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El calendario en contra

BUENOS AIRES -- La última imagen de River quizá no es muy alentadora. Empató en su estadio con el modesto Temperley, que lo sometió a más sobresaltos de los esperados.

A las puertas del partido decisivo de Copa Libertadores (el martes ante Guaraní), el panorama se torna preocupante. Aunque cabe como excusa que los dirigidos por Gallardo, además de estar distraídos por el compromiso internacional, no eran los titulares. No eran estrictamente River.

Pero el River estricto, el que afrontará el tramo final de la anhelada Libertadores, tampoco es una formación sólida. Sencillamente porque atraviesa una transición. Y la tregua forzosa de la Copa América no ha sido lo que se dice una ayuda para ensayar los cambios indispensables.

Capricho de los calendarios, en el momento en que River debe redefinir algunos lugares clave de su diseño, se le vienen partidos de máxima exigencia en lugar de amistosos de calentamiento.

A saber, con la deserción del pintoresco Teo Gutiérrez, Gallardo se ve obligado a mover drásticamente el tablero. ¿Improvisará a Saviola como delantero de área? Saviola no juega de titular desde febrero y se le nota. A decir verdad, es imposible arriesgar cuántas de sus destrezas y qué porcentaje de su velocidad ha sido capaz de retener en todos estos años. Habría que dejarlo rodar, pero no hay tiempo.

¿Se inclinará por el uruguayo Viudez? Dicen que Gallardo lo aprecia especialmente (lo dirigió en Nacional). La chance de Cavenaghi no suena verosímil. Hoy juega como un grato recuerdo más que como un delantero peligroso. Aunque nunca se sabe.

¿Driussi? Su destino parece alejarlo del área. Gallardo acaso lo ve más como un dinámico volante que como un nueve. Suena razonable que al entrenador de River lo consuman las dudas.

En la mitad de la cancha, el doble cinco de Kranevitter y Ponzio es intachable y el pródigo Sánchez por la derecha tampoco merece objeciones. Sin embargo, con Pisculichi lesionado y Rojas en México, la personalidad de esa línea se diluye. Se diría que es necesario reforzar la función creativa. Ampliar la imaginación para atacar, algo que a River le cuesta.

Y entonces Gonzalo Martínez se convierte en candidato principal. Claro que el ex futbolista de Huracán ha tenido hasta aquí una conducta espasmódica. Alternó acciones vertiginosas y desequilibrantes con torpeza y confusión. No se consolidó, no está maduro, pero a Gallardo no le sobran opciones.

Con Lucho González rige la misma incertidumbre que con Saviola. Sólo el correr de los meses despejará la incógnita.

En el fondo, si se recupera Mercado, River se mantendrá fiel a la historia reciente. Allí no hay goteras y la primera línea del recambio, Emanuel Mammana, es más que promisoria. Quizá sólo en la defensa el DT encuentre previsibilidad. Pero debe lograr que los once hablen un lenguaje común y coherente.