Hiram Martínez 9y

Managers que hablan español

Nota del Editor: Esta historia se publicó originalmente en el 2012. Se han actualizado algunos nombres, datos y cifras. Pueden encontrar la versión en inglés de esta nota aquí:

En el entrenamiento primaveral de 1962, el recién contratado dirigente de los Gigantes de San Francisco, Alvin Dark, reunió a varios jugadores latinoamericanos de su equipo detrás de la segunda base. Allí, dio una orden que los dejó sorprendidos, aturdidos e indignados.

"Nos dijo que no podíamos hablar español entre nosotros en el camerino", dijo Orlando Cepeda, quien había quedado segundo en la votación del Jugador Más Valioso y era el más veterano de los latinos de un conjunto, que incluía a Juan Marichal, los hermanos Matty y Felipe Alou y José Pagán. "Fueron momentos bien difíciles, porque de entrada le dijimos: 'Usted está equivocado y no me puede prohibir eso'. Nos sorprendió que pretendiera eso, aún en aquella época, porque entre nosotros, en aquel momento, no podíamos hablar coherentemente otro idioma".

En su libro 'Baby Bull: From Hardball to Hard Time and Back', el propio Cepeda hizo algo de justicia con Dark, al señalar que se disculpó tiempo después en una actividad de los Gigantes. Todo era realmente un asunto de idioma.

Cincuenta años más tarde, y con cerca de un 30 por ciento de peloteros latinos en el béisbol de Grandes Ligas, es impensable que un manager se atreva a prohibir el uso de su idioma a cualquier pelotero. De hecho, hoy en día varios de los managers en funciones se expresan sin problemas en español. Cada vez con más frecuencia los equipos encuentran conveniente, y a veces necesario, tener un dirigente bilingüe, aun cuando la comunicación durante el juego fluya en inglés.

"Si usted va en serio a aspirar a ser un manager de liga grande, hay un 'libro' de béisbol que uno tiene que aprender. Al lado de ese libro hay que practicar español", opinó Tony La Russa durante una entrevista reciente por ESPNdeportes.com. "De 25 jugadores en cada roster, a veces hay entre ocho y 15 peloteros que hablan español. Si no estás en confianza hablando con ellos, vas a tomarte el riesgo de perder una cosa que podrías arreglar si hablas en su idioma".

Por supuesto, Manny Acta, Fredi González y Ozzie Guillén, nativos de Venezuela, Cuba y República Dominicana, respectivamente, tienen como idioma primario el español. La Russa y Lou Piniella, que se criaron en familias bilingües en Tampa, Florida, hablaban en español a sus jugadores durante sus carreras. Y el veteranísimo ex manager de los DodgersTom Lasorda se tomó la molestia de aprenderlo durante su paso por las ligas invernales del Caribe.

Entre los managers activos, Mike Scioscia, de los Angelinos de Los Angeles; Mike Matheny, de los Cardenales de San Luis y Joe Maddon, de los Cachorros de Chicago hablan español con fluidez. No se trata de sólo masticar palabras aprendidas durante sus carreras como "¡duro!", "¡vamos arriba!, "¡corre fuerte!". Es llevar conversaciones completas con sus jugadores y entrevistas con la prensa sin necesidad de intérpretes.

"Los jugadores hispanos realmente aprecian cuando uno al menos trata", dijo Maddon. "Y están los momentos en que puedo conseguir mis palabras en un momento de instrucción en el que puedo ser más útil. Yo tomé dos años en escuela secundaria, dos años en colegio. En mi primer año en la pelota profesional mi compañero de cuarto era Dickie Thon, quien creció en Puerto Rico. Él me hablaba en inglés a mí y yo le hablaba a él en español"

Lo cierto es que hablar español se ha convertido en una gran herramienta para los managers, aun cuando la gran mayoría de los jugadores latinos son capaces de expresarse en inglés. De hecho, para algunos de ellos va mucho más allá de entender lo que dice el pelotero en el camerino o de darles las instrucciones.

"La habilidad de hablar dos lenguas, especialmente en español me ayuda no sólo a poder comunicarme, sino también a entender sus problemas, su cultura", comentó Baker. "Cuando uno habla con ellos en su idioma, uno entiende más de dónde vienen y les demuestra respeto y aprecio".

"No creo que es algo que pienso que fuese a ayudar en el juego", declaró La Russa, de padre italiano y madre española. "Pero era importante para establecer la relación con el pelotero latino. Siempre pensé que cuando uno les hablaba (en español), ellos sentían que no iban a confundirse, que no iban a oír algo diferente. Y siempre creí que se sentían más en casa".

Hablar español es un valor añadido en el resumé de los aspirantes a ser managers, pero La Russa considera que varias organizaciones ya han comenzado a verlo como un requerimiento clave. Los últimos tres dirigentes de los Marlins, por ejemplo, han sido hispanoparlantes; las 30 organizaciones tienen al menos un coach que habla el idioma y en las entrevistas para puestos vacantes, año tras año salen a relucir nombres como los de Tony Peña, Sandy Alomar Jr, Joey Cora y Charlie Montoyo, entre otros.

"Es una herramienta fundamental para cualquier coach en estos días. Lo veo como un 'plus' en cualquier entrevista para dirigente", comentó Mike Maddux, coach de pitcheo de los Vigilantes de Texas. "Para un coach de pitcheo, puede hacer una gran diferencia en un momento clave del juego. Mis lanzadores latinos hablan inglés, pero un "vamos, tú puedes" en un momento clave del juego los anima más que cualquier cosa que les diga en inglés ".

"No es cuestión de los latinos, sino de todos los managers", indicó Manny Acta, de los Indios. "Ser bilingüe está en demanda. Aunque lo machuque, los jugadores van a apreciar el esfuerzo. Eso ha sido parte de mi repertorio. Pronto veremos muchos más dirigentes que hablen dos y tres idiomas, porque ya lo estamos viendo en las menores. Hay muchas cosas que no se pierden en la traducción cuando le hablas al pelotero en su idioma. Los jugadores se sienten más cómodos y a veces se abren más, y generalmente se expresan con más confianza".

Perdidos en la traducción/Lost in translation

Hasta que el cubano Preston Gómez se convirtió en el primer dirigente de habla hispana en las Mayores en 1969 con los Padres de San Diego, el español era una rareza entre el personal del terreno. En los años 80, Tommy Lasorda era capaz de darle instrucciones en español a Fernando Valenzuela; y la cosecha de pilotos bilingües tuvo un auge con la llegada de Tony La Russa y Lou Piniella, criados en Tampa con ambos idiomas, y de Felipe Alou, que le siguió a Gómez como el segundo manager latinoamericano en 1992, después de 17 años en las menores.

El aumento en la cantidad y calidad de peloteros de Puerto Rico, República Dominicana, México, Panamá, Colombia y Venezuela, trajo también la necesidad de agregar instructores que hablaran español en las ligas menores. Una gran cantidad de peloteros fue incapaz de desplegar lo mejor de sus talentos porque no entendían las instrucciones de managers y coaches, y a veces sus problemas de entender eran confundidos con malas actitudes. La contratación de dirigentes y coaches latinos, que habían vivido esas situaciones, mitigó de inmediato ese problema y contribuyó al ascenso de más peloteros que se convirtieron en estrellas.

"A mí se me hizo difícil, imagínate a los que llegaron antes de mí", confesó José Oquendo, coach de tercera base de los Cardenales, uno de muchos entrenadores bilingües en las Mayores hoy en día. "Cuando llegué a las Menores, tuve la suerte de contar con Danny Monzón, quien nos hablaba inglés todo el tiempo hasta que veía que no había alternativa de que lo entendiéramos y entonces, nos hablaba en español. Ahora la situación es muy distinta para los peloteros latinos; primero, en las academias aprenden inglés, y luego, en todos los niveles se encuentran con coaches y dirigentes latinos".

Algo tan simple como poder explicar una lesión era la diferencia entre una carrera acortada y una larga trayectoria para un pelotero latino, de acuerdo al ex lanzador Mario Soto, quien ganó 100 partidos con Cincinnati entre 1977 y 1988. Soto, nativo de República Dominicana, conoce esos casos de primera mano, tanto como ejecutivo de los Rojos de Cincinnati como de presidente de la asociación de peloteros de su país.

"Por más inglés que hable un jugador latino, el español siempre va a ser su primer idioma", comentó Soto. "Que haya dirigentes, coaches y hasta trainers que hablen español es una gran ayuda, por mejor inglés que hable el pelotero. Una lesión, un problema personal, una preocupación, ese tipo de situación es mejor explicarla en tu idioma. Un dirigente es una gran influencia en un pelotero. Y si habla tu idioma, la influencia alcanza mucho más".

Se habla español/We speak Spanish

La virtud de ser bilingue jamás fue tan beneficiosa para Dusty Baker cuando estuvo al mando de los Rojos. En sus últimas temporadas con Cincinnati, el técnico se pudo comunicar sin problemas con su taponero Aroldis Chapman, quien llegó a Estados Unidos sin hablar una palabra de español, pero armado con una recta que toca las 105 millas que le ayudó a recibir un contrato de seis años y $30 millones con los Rojos.

La comunicación con Baker le abrió las puertas a Chapman, no sólo a una mejor actuación, sino a una mejor adaptación a la vida fuera de su país.

"A mí no se me ha hecho fácil aprender inglés", dijo Chapman. "Pero tener a Dusty, que entiende lo que digo, y que no tiene problemas en hablar en mi idioma es algo grande para mí. Además, conoce mi país, porque jugó con muchos peloteros cubanos. Uno siente que te aprecian cuando la persona se toma la molestia de hablar tu idioma".

El español nunca fue un idioma extraño para Baker. Su hermana ha sido misionera en varios países de América Latina, particularmente Colombia, y desde pequeño escuchó a varios miembros de su familia hablar el idioma.

"Además, pasaba cinco meses jugando béisbol invernal en México, Puerto Rico y República Dominicana", dijo. "Todas esas vivencias no sólo me ayudaron en mi español, sino a entender mejor la realidad de esos países y así, entender mejor y apreciar al pelotero latino. No sólo entiendo el idioma, también entiendo cuando los peloteros vienen aquí, lo difícil que la pasan".

"Además, pasaba cinco meses jugando béisbol invernal en México, Puerto Rico y República Dominicana", dijo. "Todas esas vivencias no sólo me ayudaron en mi español, sino a entender mejor la realidad de esos países y así, entender mejor y apreciar al pelotero latino. No sólo entiendo el idioma, también entiendo cuando los peloteros vienen aquí, lo difícil que la pasan".

Maddon, criado en Hazleton, Pensilvania, un suburbio se creciente población latina, ha tenido una experiencia similar en Chicago con Jorge Soler, el prometedor jardinero cubano que al igual que Chapman, no habla inglés.

"Cuando le hablo a Soler, trato de hablarle más español pero muchos de mis muchachos hablan buen inglés", señaló Maddon. "Si hay alguien que está menos cómodo en inglés le hablo más español. Me alegra haber escogido español sobre francés en noveno grado. Para saludar lo uso todos los días".

Béisbol: un lenguaje universal/Baseball: an universal language

Mike Scioscia hubiese querido poder hablar con la fluidez con la que puede expresarse ahora cuando era receptor de los Dodgers de Los Angeles en los años 80. Para esta época, tenía que recibirle a Fernando Valenzuela, quien en aquel momento no hablaba inglés.

"El béisbol tiene un lenguaje universal, y cuando me acercaba a él, le daba señas", recuerda Scioscia. "Era fácil entender 'bola adentro', 'bola afuera', 'alta', ' bajita', con señas, pero la vida fuera del parque... debe haber sido muy difícil para él".

Valenzuela fue el ganador del premio Cy Young y el Novato del Año en 1981, cuando los Dodgers ganaron la Serie Mundial. A Scioscia no le cabe la menor duda del impacto que tuvo Lasorda en ese éxito inicial del zurdo mexicano.

"Tommy le hablaba en español, y eso pudo haber sido parte de su éxito, seguramente", agregó Scioscia, sobre Lasorda. "Todas las instrucciones se las daba en español. Pero eran otros tiempos. Por lo general, aquí los peloteros latinos ya llegan hablando inglés por las academias allá. Erwin Santana, por ejemplo, habla inglés hasta mejor que yo. Cuando voy a la loma a hablar con él lo hago en inglés. Pero quizás en el clubhouse con otros jugadores, nos hablamos en español".

Y ellos lo aprecian.

"Yo puedo hablar inglés sin problemas, igual que todos los peloteros latinos aquí", dijo el campocorto Eric Aybar. "Pero el hecho de que Mike nos entienda, que nos pueda hablar en nuestro idioma, es algo que nos hace sentir cómodo. No lo entiende todo, pero los chistes y las malas palabras sí, clarito"

Cuestión de respeto/A matter of respect

Si casos como el de Chapman son mínimos en las Mayores, y los peloteros latinos ya hablan inglés con bastante fluidez, ¿cuánto ayuda a un dirigente conocer el idioma que habla el 30 por ciento de los peloteros de las Grandes Ligas? Matheny considera que más que poder comunicarse, su esfuerzo es visto como una forma de apreciar y respetar la cultura de sus peloteros.

"Es importante, porque los jugadores entienden que yo respeto su idioma y su cultura", dijo Matheny, quien aprendió español por recomendación de Bill Freeham, un ex receptor de los Tigres de Detroit que fue su coach en la Universidad de Michigan. "Pero puede darse una situación de un lanzador que no necesariamente entienda algo en específico -- en ese caso, soy capaz de explicarlo en español".

Baker, Scioscia y Matheny tuvieron un gran taller común para mejorar su español: los tres jugaron varios años en el béisbol profesional del Caribe, en donde no sólo pulieron sus habilidades como peloteros durante su juventud, sino que también tenían que usar sus conocimientos del idioma, principalmente fuera del parque.

"Jugué un año en Puerto Rico y otro en República Dominicana y traté todo el tiempo de practicarlo, porque esa fue la mejor oportunidad para aprenderlo", señaló Matheny. "Me gusta el idioma y me gusta la gente. Aprender otro idioma fue lo más importante de mi educación".

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