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Arsenal, humillado en la Champions tras la derrota ante Olympiakos

LONDRES -- Tres reflexiones sobre la victoria 3-1 del Olympiakos sobre el Arsenal en la Champions League:

1. Se complica la clasificación del Arsenal

"Hay que ganar los partidos locales para clasificar, es tan simple como eso. No podemos darnos el lujo de perder puntos contra nadie en casa".

Eso dijo Arsene Wenger antes de la derrota 3-2 del Arsenal ante el Olympiakos en la Liga de Campeones el martes por la noche.

Efectivamente perdieron los puntos, y lo que antes era considerado como un hecho --la clasificación del Arsenal a los octavos de final, una fase de la competición que siempre alcanzan, hasta donde muchos de sus fans pueden recordar-- ahora corre serio peligro.

La temporada pasada, Basilea alcanzó las rondas eliminatorias con apenas siete puntos, mientras que otros avanzaron con ocho. Aun si dicho umbral es tomado como el total que el Arsenal debe alcanzar para clasificar en su grupo, entonces debe ganar dos de sus cuatro partidos restantes, y sumar algo más en los otros dos.

Cuando lo planteas así, no suena como un desafío particularmente extenuante, pero luego recuerdas que dos de esos juegos --los próximos dos, de hecho-- son contra el Bayern Munich. Mientras el Arsenal jadeaba y resoplaba contra el Olympiakos, el Bayern le clavaba un gol tras otro a Dinamo Zagreb, conjunto que derrotó a los Gunners hace dos semanas.

Hubo cierto debate en torno a dos de los goles de los visitantes griegos en esta derrota. En el segundo, sancionado como un gol en contra de David Ospina, no parecía que la pelota había cruzado la línea, pero las repeticiones posteriores demostraron que definitivamente había cruzado. Fue dictaminado por uno de los jueces de línea, quien tenía un ángulo de vista muy bueno y acertó en su decisión. Para el gol del triunfo, el autor Alfred Finnbogason parecía fuera de juego en el pase a Felipe Pardo, quien luego tiró el centro para que el suplente rematara al arco.

Sin embargo, el conjunto griego mereció la victoria. Defendió con firmeza, sobre todo cuando una impresionante atajada doble del portero Roberto al principio del segundo tiempo fue seguida por una intercepción de Omar Elabdellaoui sobre la línea.

Además, el Olympiakos siempre fue una amenaza de contraataque. Pardo, Seba y Leandro Salino estuvieron particularmente impresionantes, y su ritmo colectivo complicó al Arsenal de principio a fin. Pero la clave es que fueron muy efectivos con sus oportunidades, a diferencia del Arsenal.

Contra todos los pronósticos, el Olympiakos ahora tiene mejores posibilidades que el Arsenal de avanzar a las rondas eliminatorias.

2. Fracasos familiares

A veces es fácil preguntarse por qué el Arsenal --viejo participante de la Champions League, residente permanente entre los cuatro punteros de la Premier League y un equipo que ha ganado trofeos importantes en las últimas dos temporadas-- es objeto de tantas críticas, y hasta de escarnio.

Pero entonces, todo lo que tienes que hacer es verlos jugar como lo hicieron el martes. Fue casi una parodia del Arsenal. Dominaron la posesión, pero extendieron el manejo del balón demasiadas veces alrededor del área del Olympiakos antes de que su alarmante fragilidad defensiva les viera perder puntos en los ataques relativamente escasos de los visitantes.

El Arsenal no jugó objetablemente mal, pero se las arregló para terminar sin nada. Se dice de algunos equipos que simplemente encuentran una manera de ganar, pero el conjunto de Wenger a menudo se las arregla para encontrar alguna manera de perder. Lo que se ha hecho se hará otra vez; no hay nada nuevo bajo el sol, al menos en lo que al Arsenal se refiere.

Es parte de la razón por la que siempre estarán aquellos que piensan que el Arsenal no ganará la Premier League o la Champions League mientras Wenger esté a cargo, ya que estos problemas son habituales. Casi no importa qué jugadores estén en el campo de juego, el equipo siempre hará lo mismo.

El Arsenal no podría haber hecho mucho en el primer gol, convertido por medio de una fuerte desviación de Alex Oxlade-Chamberlain, pero el segundo fue muy evitable y el tercero llegó inmediatamente después de que Alexis Sánchez anotara el 2-2. Cuando el Arsenal es bueno, puede ser electrizante. Pero cuando es malo, es terriblemente exasperante y un maestro en su incapacidad de evitar lo evitable.

3. Ospina dejó escapar el balón

Siempre es tema de debate si descansar al portero titular y darle algunos partidos de práctica al suplente es conveniente o no.

Por un lado, es teóricamente astuto darle minutos al primer suplente para que esté afilado cuando realmente lo necesitan. Es una oportunidad de asegurar, en estos días que los equipos de reserva no son realmente aprovechados, que no se pase la vida sentado en el banco.

Por otro lado, el suplente es suplente por una razón, y se nota cuando hace cosas como, por ejemplo, dejar caer el balón sobre la línea en un tiro de esquina de rutina bajo presión mínima de los delanteros contrarios. Ospina, incorporado para darle un respiro a Petr Cech, hizo exactamente eso contra el Olympiakos, luego de una actuación no del todo convincente ante el Dinamo Zagreb en el partido anterior.

Se habló de que Cech tuvo un problema en la pantorrilla, pero nada de eso fue mencionado por Wenger antes del partido, y ya parece ser una política extraoficial que Ospina juegue los partidos de copa, mientras el checo cumple sus deberes en la liga.

Todo esto está muy bien, pero parece bastante extraño hacer una compra tan importante como la de Cech, que supuestamente apunta a mejorar al Arsenal en general y a hacerlo más competitivo en competiciones como, uno podría imaginar, la Liga de Campeones, y luego dejarlo fuera de los dos primeros partidos europeos.

En general, las esperanzas que rodeaban al Arsenal durante el verano giraban en torno al fichaje de Cech, que parecía ser el tipo de movimiento despiadado y de corto plazo que no estamos acostumbrados a ver de Wenger hoy por hoy. Ese tipo de esperanzas, sin embargo, no parecen tener sentido cuando el nuevo fichaje no se usa.

No hay garantías de que el propio Cech no habría hecho un error similar --tuvo grandes fallas contra West Ham en el primer partido de la temporada en la Premier League-- pero la idea de gastar £11 millones en un portero de 33 años de edad es reducir las posibilidades de este tipo de errores.

Es bastante curioso, por decir lo menos, que Wenger haya declarado que éste era un partido que tenían que ganar o ganar tras la derrota en el primer partido, y luego no presente su mejor equipo.

Nick Miller es escritor de fútbol para ESPN FC, The Guardian, Eurosport y una serie de otras publicaciones. Puedes seguirlo en Twitter @NickMiller79.