Brett Okamoto 9y

Fascina hasta en peleas desiguales

Es imposible predecir si el dominio de Ronda Rousey crecerá rancio, porque siempre está cambiando.

Todos hemos oído lo más evidente: "Rousey es grande, pero ¿cuánto tiempo podemos realmente seguir viendo demostraciones de menos de un minuto? Y una mejor pregunta, ¿cuánto tiempo podemos seguir pagando por ello? Eventualmente esta historia nos tiene un poco cansados".

¿Y quién sabe? Puede ser. Pero esa manera de pensar ignora el hecho de que la atracción por Rousey ha evolucionado. Ella está terminando peleas de campeonato en la cantidad de tiempo que se necesita para atar un zapato, pero ella está haciendo todo tan condenadamente interesante.

Miralo de esta manera, Rousey continuó siendo "sólo" una exjudoca olímpica estadounidense que podría lanzar a otras mujeres sobre su cabeza y ponerle una llave de brazo antes de que supieran lo que pasó; su atractivo podría haberse estancado. Aunque ella diría que cada una de las ocho sumisiones con las que comenzó su carrera fueron únicas, para el aficionado casual, viendo la televisión, todas se vieron del mismo modo.

Armbar (llave de mano) Nación, tan intrigante como lo fue (y sigue siendo), tendría sin duda que sobrevivir la prueba del tiempo, pero puede ser que no hubiera prosperado a alturas de estrellato.

Es interesante mirar hacia atrás antes de la pelea de Rousey contra Sara McMann en UFC 170 en febrero del año pasado. Ella admitió en entrevistas que estaba "preocupada" con cómo se comportaría el pague por ver, reconoció la idea de que tenía límites su atractivo como reina de las sumisiones de brazo en el primer asalto.

Esa pelea acabó con el primer nocaut de Rousey. Ella ahora ha noqueado a tres de sus últimas cuatro oponentes. Ella ha cambiado. La base de su atractivo ha cambiado.

Ella de alguna manera hizo fascinante un duelo totalmente desequilibrado contra Bethe Correia el sábado. Ella podría haber registrado la frase "buena para nada p..." durante la serie UFC's Embedded. Ella también resultó incendiaria con Floyd Mayweather en los ESPYs y se comprometió a jugar con su comida y ampliar el tiempo de lucha contra Correia (y a ninguno de nosotros nos importó que ella mintiera sobre eso). Después de noquear a la indefensa Correia, ella visiblemente articuló la frase "no llores", que podría ser oficialmente el movimiento más frío en la historia de UFC.

El estrellato de Rousey se trata de todo esto, no sólo el cronómetro que marca el escaso tiempo de sus peleas.

Como Rousey se dirige a una tercera pelea esperada contra Miesha Tate al final de año (ella ya la ha superado en dos ocasiones), se escucha una opinión tras otro sobre si su dominio ha crecido de manera rancia. Por ahora, espero que muchos reconozcan que su dominio es sólo una parte del espectáculo.

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