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Tyson: Regreso y polémica

Tyson tiró dos veces a McNeeley antes del final Getty Images

BUENOS AIRES -- Aquella noche del MGM fuimos unos de los 1.500 periodistas asistentes a un hecho histórico: el regreso de Mike Tyson al ring, luego del escándalo. La denuncia por violación de Desiré Washington obligó a cancelar la anunciada pelea con Evander Holyfield para el 8 de noviembre de 1991. Luego y tras el juicio, Mike Tyson fue a prisión el 26 de marzo de 1992, para cumplir con una condena de seis años.

Quedó libre tres años más tarde: salió el 25 de marzo de 1995, a las 7 de la mañana. Con 698 dólares en el bolsillo, ganados por sus trabajos como el Interno número 922 335 de la cárcel de Indiana Youth Center. Lo acompañaba Don King.

El 29 de marzo anunció su regreso al ring. Para ese entonces, Mike, a los 29 años, ostentaba un record de 42 peleas, 41 ganadas (37 nocauts) y una perdida, ante James “Buster” Douglas. Por ese tiempo, Don King manejaba a Oliver McCall, flamante campeón del Consejo Mundial, quien había dado la gran sorpresa al noquear a Lennox Lewis en Londres.

La idea era que McCall hiciera su primera defensa con Peter McNeeley, un boxeador de origen irlandés con un record de 36 victorias, 30 por nocaut y una sola perdida. Récord interesante desde el punto de vista de los números, pero sin rivales importantes. Cuando el combate fue presentado, dicen que Don King tuvo una duda. ¿Qué podía pasar si McNeeley le ganaba a McCall?

El “Huracán Irlandés” era prácticamente un desconocido. Lo manejaba Vinnie Vecchione, que en un reciente pasado había tenido algunos contactos con la mafia. Ex boxeador amateur, simpático, amable y siempre refugiado en una gorrita y mascando un habano, Vinnie era una figura atractiva, que le caía bien a los periodistas. De hecho, la prestigiosa revista The Ring lo declaró “El manager del año 1995”, lo mismo que la Asociación Norteamericana de Periodistas de Boxeo.

Gracias a Charles Farrell -que había manejado, entre otros, a Leon Spkins-, Vecchione hizo contacto con Don King. Es cierto, Mc Neeley no tenía grandes antecedentes, pero era un gigantón rubio de 1,88 metros de fuerte pegada que, a los 24 años, muy bien podía ser vendido como una nueva “Esperanza Blanca”, aunque nadie compró semejante producto...

Lo cierto es que según le contó Mc Neeley a Sports Illustrated, hubo cambio de planes. “Don King me dijo que no iba a pelear por el título con Mc Call y hasta me puse a llorar, porque yo soñaba con ser campeón mundial. Pero Don y Vinnie, mi manager, me aseguraron que tenía algo mejor: una pelea con Mike Tyson y, por supuesto, acepté”.

McNeeley venía de ganarle a Frankie Hines por nocaut en una vuelta. Se afirma que, por esa pelea, recibió solamente 190 dólares. Imaginar entonces cuál sería su reacción cuando supo que, por enfrentarse a Tyson, iba a recibir 700 mil, aunque en total, se llevó 540 mil dólares.

El combate, programado para el 19 de agosto de 1995, generó una expectativa extraordinaria. Y no por el rival de Tyson, sino por el propio Iron Mike. Todos querían volver a verlo en acción. En total, asistieron a la MGM Grand Arena, 16.113 espectadores. El ring side estaba a 1.500 dólares y, entre otras celebridades, se anotaron Bruce Willis, Michael Jackson, Kevin Costner, Axl Rose, Denzel Washington y Abdul Kareem Jabbar.

Tyson, que se llevó 25 millones de dólares, provocó un nuevo récord de encendido en el pay-per-view, con 1.520.000 pantallas que dejaron una recaudación de 63 millones de dólares. De hecho la pelea se transmitió a 90 países.

No hace falta decir que nadie se tomó demasiado en serio a McNeeley. La atracción fundamental era Mike Tyson y la sensación era de privilegio, a los que asistiéramos al estadio, de poderlo ver nuevamente con los guantes puestos.

Inadvertido para la mayoría estaba Tom, el padre de McNeeley, quien no solamente había enfrentado a Floyd Patterson en 1961, sufriendo once caídas, sino también a Oscar Natalio “Ringo” Bonavena, en 1964, quien lo noqueó en 5 vueltas en su sexta pelea profesional.

El hombre, sonriente, respiraba optimismo: “Mi hijo no viene a ganar la plata, sino a llevarse el triunfo”, nos dijo.

Sin embargo, todo duró apenas 89 segundos. Mucho menos que toda la ceremonia previa, que fue presentada por Jimmy Lennon. Como poseído, el “Huracán Irlandés” salió a jugarse a todo o nada. Lanzando golpes abiertos y anunciados, y con toda la potencia posible, sorprendió a Tyson –quien, justamente, era el que habitualmente proponía esas condiciones.

Se plantó Tyson y apenas a los diez segundos, Mc Neeley ya estaba en la lona, aunque se levantó, con valentía, dispuesto a continuar la lucha. El referí, Mills Lane, le dio el pase y continuó el frenesí. De hecho, en cada cruce a cara descubierta parecía que cualquier cosa podía suceder -estamos hablando de pesos pesados-, hasta que Tyson llevó a su rival cerca de una esquina neutral.

McNeeley se debatía como un león herido, aunque los golpes más duros eran los de Iron Mike. Una vez más, el “Huracán”, con las piernas ya menos firmes, volvió a caer, en una situación quizás confusa, pero en la que los golpes de Tyson fueron claros. Se levantó el hombre. Y fue entonces cuando, mientras Lane contaba e imprevistamente para todos, Vecchione se metió en el ring. Iban 89 segundos de pelea y el referí Mills Lane la detuvo de inmediato. “No fue abandono, fue descalificación”, nos explicó después. “Nadie está autorizado a meterse en el ring como lo hizo este hombre”.

Por supuesto y teniendo en cuenta los antecedentes, en ese mismo momento comenzaron las dudas. ¿Era lógico detener una pelea de esa manera? El combate recién empezaba y se sabía que Tyson podía noquear rápidamente. Y al mismo tiempo, la actitud de McNeeley había sido tal vez suicida, pero no tan descabellada: era cuestión de jugarse todas las fichas a una mano y tentar a la suerte en la Ciudad del Pecado.

Por supuesto, todas las miradas se centraron en Vecchione, quien apenas terminó la pelea comenzó a decirle a su pupilo que lo había hecho por su bien... Más tarde, dio una explicación que pocos aceptamos: “Mi muchacho estaba recibiendo castigo muy duro y me preocupé por su salud. Recordé la muerte de Jimmy García y me asusté...”

Con el tiempo, corrió la versión de que Vecchione había hecho una apuesta muy privada en el hotel Imperial Palace por un millón de dólares, a que Tyson ganaba antes de los 90 segundos, pero nunca se pudo comprobar semejante historia.

A su vez, McNeeley sostuvo que “Después de todo, sin Vinnie tampoco podría haber hecho la publicidad para la televisión de entregas rápidas de Pizza Hut, por la que me pagaron 300 mil dólares”. En la publicidad, el boxeador era noqueado por una porción de pizza mientras su manager remataba el comercial...

Vinnie Vecchione murió en el 2009, de un ataque al corazón, y nunca se sabrá la verdad de aquella apuesta. A su vez McNeeley aseguró en un reportaje que “Mike (Tyson) me llamó una vez y estuvimos hablando bastante, pero no sobre lo que realmente pasó esa noche”. Peter también tuvo sus problemas y anduvo visitando cárceles varias veces, hasta que decidió sentar cabeza del todo y enseñar boxeo en un gimnasio.

“Después de todo, mi nombre siempre estará ligado al de Mike Tyson. Para siempre”, le confesó McNeeley a Sports Illustrated.

Fue sin dudas, una noche extraña y casi bizarra, cuando Tyson volvió al ring y terminó ganando una pelea cuando ésta recién parecía empezar.

Es que todo duró, apenas, 89 segundos...