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El peso de ser local: frustraciones históricas

BUENOS AIRES-- Ser local y tener el apoyo de tu público suele ser una ventaja y es motivo de goce para el deportista. Pero en algunas ocasiones, termina jugando en contra.

La eliminación inglesa en primera ronda es difícil de comparar con otra en el deporte ovalado: la propia Rosa perdió una final en Twickenham ante los Wallabies en 1991, y en 2003 la ecuación se invirtió: Inglaterra festejó en tierra australiana. Gales cayó en cuartos de final de 1999 y Francia terminó cuarto en 2007 tras perder con Los Pumas.

En el fútbol, probablemente se encuentre el ejemplo más fuerte y fresco: Brasil perdió la final de 1950 ante Uruguay en el recordado Maracanazo y esperaba su revancha en el 2014. Un inolvidable 7-1 ante Alemania en semifinales terminó con la ilusión de los pentacampeones del mundo que nunca pudieron levantar el trofeo en su tierra.

Si de básquet hablamos, Estados Unidos es el dominador histórico. Pero en 2002, en el Mundial jugado en Indianápolis, su seleccionado tuvo un duro golpe: perdió 87-80 ante Argentina, y de esa forma cortó un invicto de 10 años sin derrotas del Dream Team. Aquellos invencibles jugadores terminarían en el sexto puesto en su Mundial, tras caer en cuartos de final frente a Yugoslavia y por el quinto puesto ante España.

Los cuatro Grand Slam de tenis marcan que los estadounidenses han ganado de forma seguida en el US Open, sobre todo en la era Agassi-Sampras. En Australia también ha existido una fuerte presencia de los locales levantando el trofeo. Pero Wimbledon tuvo que sufrir 77 años sin que un británico levantara el trofeo en el All England hasta que Andy Murray cortó la racha en 2013. En Roland Garros ya cuentan 32 años sin que un local levante el trofeo. El carismático Yannick Noah fue el último en hacerlo.

La derrota inglesa en Twickenham metió al seleccionado de Stuart Lancaster en esa lista de locales sin suerte. El cierre ante Los Teros, un triste final para los inventores del rugby.