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Chicharito a la deriva: ¿Acaso Chivas es la solución?

Aquel gol del 22 de abril en el Bernabéu se suponía que cambiaría todo para Javier Hernández, el imán irresistible del fútbol mexicano. El pase de Cristiano Ronaldo, la definición suave que acarició la red y el festejo en el que el desborde de emoción se fusionó con la incredulidad de que sí, el momento consagratorio que el Chicharito tanto había esperado con la camiseta del Real Madrid llegó en toda su gloria junto a su cara en la tapa de todos los diarios alrededor del planeta al día siguiente.

El dilema sobre la titularidad tan ansiada del delantero azteca era finalmente legítima en la casa blanca y Karim Benzema debía empezar a preocuparse…hasta que tres meses después todo ha vuelto a desmoronarse para el Chicharito.

Triunfar en Europa podrá ser una obsesión para CH14, una manera indispensable de validar toda la prensa e idolatría que arrastra a su paso, pero si su objetivo es ser verdaderamente feliz futbolísticamente permítanme proponer algo distinto: Que Hernández regrese a Chivas.

A un jugador le podés quitar muchas cosas, pero no la dignidad. Eso es exactamente lo que el Real Madrid le hizo y a lo que el Manchester United somete a un optimista del gol que tendrá sus defectos pero se rompe el alma en cada práctica y cada partido y no merece ser tratado de esa manera.

Así que llegaron los rumores que convirtieron al Chicharito en blanco de diversos clubes: El Sevilla en España, el Liverpool y West Ham en Inglaterra, el Benfica de Portugal, el Mónaco de Francia, el Milan de Italia, el Orlando City y el Red Bull de Estados Unidos y más recientemente el Besiktas de Turquía.

Hay algunos o varios que dirán que volver a México en este momento sería un fracaso para Hernández a los 27 años de edad, pero yo no lo veo de esa manera. Llamémoslo la ¨Receta Osvaldo¨.

La ¨Receta Osvaldo¨ se llama así por Daniel Osvaldo, un centrodelantero italo-argentino de 29 años que tenía la reputación de ser el ¨chico malo¨ del fútbol, se veía lejos del Southampton, el club que lo mandó a préstamo al Inter de Italia para luego buscar un nuevo hogar adoptivo al no encajar allí tampoco.

Contra todo pronóstico, él resignó un montón de dinero para jugar la Copa Libertadores y el torneo local a préstamo con Boca, habiendo vuelto a su Argentina natal tras diez años de ausencia.

El principal obstáculo de la vuelta de CH14 a México sería el monto exorbitante de su pase, una clausula de 25 millones de euros establecida por el Manchester United, otro gigante de Europa dirigido por un Van Gaal que no lo quiere ver ni en figuritas.

Sin embargo, las cifras millonarias del pase pueden reducirse si Chivas, digamos, consigue un inversor que lo ayude a costear un préstamo por seis meses con opción para seis meses más por el mismo monto y luego la opción final de compra.

Olvídense del monto del contrato, lo más valioso que Osvaldo recuperó al menos por un tiempo fugaz pero espectacular fue la felicidad de jugar al futbol. El simple hecho de meter un gol en La Bombonera, de que la hinchada coree su nombre, de ser tapa de las revistas y estrella de rock en su tiempo libre fue la mejor inversión que él pudo haber hecho como persona y jugador revalorizándose a fuerza de goles y cariño. Si no fuese por sus recientes problemas personales, él hubiese vuelto a ser citado por Conte a la selección italiana en junio de este año.

El Chicharito no tiene los inconvenientes de conducta de Osvaldo, pero su problema es que aspira a formar parte de un rompecabezas en el que la elite del fútbol le dice que, hoy por hoy, no encaja.

Dejemos algo bien en claro, Hernández no puede darse el lujo de irse a Turquia, eso sería un pase de gol directo al olvido. Si hablamos de Europa, el Mónaco y el Sevilla le encajarían mejor como desafío deportivo sin perder notoriedad, y la MLS sería un paso atrás deportivamente para él con el ingrediente agregado de simple marketing insulso.

Al igual que Osvaldo, Hernández tendría que resignar varios lujos europeos para regresar al club que lo vio nacer, ¿pero acaso la recompensa emocional no valdría más que la perdida monetaria temporal?

Imaginen al Chicharito regresando al Estadio Omnilife repleto bajo una lluvia de aplausos como máximo responsable de que el Rebaño Sagrado haya ganado su primer título local desde el Apertura 2006, dejando su marca indeleble en la historia del fútbol mexicano.

Ahí sí, con la cabeza limpia y el corazón contento, podría volver a escribir un nuevo capítulo del otro lado del Atlántico.

Es improbable que eso suceda, es más probable que hoy por hoy hasta la camiseta rojiblanca del Atlético Madrid sea suya que la de Chivas, pero el fútbol es el arte de lo impensado.

Javier Hernández es un goleador dedicado que aparece cuando su equipo más lo necesita para salvarse, pero esta vez quizás el regresar a casa sea lo que él necesita para salvarse a si mismo en medio de esta tempestad.