Heriberto Murrieta 9y

Hasta pronto... Maestro

MÉXICO -- Jacobo Zabludovsky debe ser recordado por ser una persona extraordinaria, un gran periodista, un hombre muy culto, un gran conversador, un individuo que tenía un espíritu indeclinable, una disciplina férrea, una disposición total para trabajar.

En lo personal lo recordaré como un excelente amigo, jefe, un gran consejero. Después de haber sido su alumno, pudimos cultivar, en los últimos años, la amistad, por ello pienso que así debemos de recordar a Jacobo, un personaje hasta cierto punto poliédrico.

Todos los grandes seres humanos tienen debilidades y defectos, sé que Jacobo ha tenido muchos detractores, pero hasta los mayores calumniadores reconocen en Jacobo a una persona brillante, un hombre inteligente, muy talentoso y un periodista en toda la extensión de la palabra.

Nosotros debemos aprenderle su oficio, su forma de decir las noticias, sin rodeos, sin muletillas, sin adornos innecesarios, las formas tan concretas y también expresadas de decir las cosas. Así pienso que debemos tomar nota los periodistas de esta época.

Debemos tomar nota de cómo era Jacobo para vivir intensamente, positivamente, vivir con plena conciencia de tus defectos y virtudes pero seguir con la frente en alto y capitalizar esas virtudes, para saber llevar adelante una vida muy plena y disfrutable, como en el caso del ‘Maestro’. Recuerdo muchos momentos, muchas vivencias, situaciones simpáticas con Jacobo, pero el que siempre tendré en la mente es un momento muy jocoso, cuando yo le decía “oiga maestro, yo le debo mucho” y él me respondía “¡Pues ya págame!”.

Esa era la ironía fina de Zabludovsky, su sentido del humor, un humor bastante negro pero con una gran velocidad mental.

Con él tuve muy buenas pláticas, pero sobre todo formativas, me presionaba mucho y me exigía al máximo y eso me hizo superarme mucho en esta carrera. Siempre lo recordare. Hasta pronto... Maestro.

^ Al Inicio ^