su merecimiento con factores externos.

La certeza es que este grupo de jugadores chilenos tiene la oportunidad real de lograr ante su gente la primera corona en más de 100 años de competencias . Y con un camino a cuestas que la respalda, porque, como dijo Bielsa, todo se equilibra al final.

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