<
>

Nuevo cuadro, nuevas obligaciones

OAKLAND -- La vida ha cambiado en el área de la bahía, donde los Golden State Warriors han sufrido una repentina metamorfosis de héroes locales a equipo de la NBA.

El día de medios en Golden State hizo evidente la transformación de oruga a mariposa. Atrás quedó el tema de su coronación y dio paso a un aluvión de preguntas sobre apariciones en televisión y monstruosos contratos por venir.

"Los fanáticos chinos quieren que te diga que por favor traigas a Riley", dijo un periodista chino en referencia a la ahora internacionalmente famosa hija de Stephen Curry.

Los Warriors han dejado Hollywood o Silicon Valley para ser más local en la comparación. Eso no necesariamente es malo, considerándolo el primer paso hacia el éxito. La clave será cómo los campeones defensores consiguen algo más brillante que el oro.

Cuando preguntaron si los Warriors eran susceptibles a la infame "enfermedad del más" de Pat Riley, corrosivo egoísmo que aflige a los equipos acabados de ganar títulos, el coach Steve Kerr no se lo creía.

"Bien, estaría sorprendido si tenemos alguna enfermedad del más como llamó Riley", dijo Kerr a TrueHoopTV el pasado 8 de septiembre. "Tenemos muchachos que son naturalmente muy, muy generosos y realmente se llevan bien". Después de una pausa añadió "siempre hay cosas de contratos".

Sí, esas cosas de contratos se vislumbran en la medida en que surge algo sobre un equipo tan exitoso. Harrison Barnes y Festus Ezeli están buscando grandes extensiones, y ambos (comprensiblemente) mantuvieron silencio sobre ello cuando se les preguntó el lunes. Barnes definió esas negociaciones, "(están) fuera de mi círculo de competencia".

El próximo acuerdo de Barnes ya es un tema de conversación entre sus compañeros de equipo, que se impresionaron de las cifras discutidas. También son lo suficientemente inteligentes para comprender por qué Barnes podría ser el jugador del equipo mejor pagado la próxima temporada: El nuevo dinero proveniente de la TV.

Meditando sobre si él podría ayudar a Barnes a ser pagado, Andre Iguodala dijo "los números (del contrato) de Harrison son tan grandes que eso realmente no importa. Rico es rico, él va a estar bien".

Cuando Barnes reprendió a Bogut sobre su colección de coches, el australiano replicó que Harrison podía comprar un auto de oro al firmar su extensión. Estas son bromas, para ser claros, pero queda por ver cómo compañeros de equipo aceptan la realidad de que su hermano pequeño de repente se convierta en un gran banco.

Los Warriors de Kerr han tenido éxito en gran parte debido a la supresión del ego. Golden State es largo en profundidad y dependen de muchos colaboradores que podrían tener papeles más importantes en otros lugares.

Iguodala acepta salir de la banca y levanta un equipo en un papel que podría haber considerado por debajo de él. El centro titular Bogut se sienta en las Finales y aplaude de todo corazón durante todo lo que atraviesan. La temporada pasada, los jugadores pasaron más la pelota y, no tan casualmente, también ganaron más. Puede sonar cursi y cliché, pero la generosidad gana campeonatos. También tienen talento, pero está optimizado en un sistema en el que los jugadores se ayudan mutuamente.

Entrenadores y jugadores de Golden State están entusiasmados con lo que pueden lograr ahora con ese talento. Rutinas establecidas han disparado sus habilidades. Series que resultaban pérdidas de balón en el pasado ahora son hechas con facilidad. El año pasado, la bola se movió. Este año, los entrenadores quieren que se mueva en modo piloto automático. Hay una creencia interna que los Warriors serán aún mejores esta temporada, por muy loco que pueda sonar.

El macro desafío para los Warriors es mantener un espíritu colectivo en medio de la amplificación del ego que viene atado al éxito. Las fuerzas de la fama potencialmente pueden deformar el sentido individual de los jugadores, cambiando la forma en que se relacionan entre sí. No es un problema grave, pero es algo con lo que equipos campeones han tenido que lidiar.

Para su mejor jugador, mantener la normalidad podría venir naturalmente. Curry parece cómodo apareciendo en cada televisor, como si estuviera recorriendo el mundo vendiendo un zapato y un vídeo juego al mismo tiempo.

"Sigo siendo la misma persona", dijo Curry. "Aun hago las mismas cosas en mi tiempo libre. Eso me mantiene conectado a tierra, me mantiene normal".

Esa es la paradoja de Curry: En condiciones locas, expone la anormal cualidad de permanecer normal.

Entonces, Curry resumió lo que sintió con el cambio: "salir y hacer las cosas, eres mucho más reconocido. El mundo como que se ha vuelto más pequeño".

A medida que los Warriors se hicieron más grandes, su mundo se hizo más pequeño. Curry puede jugar una ronda informal de golf con el presidente. Draymond Green puede asentir con la cabeza y aparecer de pronto en los edificios en East Lansing. Agarrar el trofeo significa que puedes alcanzar y tocar muchos otros sueños.

Siguen siendo las mismas personas, pese a los cambios que Curry ha podido notar. Mientras explicaba como había sido su temporada baja un sonido familiar cortó las palabras. Green estaba delante de una cámara detrás del escenario, flexionando y gritando en las luces como lo ha hecho tantas veces en el Oracle. Son más famosos, más mediáticos que antes, pero este es un equipo que conocemos. Conservan la capacidad para ser grande en un mundo que por fin los nota.