José Antonio Cortés 9y

Torrado cumple 10 tórridos años de celeste

Era un joven trotamundos de 26 años, un rebelde que no dejó que cualquiera le dijera dónde jugar y cuánto cobrar, pero ese 30 de julio de 2005, Gerardo Torrado se calzó la casaca celeste y desde entonces la tiene pegada irremediablemente.

Este mediocampista de contención, otrora seleccionado nacional indiscutible, cumplió 10 años con Cruz Azul, lo cual ya lo hace un símbolo de la casa cementera, aunque hayan sido años de sequía de títulos de Liga.

Torrado Diez de Bonilla son sus largos y rimbombantes apellidos, pero en realidad es un jugador sin complicaciones: directo, hasta duro, comprometido y serio, por lo que parecía una adición que podría ayudar a darle el ansiado trofeo liguero a los azules.

Un hombre que dejó a los Pumas y se fue a buscar suerte en España para no ser parte, al menos en ese momento, del infausto “pacto de caballeros” o de bandoleros, como le dice Miguel Mejía Barón al trato de los dueños del futbol mexicano que no dejan que un jugador quede libre aunque ya no tenga contrato.

Con el apoyo de su padre, Torrado en el 2000 dejó a los Pumas y se embarcó con el Tenerife, luego Poli Deportivo Ejido, Sevilla y Racing de Santander y de ahí de regreso a México con Cruz Azul que se arregló con Pumas para levantarle el veto.

Junto con ‘Conejo’ Pérez, Pereyra, ‘Chelito’, ‘Kikín’, Osorio, Caniza y Núnez, Gerardo peleó en esa primera temporada, desde el juego de debut, en el Apertura 2005 frente a Morelia en el Estadio Azul.

Ahí, el conocido por sus allegados como “Borre” (de borrego, por el cabello rizado y largo que estilaba) anotó los dos goles con que Cruz Azul derrotó 2-1 al Morelia, sí, el mismo rival que hace cinco días humilló a los cementeros 0-3 en el mismo escenario en el arranque del Apertura 2015.

Los tantos fueron a los minutos 47 y 65, era la temporada en que Isaac Mizrahi sustituía a Rubén Omar Romano que había sido secuestrado.

Un inicio prometedor y el afortunado regreso del técnico privado de la libertada, pero al final una frustración más para los cruzazulinos.

Nueve técnicos y decenas de jugadores han pasado por este puente llamado Torrado, donde las aguas azules han estado cerca de llegar a buen puerto en cuatro finales de liga, pero que Toluca, Santos, Monterrey y América (la más dolorosa de todas) no permitieron que así fuera y ya están cerca de 18 años de dura seguía.

Pero desde Mizrahi, pasando por Romano, Markarian, Galindo, Siboldi, Meza, Vázquez, Tena y hasta Bueno, todos han confiado la contención a este guerrero.

De retirarse o irse de Cruz Azul sin haber conseguido el título de Liga, no faltará quien lo relacione eternamente con esta racha maldita, pero los 312 partidos disputados en certamen liguero, más los trofeos en Copa MX y Concachampions (de la cual también perdió dos finales, por cierto).

Doce goles y 140 tarjetas amarillas después, Torrado ahí sigue de celeste, pero la etiqueta de símbolo ya nadie se la quita.

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