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Festival de clásicos

BUENOS AIRES -- A sabiendas de que un torneo con tantos recién llegados a Primera sería desparejo y que eso reduciría el interés, la AFA decidió que los clásicos se repitieran.

Es decir que, en un torneo largo pero con las características de uno corto (sólo hay partido de ida), los más tradicionales adversarios (y algunas parejas armadas de ocasión) sí jugaran desquite.

Pues esta es la fecha en la que se disputarán, todos juntos, los partidos más convocantes, los que tienen el mayor condimento de rivalidad.

Está previsto que sea un fin de semana de alto voltaje, con cruces excepcionales y de convocatoria multitudinaria, salvo para aquellos que han extraviado en otra categoría a su enemigo histórico. Como Vélez (su opuesto es Ferro), al que le tocó Tigre para este baile, aunque el encuentro nada tiene, ni remotamente, de clásico.

La pregunta es si la resonancia simultánea de los partidos no hará que se opaquen unos a otros en lugar de potenciarse. Es como programar un montón de finales el mismo día. Por ejemplo el domingo se juega en Rosario, La Plata y el Monumental, mientras que el sábado comparten cartel Independiente-Racing y Huracán-San Lorenzo. No parece el cronograma más inteligente.

De hecho, hace 22 años que los clásicos no se superponen. La última vez fue en 1993, por la Copa Centenario, otra creación fuera de serie de la AFA.

Un asunto recurrente es el dispendio en seguridad. Se estima que habrá unos siete mil policías involucrados en los distintos operativos, a los que se sumará el personal de prevención privado que contratan los clubes. El chiste costará más de seis millones de pesos.

Si esto ocurre sólo con público local, queda claro que el festival de clásicos no podría hacerse si se aceptaran hinchas visitantes. A menos que se vaciaran las comisarías de todo el país, algo que no suena sensato.

Por lo demás, la repetición arbitraria del partido con el rival de siempre somete al torneo a algunas desigualdades.

Por ejemplo Boca, que pelea el campeonato con San Lorenzo, debe enfrentar de nuevo a River, uno de los equipos más calificados del continente. Mientras que su competidor en la cima de la tabla se mide de nuevo con Huracán, que es a todas luces más modesto que el once de Gallardo.

Con el propio Huracán, por enfocar otro caso entre muchos, sucede algo similar. Debe afrontar jornada doble con el puntero mientras que, por ejemplo, Temperley, que también se propone engordar el promedio para permanecer en el piso más alto del fútbol, juega con Quilmes. No es precisamente un gran antecedente de justicia deportiva.

La AFA tomará debida nota de este peculiar torneo y es de esperar que no insista con el formato. Mientras tanto, hagamos votos para que en los clásicos haya más fútbol y goles que afiches con chicanas elaborados por los hinchas.