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Y encima se viene River

BUENOS AIRES – Los hinchas de Boca que cerca de los 40 minutos del segundo tiempo, con el partido 0-0, empezaron a irse de La Bombonera lo hicieron con cierta resignación. La sensación con ese empate que parecía inevitable era agridulce, algo así como: "más que sumar un punto, perdimos dos".

Por suerte, los que se fueron no vieron el error garrafal del pibe Bentancur, que los dejó en tiempo de descuento con las manos vacías. Un golpe durísimo, otro más, para el equipo de Arruabarrena: de tener la chance de quedar como único líder a cinco puntos del segundo, terminó la fecha uno abajo y con los rivales que vienen desde atrás (Central y Racing) pisándole los talones.

Y encima, se viene River. El domingo en el Monumental, Boca se jugará buena parte de sus chances de ser campeón. Es cierto, luego del superclásico quedarán 18 puntos en juego, pero una derrota puede ser el golpe de gracia para un equipo al que, en los últimos tiempos, le cuesta estar a la altura de los partidos decisivos.

El análisis del clásico contra el Ciclón no admite discusiones: Boca no mereció perder, y estuvo por actitud y por situaciones de riesgo más cerca de ganarlo que su rival. El encuentro se dio como se esperaba: San Lorenzo defendiendo su arco y buscando la contra, Boca atacando y presionando en campo rival.

Las chances más claras estuvieron del lado del local, aunque los de Bauza en menor medida, también tuvieron las suyas. Pero fue un partido duro, parejo en líneas generales. Y a partir de los 30 minutos del complemento la chapa del 0-0 parecía cantada. Hasta la fatídica jugada del final.

La pregunta es: ¿y ahora? Primero, rezar para que Carlos Tevez llegue sano y salvo de su cuestionado viaje con la Selección. La presencia de Carlitos en este equipo es clave, y más para la final que los Xeneizes tienen por delante.

Este Boca demostró ser un equipo frágil cuando hay que aumentar la apuesta, cuando el resultado exige el triunfo más que nunca. Y el Apache es una inyección de personalidad que en los últimos tiempos falta en los de la Ribera.

Segundo, tendrá que trabajar y mucho Arruabarrena desde lo anímico. El golpe fue duro, sin dudas, pero la visita al Monumental puede ser tomada como una revancha cercana e inmejorable. Y también, como una muestra de carácter con la que es necesario contar si se quiere ser campeón.

Por último: ¿cuánto se juega Arruabarrena ante River? Mucho. El Vasco, que este año fue cuestionado por la rotación, por los planteos, por los cambios, empieza a ser mirado de reojo por una parte de la hinchada. Y el domingo comenzará a tener más claro su futuro.