Eugenio Martínez Ruhl 9y

Las grandes estrellas de Toronto 2015: La estadounidense Coughlin

BUENOS AIRES -- Es paradójico, pero una dura lesión en el hombro cuando su carrera recién comenzaba fue lo que forjó a la campeona que lleva adentro la nadadora estadounidense Natalie Coughlin. 

Con apenas 17 años, ya era famosa en el ambiente de la natación estadounidense pero a nivel mundial era aún una ignota. Fue en ese momento cuando su hombro adolescente le pasó factura. No pudo ser más inoportuno. 

La adolescente nadadora estaba terminando la preparación para su debut olímpico en los Juegos de Sidney 2000. Tenía el presentimiento de que allí en Oceanía era donde su carrera iba realmente a comenzar. Donde su enorme talento se haría famoso en todo el planeta. Pero llegó el crack en el hombro. 

El mundo, las ilusiones y los planes se derrumbaron en un segundo. Fue una de esas lesiones que llevan a muchos jóvenes en sus mismas condiciones a abandonar el deporte de alta competencia. 

Pero la bella Natalie lo llevaba en su interior. La depresión existió, pero duró poco. Mirar por la TV esos Juegos Olímpicos que ella soñaba suyos fue duro. Pero fue lo que le dio el impulso para seguir. Los frutos de esa persistencia no tardaron en llegar. 

El mundial de Fukuoka, algo más de un año después, pasó a ser su momentum. Allí se consagró campeona en los 100 metros espalda, con 19 años recién cumplidos. Para ella fue la ratificación. Si esa lesión no había podido con su alma, ya nada la detendría. 

Un año después se transformaría en la primera nadadora de la historia en bajar el minuto en su prueba favorita, los 100 espalda. De allí en más, los lauros empezaron a llegar en catarata, y los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 marcaron tal vez un hito en ese sentido, ya que de allí volvió con cinco medallas, dos de ellas -las de 100 metros espalda y el relevo 4x200 metros- de oro. 

Natalie, nacida el 23 de agosto de 1982 en Vallejo, California, es hija de un oficial de policía y una auxiliar de abogados. Su primera competencia en una pileta fue a los seis años: "Estaba en un 25 metros mariposa. No conseguía sacar los brazos fuera del agua y fui descalificada". Hoy lo cuenta entre risas, pero fue un momento agrio en su infancia.

Casi como una regla implícita, los obstáculos la fortalecieron en diferentes momentos de su vida. A los Juegos Panamericanos de Toronto va a llegar con casi 33 años, y luego de varios soportando las preguntas sobre cuándo se va a retirar, ahora que está casada.

Ella asegura que está en el mejor momento físico de su carrera. Es que después de volver a brillar en Beijing 2008, donde se convirtió en la primera deportista de su país en ganar seis medallas en una mismos Juegos Olímpicos -una de oro, dos de plata y tres de bronce- y la primera mujer en ganar la dorada en los 100 espalda en Justas consecutivas, a Londres 2012 no llegó en un gran momento y 'apenas' logró obtener una presea de bronce. 

"No quedé conforme con mi performance en Londres, y creo que no era justo que mi última imagen en la piscina olímpica fuera esa", asegura ahora esta ganadora de 12 preseas. Ese fue el obstáculo que necesitaba para pensar en un nuevo desafío olímpico. 

Tiene a Río 2016 entre ceja y ceja, y para arribar a ese evento como pretende, explica que "el año previo a los JJOO es muy importante. Mi actuación en Toronto me permitirá saber en qué situación me encuentro. Es el último gran paso antes de las últimas pruebas para Río".

Coughlin no deja nada librado al azar. No lo dejó a los seis años, tampoco a los 17, y menos lo va a hacer ahora a los 32.

Gracias a ello, los espectadores podremos disfrutar de ella en estos Panamericanos.

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