Diego Diezgutiérrez 9y

Drew Brees tomó su 2ª vuelta para valerse no sólo genial, sino leyenda

La redacción de ESPN.com.mx eligió a los jugadores más representativos para cada número de jersey, desde el 99 hasta el 1, para dar a conocer sus semblanzas a modo de conteo regresivo hasta el arranque de la temporada regular del 2015. Aquí puedes consultar la lista completa.

MÉXICO -- La historia de Drew Brees para la ciudad de New Orleans va más allá de lo deportivo. El mariscal de campo encontró una segunda oportunidad en una zona que necesitaba un inicio fresco. Un coach indispuesto a cambiar su personalidad halló su complemento y, al final, la combinación arrojó un campeonato para una franquicia históricamente perdedora.

Drew Brees es producto de la fábrica de mariscales de campo Purdue, universidad en que destrozó las marcas aéreas en intentos de pases, completos, touchdowns y porcentaje de efectividad. Brees también se adueñó de las marcas en la Big Ten y eventualmente se volvió una joya de draft con destino a los San Diego Chargers.

Elegido con la selección global N° 32 en el 2001 --segundo mariscal de campo sorteado después de Michael Vick-- Brees formó parte de una generación de novatos en San Diego encabezada por el corredor LaDainian Tomlinson. En su primer año, Brees puso a prueba su paciencia como suplente detrás de Doug Fluite, el popular mariscal de campo que, para fortuna de Drew, vio su última campaña como titular en San Diego tras registrar una marca de 5-11.

El paso natural se dio, pero los resultados nunca fueron correspondientes a la expectativa que San Diego trazó alrededor de Brees. Una marca de 10-17 en sus primeros dos años al frente de la ofensiva motivaron que los Chargers vieran más allá de su recluta de segunda ronda y apuntaran a lo más alto, toda vez que ya elegían rápido en el draft del 2004.

La llegada de Philip Rivers, por consecuencia de la negativa de Eli Manning por tener su casa en el Qualcomm Stadium, puso toda la presión sobre un Brees que para entonces acumulaba 28 pases de touchdown a cambio de 31 intercepciones en su par de temporadas como líder ofensivo. Pero al parecer lo único que necesitaba era eso, una competencia real en los controles y la presión de destacar con las miradas encima.

Brees llevó a los Chargers a la postemporada en el 2004 --primera ocasión desde 1995-- tras liderar al club en una campaña de 11-5, apoderándose del primer lugar de la AFC Oeste tras una década de no lograrlo. Aunque cayeron en Ronda Divisional contra los New York Jets, Brees se llevó el galardón al Jugador Regreso del Año tras lanzar para 27 touchdowns y apenas siete intercepciones.

El período de jauja aérea no se pudo extender más de una temporada. No obstante que Brees alcanzó su máximo personal en el 2005 con 3,576 yardas, San Diego tuvo que esperar hasta el último juego de la temporada para conocer su destino de playoffs. Con marca de 9-6, los Bolts cerraron en casa contra los Denver Broncos en el partido que cambió la vida de Brees, la de Rivers y la de dos franquicias: John Lynch derribó a Brees y lo lastimó gravemente del hombro, el mariscal de campo dejó el juego, abrió paso a Rivers, a la mejor etapa en la historia de los New Orleans Saints, quienes vieron lo suficiente en él para firmarlo rumbo a la campaña del 2006 pese a la derrota en la Semana 17 del año anterior.

En cuanto el entrenador en jefe Sean Payton fue a recogerlo al aeropuerto, Brees y él desarrollaron un vínculo sin paralelo. La ciudad estaba un año separada de su mayor tragedia en la época moderna: el Huracán Katrina, y su estadio fungía como todo, menos un recinto deportivo. Los Saints venían de una temporada 3-13 que sentenció la labor de Jim Haslett como entrenador en jefe. La apuesta Brees-Payton se veía como una reconstrucción, pero quizá nadie anticipó lo que estaba por venir, justo en el año que el equipo pudo volver a casa.

Las cifras que Brees acumuló en su estadía con los Chargers se volvieron obsoletas casi en automático. Bajo el mando de Payton y el coordinador ofensivo Doug Marrone, Drew lanzó 4,418 yardas en una temporada que terminó con marca de 10-6 para los Saints. Fueron casi 900 yardas más que su máximo personal, mismas que dieron paso a su primer triunfo de playoffs, así como el mejor resultado en la historia del fútbol americano profesional en New Orleans: la Final de Conferencia.

Los Chicago Bears fueron un rival duro en el Soldier Field y el sueño de campeonato de los Saints tras 40 años de existencia sin pisar la antesala del Super Bowl se diluyó, pero no así el sentimiento de haber hallado a su mariscal de campo, su coach y el recuerdo emocional del retorno al Superdome, duelo de la Semana 3 en que vencieron a los Falcons de Michael Vick con la memorable patada bloqueada de Steve Gleason. (Quien tiene una estatua del momento afuera del estadio).

Brees fue nombrado All-Pro por primera ocasión en su carrera y, aunque los siguientes dos años fueron de mayor exigencia en el calendario y peores resultados (marca de 15-17 como titular), Brees ya se había establecido como un mariscal de campo con alta precisión y potencial ofensivo infinito. En el 2008, se convirtió apenas en el segundo jugador en la historia en lanzar para más de 5,000 yardas, quedándose a 25 del récord establecido por Dan Marino en 1984 (5,084).

Con todo y eso, lo mejor estaba por venir.

En el 2009, con su mejor marca como profesional (13-2) y su porcentaje más alto de intentos de pase completados (70.6), Brees logró lo que Archie Manning nunca pudo con los Saints: llegar al Super Bowl. El rival era el indiscutible. El múltiple ganador de MVP y el poseedor de las marcas. El mariscal de campo que tenía a Brees en una valoración distinta al no ser tan bueno como él; el hijo de Archie: Peyton Manning y sus Indianapolis Colts.

Con una maravillosa precisión de 70.6 por ciento de sus pases completos en postemporada, 732 yardas y ocho touchdowns sin intercepciones, Brees encabezó un equipo de New Orleans que logró lo inimaginable: vencer al gigante y darle a la ciudad que tanto perdió años antes, una satisfacción superior a cualquier medida sentimental... y el premio individual a Jugador Más Valioso del Super Bowl tampoco estorbó.

Desde que los Saints se proclamaron campeones, Brees ha registrado tres campañas superiores a las 5 mil yardas, incluyendo la más espectacular antes del 2013 (que Peyton Manning la superó por una yarda) con 5,476 en el 2011. No se ha perdido una sola elección al Pro Bowl del 2008 a la fecha y su marca como QB titular es de 117-84, dejando muy atrás aquellas raquíticas cifras que compartía con su primera franquicia.

No cabe duda que sus números lo van a impulsar al Salón de la Fama algún día, pero será una noche memorable cuando más allá de las cifras descomunales que logró con un ovoide en la mano, se aluda a la determinación de un atleta por ser excelente y contagiar a todo un equipo, un estadio, una ciudad y una liga entera, de su coraje.

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