Jordi Blanco I Corresponsal 9y

Zubizarreta gana desde la sombra en el Barcelona

BARCELONA --  “Lo que calles nadie podrá echar después en cara. No hay reproches en el silencio”. Dicen que, poco más o menos, esto es lo que explicó Andoni Zubizarreta a uno de sus colaboradores cuando las críticas arreciaban por la lesión de Vermaelen, la invisibilidad de Douglas e incluso la irregularidad de Mathieu. En el otoño de 2014, aún no había sido despedido. Y, como acostumbró, se mantenía mudo.

En el verano de 2015 Zubizarreta ya es historia y su sucesor en el cargo (aunque con otro nombre) ya ha sufrido la ira del entorno por hablar. Roberto Fernández, quizá con la mejor intención o a lo mejor empujado al escenario por Luis Enrique, provocó la ira de Pedro y la repulsa de no pocos de sus compañeros por, simplemente, admitir públicamente que el canario quería irse del Barcelona.

“Habló más de la cuenta. Pero aprendió de sopetón” explican desde el Camp Nou. Y Roberto ya camina con pies de plomo. Mientras eso ocurre, Zubizarreta descansa y se lo mira todo desde una tranquila distancia. Limitó al máximo sus encuentros con los periodistas en la gala de Mónaco a la vez que se mostró cercano con los representantes del club y con su antiguo, y breve, colaborador, Carles Puyol. Y recibió los parabienes que tantas veces se le negaron. Porque al cabo del tiempo se demostró el acierto de sus fichajes.

Aún no había llegado el gol de Vermaelen ante el Málaga… Pero ya se había instalado entre el barcelonismo la tranquilidad y satisfacción con el último proyecto de Andoni Zubizarreta. Solidez en la portería y la defensa, calidad en el centro del campo y gol en ataque.

Bravo y Ter Stegen; Mathieu, Rakitic, Rafinha y Suárez. Poco a decir de Douglas y menos de Vermaelen. Precisamente el jugador de “rendimiento inmediato” que condenó la figura de Zubi, señalado la única que vez que no supo mantener silencio, por mucho que con su última lista haya demostrado su excelente trabajo.

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