Paola Núñez | Corresponsal 9y

Casillas dice adiós bañado en llanto

MADRID – Bañado en lágrimas y con la voz entrecortada, el último canterano en portar el gafete de capitán en el Real Madrid dijo adiós. Solo, sin un solo representante del club a su lado como apoyo institucional, Iker Casillas se despidió del club que lo vio nacer como futbolista en una comparecencia ante la prensa celebrada este domingo en el Santiago Bernabéu. Un acto breve y con aire de profunda tristeza al que el portero acudió por compromiso, luego de una tensa semana de negociaciones para sellar su traspaso al Porto.

Iker rompió a llorar apenas tomó la palabra. Único maestro de ceremonias, Iker intentaba relajar el ambiente con alguna broma a los fotógrafos que se aglutinaban para tener una imagen. La última del jugador en la que fuera su casa los últimos 25 años. Pero no pudo ocultar el abatimiento y dolor que le produjo el momento.

“Me comprometí a leer esto, así que vamos a ello”, dijo cuando pudo retomar el aliento. En la sala, algunos periodistas le animaban a hablar con aplausos mientras el resto permanecía expectante ante el mensaje al que dijo estar comprometido a trasmitir.

“Gracias por haber venido a este gran estadio para despedirme de todos vosotros y en especial de los madridistas. Como todos saben, ayer dejé de ser parte del Real Madrid”, leyó con voz entrecortada el ex-arquero merengue al inicio del discurso que durante 15 minutos mantuvo el mismo tono institucional.

Por momentos, a Iker le costaba leer lo que tenía escrito y agitaba las hojas de cuando en cuando, quizás para contener las lágrimas que en cada pausa se asomaban a sus ojos. Comenzó por dar una explicación sobre “los motivos” que lo orillaron a firmar por el Porto, que resumió en “la ilusión que me han transmitido el presidente y el entrenador.

De la presión que ejerció el club merengue para forzar su salida ante la posible llegada de David De Gea y la fractura en las relaciones con la presidencia del club no dijo nada. Mucho menos dio explicación alguna a lo acontecido en los últimos tres días, cuando su salida estuvo a punto de quedar bloqueada pues no lograba ponerse de acuerdo con las cabezas del club en la manera en que se le pagaría el finiquito.

En su lugar, agradeció el apoyo a su gente; sus padres, mujer e hijo, no sin antes dar un repaso a su vida en la institución. Tuvo un recuerdo para “cada uno de mis compañeros en estos 25 años. Únicos; irrepetibles. Todos son familia”, y después a todos sus entrenadores.

“Agradecer a Mezquita, que en paz descanse, que me rescató para el Benjamín Futbol 7 (del Real Madrid), hasta el último, Carlo Ancelotti. Me acuerdo todos ellos. De todos he aprendido muchas cosas, de sus cuerpos técnicos. Todos me han dado consejos. De todos he aprendido muchísimo”, señaló Iker Casillas poniendo énfasis en ese “todos”, pues no escapa el detalle de que la ruptura con el penúltimo, José Mourinho, una de las razones que aceleraron su caída en desgracia ante gran parte de la afición y, eventualmente, la directiva del club.

Aun así, el arquero hizo a un lado los amargos momentos de los últimos dos años y medio en que la grada le ha repudiado una semana sí y otra también. Obvió, por supuesto, el oscuro mote de ‘topo’ que lo acompañó desde que Mourinho lo señalara como fuga de información del vestidor. El escrito que Iker leía, a veces más rápido de lo que podía, destacaba el aspecto positivo del madridismo, esa afición a la que, en realidad, iba dirigida su comparecencia.

“Gracias a todos vosotros, al madridismo que no conoce fronteras. Gracias por su apoyo incondicional desde que llegué a los 18 años. Por acompañarme en las buenas y las malas. Por tenderme la mano para ayudar a levantarme. Ya lo he dicho varias veces, pero lo repito: por encima de ser un buen portero o mal portero, solo espero que la gente se acuerde de mí por ser buena persona. Por tanto, gracias, miles de gracias. Nunca los podré olvidar y estar seguros de que allá a donde vaya seguiré gritando ¡Hala Madrid!”, concluyó su lectura.

Iker no quiso esperar a la foto final. Apenas escuchó los aplausos de despedida que le dedicó media sala. Inmediatamente se levantó y se dirigió tan rápido como pudo a la puerta de salida dejando detrás de sí tan solo un silencio incómodo que hacía más evidente el vacío.

^ Al Inicio ^