John Clayton 9y

Han cambiado los límites para las extensiones contractuales en la NFL

BRISTOL -- La reciente fecha límite del 15 de julio para que aquellos con la etiqueta de jugador franquicia firmaran extensiones a largo plazo no fue un momento histórico, pero sí fue significativa para ciertos elementos.

Los cuatro acuerdos multianuales que se concretaron le inyectaron nueva vida a lo que se había convertido en un mercado estático para recontrataciones. Dez Bryant y Demaryius Thomas llevaron el mercado de los receptores abiertos de primera línea hasta la marca de los 14 millones de dólares al año (No obstante el contrato de Calvin Johnson de 16 millones anuales). Justin Houston dio un salto monumental con su acuerdo por seis temporadas y 101 millones de dólares. Y el convenio de Stephen Gostkowski por 4.3 millones al año creó una nueva meta para los pateadores de ligar.

Dos factores principales permitieron que estos acuerdos se finalizaran. Primero, el rápido incremento en las cifras para jugadores franquicia ayudó a que Bryant y Thomas superaran el techo previo para contratos de receptores abiertos, que estaba entre 11 y 12 millones de dólares anuales. ¿El otro factor? Un draft estelar del 2011 --que lleva a la fecha 12 jugadores de Pro Bowl entre las primeras 16 selecciones y un total de 23 jugadores de Pro Bowl-- ha ayudado a elevar el mercado de un modo importante. Richard Sherman, un recluta de quinta vuelta del 2011, ayudó a fijar el mercado para esquineros en 14 millones de dólares anuales, y Patrick Peterson, recluta de primera ronda del mismo año, lo superó con 14.1 millones anuales.

De hecho, 14 de los 62 jugadores actuales que cobran al menos 10 millones de dólares anuales proviene de esa clase del 2011, y al menos siete de los 11 que juegan sus opciones a la quinta temporada contractual deben recibir nuevos pactos en el mismo rango. Eso no incluye al novato no reclutado del 2011, Junior Gallette, quien firmó una extensión por cuatro temporadas y 41.5 millones de dólares.

Esas cifras son significativas porque la generación del 2011 fue la primera en firmarse bajo la escala de pagos de novatos, y por lo tanto la primera en demostrar que los acuerdos monumentales están en el horizonte para aquellos que superan sus contratos originales.

Revisemos ahora los potenciales efectos secundarios de estos acuerdos recientes, incluyendo a algunos de los miembros de la clase del 2011 que todavía no reciben sus extensiones.

1. Houston, podríamos tener un problema. El convenio de Houston por 101 millones de dólares podría ser el acuerdo más importante firmado este año. Clay Matthews de los Green Bay Packers había sido el apoyador externo de sistema 3-4 mejor pagado de la liga con 13.2 millones anuales. Houston fue capaz de convencer a los Chiefs de tratarlo como un cazador de mariscales de campo de élite, no solamente como un apoyador externo. Esa concesión permitió a Houston superar el acuerdo de Mario Williams, por 16 millones de dólares anuales, y el convenio de J.J. Watt, por seis campañas y 100 millones de dólares. Aunque eso es grandioso para Houston, podría dificultar las cosas para que los Denver Broncos y San Francisco 49ers extiendan los convenios de Von Miller (segundo recluta global del 2011) y Aldon Smith (séptimo recluta global), quienes pueden esgrimir argumentos similares. También vale la pena preguntarse si un apoyador externo de sistema 3-4 cobrando dinero de mariscal de campo puede frenar el número de equipos que desean hacer la conversión a ese esquema defensivo. Los equipos que acierten con sus apoyadores externos podrían no ser capaces financieramente de retenerlos. Hace algunos años, Terrell Suggs de los Baltimore Ravens debió interponer una queja cuando fue designado apoyador después de una campaña en la que él argumentó que más del 50 por ciento de sus jugadas defensivas fueron sobre la línea defensiva atacando al mariscal de campo. Houston usó ese argumento a su beneficio, y quizás cambió definitivamente el modo en que se les paga a los apoyadores externos.

2 A la espera de grandes contratos. Los acuerdos por cinco temporadas y 70 millones de dólares firmados por Bryant y Thomas probablemente serán superados por A.J. Green (cuarto recluta global del 2011) y Jones (sexto global). La pregunta es cuándo. Thomas y Bryant están obteniendo sus extensiones antes de comenzar sus sextas campañas profesionales. Si Green y Jones acuerdan, digamos extensiones de cuatro años, antes de que arranque la temporada entrante (su quinta en la NFL), estarían en posibilidad de esperar otra extensión con un año menos de recorrido que Bryant o Thomas. Eso les podría beneficiar a la larga; estudios recientes demuestran que los receptores empiezan su declive en sus séptimas u octavas temporadas.

3. Impacto al mercado de alas defensivas. Watt es --y será en el futuro cercano-- la excepción en el mercado de los alas defensivas de sistema 3-4. Su salario de 16.6 millones de dólares anuales es masivo, pero eso está bien: los jugadores lo consideraron el mejor jugador de la liga esta temporada baja. El mercado secundario de alas defensivas de sistema 3-4 ha recibido un impulso, también. Cameron Jordan recibió una extensión por 11 millones al año con los New Orleans Saints; Corey Luiget recibió 10.25 millones por año de los San Diego Chargers; y hace unos días, Cameron Heyward recibió una extensión por 10.4 millones anuales de los Pittsburgh Steelers. Imaginen el impacto sobre los New York Jets, quienes cuentan con tres grandes alas defensivas de sistema 3-4 --Muhammad Wilkerson (recluta N° 30 global del 2011), Sheldon Richardson, y el novato Leonard Williams. Wilkerson está por agotar su opción contractual a la quinta temporada, y el pacto de Richardson se vence en el 2017. Es altamente improbable que puedan retener a ambos.

4. El mercado para tackles defensivos. Marcell Dareus no se acercará al contrato que recibió Ndamukong Suh (19.062 millones de dólares por año), pero podría ser capaz de superar el salario de Gerald McCoy, de 13.6 millones anuales. La opción al quinto año contractual de Dareus, reclutado tercero global en el 2011, supera los 11 millones de dólares, lo que significa que los Buffalo Bills ya cuentan con cuatro linieros defensivos que promedian más de 9 millones de dólares por año.

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