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Luis Suárez dedica a Messi gol en Champions para vencer a Leverkusen

MADRID -- Ante la imposibilidad de encontrar un clon del insustituible Leo Messi, el Barcelona apostó por la heroica para superar la primera prueba de fuego sin su estrella ante el Bayer Leverkusen (2-1), en un partido que evidenció la jerarquía que impone el argentino, y que no pasó por sus compañeros, como demostró Luis Suárez, quien al marcar el gol de la diferencia se lo dedicó, al hacer el número 10 con sus dedos.

Hacía casi dos años, cuando el rosarino se rompió el bíceps femoral de la pierna izquierda y estuvo de baja siete semanas, que el plantel azulgrana no recordaba la sensación de vivir sin su faro.

En el Barcelona actual, el rosarino es un tres en uno: 'nueve', interior y extremo. El jugador total que golea, asiste y marca el compás de un equipo corto de efectivos por las lesiones -hoy cayó Andrés Iniesta- y la imposibilidad de inscribir a Arda Turan y Aleix Vidal hasta el mes de enero.

Pedía Luis Enrique en la previa del partido contra los alemanes que, ante la ausencia de Leo, era "el momento que todos los jugadores de manera individual y de manera colectiva" dieran "su mejor versión".

No varió el preparador asturiano el esquema táctico habitual. Apostó por un 4-3-3 con Sandro Ramírez sustituyendo al insustituible Messi en el flanco derecho de ataque, acompañando a Luis Suárez y Neymar Jr, dos de los nombres llamados a dar un paso adelante.

Sin embargo, la reacción de los pesos pesados no se vislumbró en el primer tiempo. Con Neymar desentonado, Suárez sin precisión e Iniesta lejos de dibujar el último pase, el Barcelona sólo generó, a trompicones, un par de ocasiones de un actor secundario como Sandro Ramírez.

A una versión gris de las individualidades se sumó la sensación de desgobierno colectivo. La presión asfixiante del Bayer, similar a la que impuso hace una semana el Celta de Vigo, desarboló la salida de balón desde la zaga y partió al equipo en dos mitades.

Ello propició que las llegadas verticales de los de Roger Schmidt se multiplicaran y Ter Stegen, indeciso en el primer tanto de Papadopoulos de córner, evitó que los alemanes consiguieran una ventaja superior al término del primer tiempo.

Tras la reanudación, el primero en dar un paso adelante fue el propio preparador asturiano. Apostó por un cambio de esquema. Neymar ocupó la mediapunta, mientras que Sandro y Suárez ocuparon la punta derecha e izquierda de ataque, respectivamente. Con esta propuesta pretendía Luis Enrique generar profundidad con los laterales, pero ni Mathieu ni Alves tuvieron su día.

En éstas, y coincidiendo con el cambio obligado por lesión de Andrés Iniesta, entraron Jordi Alba y Munir el Haddadi, pero la fluidez siguió sin llegar, en parte, por las prisas, la precipitación y las pocas ideas en la sala de maquinas azulgrana.

Salió Sergi Roberto por Rakitic y el campeón de Europa logró algo de oxígeno en la medular que se tradujo, además, en el gol del empate, también a trompicones, del centrocampista de Reus.

Sin tiempo a rehacerse del gol, Suárez anotaba el segundo tras una acción de otro secundario como Munir en la banda derecha. El uruguayo remató con el alma, casi a la media vuelta, y culminó una remontado que en el minuto 78 parecía una quimera.

Una victoria importante para los de Luis Enrique, que dormirán líderes de su grupo tras un encuentro en el que la sombra de Leo Messi estuvo muy presente.

La heroica salió al rescate del Barcelona en su primera gran noche sin su estrella. Sobrevivir a toda costa se ha convertido en el objetivo principal de un equipo azotado por las lesiones. La duda reside en si la épica será suficiente para tapar la ausencia del 'diez', la falta de ideas y la plaga de lesiones.