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Josh Hamilton, el guardabosques izquierdo de los Vigilantes de Texas, fue abucheado en forma sonora por los aficionados de los Angelinos de Los Ángeles, este viernes, en el estadio de Anaheim, durante sus primeros dos turnos al bate. Era la primera vez que Hamilton enfrentaba al que fuera su equipo durante las temporadas de 2013 y 2014, para luego ser transferido, a principios de la presente campaña, al equipo de donde había llegado, los Vigilantes, en medio de una enorme controversia, luego de que el pelotero admitiera que había recaído en su adicción a las drogas y al alcohol. Hamilton había sido sometido a una operación de su hombro, el pasado invierno y, según sus declaraciones, la organización del Condado de Orange no le permitió que realizara sus trabajos de rehabilitación, dentro de sus facilidades. “Ellos me dijeron que podría realizar mi rehabilitación en Dallas, o en Houston, o en donde yo quisiera, pero no en el complejo de los Angels en Tempe, Arizona, junto al resto del equipo”, reveló Hamilton, quien agregó que después de esa negativa, por parte del que era en ese momento su equipo, “quedé un poco frustrado y preocupado sobre el estado de nuestra relación”. Los Angelinos, durante todo ese trance, mantuvieron, a través de su propietario, Arte Moreno, y de su entonces gerente, Jerry Dipoto, una actitud de dureza hacia el pelotero, hasta que terminaron por transferirlo a los Vigilantes. Antes del primer duelo de su serie de tres frente a la novena de Texas, el timonel de los Angelinos, Mike Scioscia, fue consultado al respecto de la clase de recibimiento que anticipaba para Hamilton, por parte de los aficionados, y el dirgente apuntó. “No hemos ni pensado en ello, creo que ya hablamos lo suficiente de él cuando estuvo con nosotros, y seguimos pensando lo mismo. Por ahora, nosotros estamos muy ocupados con otro tipo de situaciones que conciernen a nuestro equipo. En cuanto a Josh, le deseamos lo mejor, pero trataremos de ponerlo out esta noche”, dijo Mike Scioscia. Y, por cierto, en su primera aparición en la caja de bateo, ante los lanzamientos del abridor Nick Tropeano, Josh Hamilton terminó abanicando la brisa, comiéndose un ponche. Pero en el cuarto episodio, el guardabosques respondió disparando un doble, mandando la bola contra la barda, en la esquina del jardín derecho, para luego anotar la primera carrera de la noche de los Vigilantes.
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