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Hoy como ayer

BUENOS AIRES -- Todo está como era entonces. La Fórmula Uno ha vuelto a la normalidad general, con Mercedes dominante y Lewis Hamilton otra vez ganador, pero no exenta de matices. Conviene hurgar detrás de escena, ver más allá de los tiempos de carrera, para entender por qué ocurren ciertos sucesos y anticipar qué puede pasar.

El doblete de las Flechas de Plata, el retorno de Hamilton al triunfo y una nueva derrota de Nico Rosberg pese a haber largado desde la pole, como en 2014, sobresalen en el resumen del Gran Premio de Japón, en el emblemático Suzuka. Sebastian Vettel, ganador en la cita anterior en las calles de Singapur, subió al podio en la pista que lo muestra como el máximo ganador activo.

Mercedes sufrió más de lo que muestran los números. Hamilton tuvo que cuidar la unidad motriz de su W06, lo cual lo obligó a manejar el ritmo para no exigirla demasiado. Desde boxes, el equipo le pidió distintos ajustes en el mapa del impulsor al tiempo que reguló de apuro el chasis en las paradas para acompañar las precauciones.

Una leve pérdida de potencia en las primeras dos curvas, aseguró la casa alemana, impidió que Rosberg mantuviera la punta de la carrera. Aunque el alemán largó bien desde la pole y mantuvo medio auto adelante en el viraje inicial, Hamilton lo emparejó en el segundo, la entrada a las Eses, lo llevó hasta el extremo de dejarlo sin pista y lo superó.

La excursión por la banquina quitó a Rosberg de la ecuación: fue superado por Vettel y Valtteri Bottas. Mercedes aseguró que un exceso de temperatura -por causas que investiga- derivó en la pérdida de potencia de Rosberg, quien terminó siendo muy vulnerable

El subcampeón lanzó su movida por adentro en la chicana, preciso y a último momento en la frenada, para superar a Bottas y acomodarse tercero. Mercedes fue astuto para convocarlo a boxes una vuelta antes de que entrara Vettel y así dejarlo adelante de la Ferrari luego del segundo turno de detenciones. Sin embargo, Rosberg no pudo recuperar todo lo perdido en las primeras dos curvas: Hamilton ya estaba demasiado lejos. El inglés selló temprano su tercer triunfo en el Japón, segundo consecutivo y en Suzuka.

Vettel y Ferrari volvieron a erigirse como los mejores del resto, aunque al alemán terminó preguntándose qué habría pasado si hubiese hecho su segunda detención una vuelta antes. Acostumbrado a aprovechar cada gentileza de sus rivales, Vettel no pudo mantener a su compatriota detrás luego del terreno perdido por Rosberg en la vuelta inicial.

Kimi Räikkönen, quien había sido más rápido que su compañero durante buena parte del fin de semana tanto sobre mojado como en seco, salvo en clasificación, recuperó un par de lugares y aportó puntos para la Scudería.

Williams cosechó mucho menos de lo esperado. Felipe Massa hipotecó sus chances en el lanzamiento, cuando Daniel Ricciardo encaró por el medio de la grilla y se rozó con el sudamericano. El brasileño padeció el pinchazo de la rueda delantera derecha y la rotura de la trompa. El australiano también volvió rápido a boxes con la trasera izquierda destrozada. El mexicano Sergio Pérez también sufrió en el tránsito por la curva inicial, cuando un roce con Carlos Sáinz le rompió un neumático trasero y lo mandó al fondo de la fila.

Lotus -principalmente Pastor Maldonado- aprovechó los avatares para terminar sumando puntos con sus dos autos en las horas más difíciles del equipo. Una deuda con el fisco británico y por seguros cercana a los tres millones de libras esterlinas lo ha puesto al borde de la intervención judicial. Renault, que acordó inicialmente la compra del 65% del paquete accionario, aportaría pronto el dinero para salvar las finanzas de 2015 mientras espera hacerse cargo de la escuadra ya como constructor a partir del año próximo.

El futuro de la sociedad McLaren-Alonso parece aún más oscuro. Porque la solución no asoma tan próxima. Las desavenencias y disconformismos ahora son públicos. Y ya se sabe que a menudo un negocio global como el de la Fórmula Uno perdona más las trastadas privadas que los exabruptos públicos. Harto de ser superado en las rectas debido al pobre rendimiento de la unidad motriz japonesa, el español Alonso bramó por radio comparando el impulsor con uno de GP2 Series.

Y ocurrió en la casa de Honda, el circuito impulsado por el propio Souichiro Honda a comienzos de los 60, y frente al presidente de Honda Motor Company y al titular de la división de Investigación y Desarrollo, invitados por McLaren. Ron Dennis, el mismo jefe con el que Alonso terminó enemistado en 2007, dijo que no está dispuesto a tolerar comportamientos semejantes de sus pilotos. Al inglés no le gustan los chantajes -Alonso ya llevó a cabo uno en pleno Spygate ocho años atrás- ni las desavenencias internas emitidas al mundo por televisión.

Y ya sabemos cómo terminó todo en 2007. Coincidencia o no, Flavio Briatore, viejo amigo de Alonso, le dijo días atrás a la prensa española que si al asturiano no le dan un auto ganador, podría dejar el equipo. Por motivos distintos a las promesas incumplidas de 2007, la relación volvió a tensarse: todo está como era entonces.