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Caballero, de un castigo a la gloria

Denia Caballero le dio su primera medalla a Latinoamérica Getty Images

PEKIN -- Cuando la cubana Denia Caballero era adolescente, los entrenadores le obligaban a tirar piedras como castigo por su bajo rendimiento en las pruebas de heptatlón, y algo debió de ver en aquella penitencia, porque cambió las rocas por un disco y hoy es la mejor del mundo arrojándolo en los estadios.

Coronada hoy campeona mundial en Pekín 2015, esta alegre joven de Villa Clara, con 25 años, ha logrado para Cuba la hazaña que tanto buscó, sin conseguirlo nunca, su compañera de modalidad y mentora, la legendaria Yarelys Barrios.

"Ella me enseñó a ser fuerte y aguerrida en la competencia", rememoró hoy Caballero, quien de niña ya probó todo tipo de modalidades atléticas, especialmente el salto, pero finalmente se inclinó por el disco, a partir de los 15 años y casi "de casualidad", según ella misma cuenta.

Barrios ha explotado en 2015, con este campeonato mundial y el reciente oro en el Panamericano de Toronto, ambos logrados en finales donde supo controlar sus emociones y demostrar su fuerza no sólo física, sino mental.

En la ciudad canadiense, la joven villaclarense acababa de enterarse de que su abuela había sufrido un infarto y pasó muy preocupada la concentración, pero en la final se sobrepuso y le bastaron sólo dos lanzamientos para hacerse con su primera victoria en el máximo torneo del hemisferio occidental.

Hoy, en Pekín, su actuación también tuvo sus altibajos anímicos: por consejo de sus preparadores, decidió darlo todo en el primer lanzamiento de 69,28 metros (lo que a la postre le fue bien, pues fue el que le dio el oro) pero la descarga de adrenalina fue tal que estuvo a punto de desmayarse en el resto de la final, según contó.

El año 2015 ha sido también el año de su mejor marca, 70,65 metros logrados el pasado mes de junio en Bilbao (España), aunque la cubana ya había avisado de lo que iba a venir en los Mundiales de Daegu 2011 y Moscú 2013, en los que llegó a la final y consiguió el noveno y el octavo puesto, respectivamente.

También despuntó en los Panamericanos de Guadalajara en 2011, en los que se hizo con el bronce, pero no logró los mismos buenos resultados en sus hasta ahora únicos Juegos Olímpicos, los de Londres 2012, en los que no pasó la ronda clasificatoria.

Río 2016 será una buena oportunidad para olvidar ese borrón en su corto pero ya muy brillante historial, y hoy no dejó lugar a dudas: la niña que tiraba piedras ahora sólo se conformará con el oro.