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Cumplió Toronto, en turno Lima

TORONTO -- Diego Elías sabe que la tarea será complicada y que el estándar que Toronto 2015 dejó para Lima 2019 será muy difícil de superar.

Pero, como dijo el jugador de squash peruano, los récords son para romperse y Lima se supone que deberá estar preparado para recibir los próximos Juegos Panamericanos.

"Estos Juegos fueron increíbles", dijo el medallista de plata y bronce. "Pero todos nos vamos de aquí con asignaturas pendientes. Tenemos que hacer de los Juegos en Perú los mejores de la historia, dentro y fuera de las canchas".

El peruano de 18 años será una de las promesas del deporte de su país y una de las principales atracciones cuando llegue Lima 2019, ya con unos Juegos en su currículum como experiencia y muchos más en el tour profesional.

Incluso Elías ya fue una de las atracciones de los Juegos de Toronto, que de manera oficial cerraron el telón este domingo, con 87 marcas panamericanas nuevas entre los 36 deportes que se practicaron y las 18 diversas disciplinas que otorgaron el pase a los Olímpicos del 2016.

Toronto han sido hasta hoy los juegos con mayor inversión, espectacularidad y tal vez mejor infraestructura de la historia.

El fervor popular comenzó lento, pero para el momento en que la flama en las afueras del estadio Roger Centre se apagó, durante la ceremonia de Clausura, Toronto y todos sus alrededores que también albergaron la justa, ya se habían volcado por completo hacia los Panamericanos.

La gran mayoría de los estadios estuvieron llenos durante los más de 17 días de competencia, si se considera que el polo acuático arrancó par de días antes de la inauguración oficial.

Al principio hubieron algunos sobresaltos, como la aparición de la varicela en la futbolista mexicana Charlyn Corral, la aparición de algunos raros exámenes dopajes positivos o la deserción de atletas cubanos.

La distancia entre los diferentes escenarios, el tráfico o la descoordinación de los encargados de organizar a la prensa también provocaron temor en principio. Al final, según cifras oficiales, Toronto 2015 distribuyó 1,050,00 boletos vendidos, incluyendo 120 eventos con taquilla completa. En total, los organizadores calcularon que 1.3 millones de personas presenciaron en vivo los Juegos.

Pero al final, todo sólo fue parte de la anécdota en unos Panamericanos que cumplieron más allá de las expectativas y cuyos anfitriones recibieron una calificación más que satisfactoria.

La delegación canadiense de casi 800 atletas cumplió su meta como segundo lugar en el medallero y durante la primera semana se atrevió a retar a los gigantes estadounidenses.

Estados Unidos conquistó 265 medallas, incluidas 103 de oro. Canada logró 217 totales con 78 doradas. El mejor país latinoamericano fue Brasil, en tercer sitio del medallero con 141 preseas y 41 de primer lugar.

Cuba quedó atrás de sus propias expectativas. 97 medallas totales, entre ellas 36 de oro son insuficientes para un país que mandó un equipo completo de "profesionales" en casi todas las disciplinas.

Colombia podrá jactarse de ser el país que más creció en los Juegos Panamericanos, al colocarse en la quinta posición, por arriba de México, que cuatro años atrás, en su casa, habían terminado cuartos.

Varios países, incluido Estados Unidos, ni siquiera trajeron a sus mejores atletas para todos los deportes. Sin embargo, todos los que compitieron por los 41 países dejaron todo lo que tenían, física y mentalmente.

Atletas entre los 68 años de edad y los 14 sumaron otro toque de diversidad a unos de los juegos con más diversas características raciales, intelectuales e idiomáticas.

Los 23 mil voluntarios fueron tal vez el aspecto más importante en una organización, cuya burocracia del staff fue evidente en cada competencia, cada entrevista o cada situación que salió del guión original.

Pero al final, todo fue un éxito, sólo habrá que preguntarles a los que abrieron el bolsillo, si recuperaron sus 2,500 millones de dólares invertidos y que buena parte de los 250 mil visitantes esperados disfrutaron.

Toronto reconoce sin temor que los Panamericanos fueron una prueba de lo que puede hacer si consigue una sede olímpica.

Pero para Perú fue una demostración de poder económico, cultural y deportivo, que tendrán en enfrentar en cuatro años, aunque desde ya comenzar a preparar.

"Hay muchas historias individuales que contar para el resto de las vidas de muchos de estos atletas", dijo Ivar Sisniega, en la ceremonia de clausura. "Nunca nada se repetirá. Y a partir de hoy, habrá que pensar en Lima 2019 como la siguiente gran aventura que esperar".