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Rayados cerró con broche de oro la inauguración al vencer al Benfica

Mexsport

MONTERREY -- El partido comenzó en medio de la algarabía de la afición Rayada que llevaba en el estadio poco más de dos horas viviendo un gran espectáculo de inauguración. El morbo provocado por quién sería el primer futbolista en anotar en la nueva cancha de los Rayados se hacía sentir.

El ambiente desde el primer minuto fue excepcional, alentando sin importar en donde estuviera el balón o en los pies de quién estuviera, como si el resultado no importara o pasara a asegundo plano. Hoy la fiesta en Monterrey no la apagaba nadie.

Con apenas cinco minutos en el encuentro llegaría la primera oportunidad del partido en los pies de Neri Cardozo, pero un fuera de lugar opacaría los planes albiazules . Siguió el sector ofensivo ejerciendo presión y así fue como Dorlan Pabón logró tener un mano a mano contra Julio Cesar, quien ahogó el grito de gol del colombiano.

Rayados continuó cargado totalmente al ataque, generando un juego muy cercano a la portería rival. Con 20 minutos en el marcador, Luis Pérez, Aldo de Nigris, Dorlan Pabón y Neri Cardozo ya tuvieron su opción de anotar el primer gol en la historia del recinto.

Casi llegada la media hora se podría decir que el Benfica niveló un poco las acciones en el terreno de juego, hecho que poco le importó a una afición que no paraba de alentar y vivir este juego con gran intensidad.

La recta final de la primera mitad se vería algo disminuida futbolísticamente hablando. Rayados bajó un poco en intensidad lo que provocó un juego un poco más lento. Con un cero a cero lleno de emociones y fiesta fue que la primera mitad llegó a su fin.

La segunda parte inició llena de intensidad, con un Monterrey cargado al frente en búsqueda del tal ansiado gol, mismo que llegaría apenas a los tres minutos del segundo tiempo. A centro de Pablo Barrera, el juvenil César Montes de apenas 17 años, anotó lo que será recordado como el primer gol de la historia del nuevo estadio de los Rayados.

Monterrey seguiría cargado al frente. La motivación de su gente y de lo que hoy se jugaba los obligaba a ello. Al minuto 57' del encuentro le cometerían falta dentro del área al refuerzo ofensivo de los Rayados, Rogelio Funes Mori. Sería el mismo argentino quien se encargaría de poner el balón en el fondo de las redes y estirar el marcador a un prendido 2-0 para los locales que no paraban de alentar. Fiesta en tierras regias.

Con el paso de los minutos la afición regiomontana fue sintiendo el cronómetro como una cuenta regresiva. Poco importaba en las gradas los goles, quién los hizo y el parado táctico. La fiesta de hoy iba más allá de cualquier hecho futbolístico. Hoy la afición hizo su partido aparte, viviendo la experiencia desde un lugar privilegiado y poniéndole el sabor y color necesario a una fiesta de estas dimensiones.

Dieron los 75 minutos de encuentro y el partido nos regalaba a dos equipos buscando el arco rival, con una ataque de ida y vuelta y sin mayor claridad.

Llegó el minuto 81 y otro canterano tendría su premio al esfuerzo. Diego Rivera anotó un verdadero golazo de cabeza que le puso sabor de goleada al marcador. La cereza en el pastel de la fiesta de los Rayados.

Los minutos finales fueron de trámite. Un Monterrey tocando la bola al son de su público que culminaba una fiesta grande, de esas que no se viven todos los días. Hoy la totalidad de la nación Rayada puede presumir una casa de lujo, de nivel mundial. Hoy el Monterrey goza de una casa digna de su afición y el equipo se comportó a la altura de las circunstancias. Fiesta interminable en Nuevo León.