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El crack cucuteño comenzó la temporada a lo grande en el Madrid

BUENOS AIRES - Tan brillante resultó la exhibición de James Rodríguez en el primer partido de Real Madrid como local en el estadio Santiago Bernabéu en 2015-16 contra Betis, que disimuló una histórica ausencia de jugadores canteranos en el primer equipo merengue, episodio que no ocurría desde hace 50 años, 7 meses, 15 días. 1709 partidos después, Real Madrid volvió a pisar una cancha despojado de talentos nacidos en casa.

El equipo capitalino no prescindía de su propia sangre desde el 14 de febrero de 1965. Partido frente a Zaragoza que se saldó con derrota (1-0) en el estadio La Romareda con gol de Juan Manuel Villa. A los blancos, liderados por un James Rodríguez descomunal con y sin balón, se les ocurrió conmemorar la fecha con un 5-0 al conjunto verdiblanco. Cincuenta años, cinco a cero… Estaba claro a qué números debía apostar el hincha madridista este sábado en la lotería.

En la goleada, el cucuteño tuvo un rol preponderante. Centro milimétrico para que Gareth Bale abriera el marcador, y doblete delicioso. Marcó el segundo gol y el cuarto. Inició con un fortísimo tiro libre directo desde un ángulo imposible, celebrado con estruendo. Y martilló al rival con una chilena que despertó miles y miles de “¡¡ooooohhhh!!” en las tribunas que vieron consagrarse a Don Alfredo Di Stéfano.

El nivel de agresividad deportiva que muestra sobre el terreno de juego el hijo de Pilar y Juan Carlos es impropio de un diez clásico. James Rodríguez nunca se desvincula del juego. Si no tiene la pelota, igual participa activamente del partido para recuperarla. Mete fuerte la pierna. Se le nota su vínculo afectivo con el club en el que siempre soñó jugar.

Iban 15 minutos de encuentro, y el local tenía ventaja en el marcador, pero para él era como si Real Madrid estuviera abajo. Quiso salir Betis por la izquierda, atoró al lateral zurdo Molinero, y luchó sin desmayo por el balón para volver a tenerlo en sus pies y organizar una segunda jugada en ataque. La maniobra no significaba un hecho aislado. Sucede constantemente porque como a James le molesta no tener la pelota con él, siempre se involucra a la hora de secuestrarla. Su ambición es su mejor arma. James se ha acostumbrado a perforar por los costados. Lo mismo se cuela por la derecha, que aparece por la izquierda. O intenta un zambombazo desde la media luna del área. Anda tan fino, que los aficionados madridistas no sufren el pronunciado bajón de Cristiano Ronaldo. Al fin y al cabo, si Batman falla, ahí está Robin para sacar las castañas del fuego.

Si contra Sporting de Gijón en la primera jornada, el entrenador Rafa Benítez le introdujo en cancha a los 56 minutos en reemplazo del delantero Jesé, el extécnico de Valencia, Liverpool, Chelsea, Inter y Napoli parece haberse dado cuenta de que el crack colombiano debe ser titular desde el silbatazo inicial del árbitro. Promedia James 2,5 remates entre los tres palos por partido. Ha marcado dos goles en estas dos primeras jornadas de Liga, y asegura un 89,6% de eficacia en el pase. Un juego de posesión casi perfecto.

Rafa Benítez le pide que se mueva cerca del área durante el mayor tiempo posible en el transcurso de los partidos. Única indicación puntual, que se sume a la primera presión sobre los defensas rivales. Asimismo, que evite desgastarse fuera de la zona de disparo. Le pretende lúcido y fresco para cuando hace falta que lo esté. En eso se diferencia el entrenador madrileño de Louis van Gaal, por ejemplo. Los memoriosos aún recordamos cómo el holandés asfixiaba a Javier Saviola en FC Barcelona durante 2001-02 físicamente cuando le pedía marcar en transición defensiva al lateral rival. El ‘Conejo’, hoy en River, terminaba fundido por tener que correr hacia atrás, y con una estadística de gol más magra que la leche descremada.

James apunta a liderar un equipo que intenta renovarse sin apelar a ciertas dependencias individuales. Ha participado en 38 goles durante los 48 partidos que ha jugado con Real Madrid (19 anotaciones/19 asistencias). Rafa Benítez quiere más juego de equipo. Aprecia el espíritu colectivo, y deprecia el egocentrismo. James Rodríguez actúa y juega basándose en esos preceptos. Por eso, ante la ausencia anotadora del comandante portugués en estos primeros ciento ochenta minutos, son bienvenidos en La Castellana el ímpetu y las ganas del teniente coronel colombiano, que ya ha motivado la reciente aparición de un sabroso libro biográfico escrito por la periodista española Montse García Bea. La obra promete enganchar ya desde el título y lleva destino de éxito. ‘James Rodríguez, el vals de Colombia’.