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Wilson Ramos, un experto en dirigir no hitters

NUEVA YORK - Una gran cantidad de factores entran en juego cuando se habla de lo que tiene que suceder para que se realice un juego sin hit o un juego perfecto.

En el caso de Wilson Ramos, el receptor venezolano ha estado agachado detrás del plato para los últimos tres no hitters que han lanzado los pitchers de los Nacionales de Washington.

El carabobeño dirigió el no hitter que logró Jordan Zimmerman en el último partido de la temporada pasada contra los Cincinnati Reds. El catcher entonces puso las señales con los cinco dedos de su mano derecha el 20 de junio cuando el as de los Nacionales Max Scherzer dominó a los Piratas de Pittsburgh sin permitirles un imparable.

El sábado por la noche contra los Mets de Nueva York, Flores volvió a guiar el camino de Scherzer, quien se convirtió en el sexto pitcher en las mayores de lanzar dos juegos sin hits en la misma temporada regular.

De alguna forma u otra, en un tramo de 13 meses, Ramos ha desarrollado la fama de cómo producir y llevar a cabo el plan de juego necesario para un no hitter, convirtiéndose en el Beethoven de los receptores que hasta ahora a compuesto los únicos tres juegos sin hits en la historia de los Nacionales desde que la franquicia se trasladó de Montreal a Washington para el inicio de la campaña 2005.

Luego de haber encaminado a Scherzer a lo largo de una noche fría en la Gran Manzana, Ramos reveló lo primordial que fue su desempeño defensivo y el diálogo que ha existido desde el mes de febrero cuando los serpentineros y receptores fueron los primeros enlistados para los entrenamientos primaverales.

"Mira la verdad (es) que el trabajo duro hace que uno salga al terreno (para) hacer lo que uno trabaja el día a día. De verdad que, mira, siempre he trabajado mucho en mi defensa. He trabajado siempre en estar en buena comunicación con mis lanzadores", explicó Ramos en exclusiva a ESPNDeportes.com.

"Pienso que el éxito que he tenido detrás del plato ha sido por eso. Siempre tratar de estar en buena comunicación con los pitchers. Eso me ha ayudado mucho".

Si uno analiza las responsabilidades que conlleva ser un receptor, especialmente en el nivel de las mayores, sin duda es la posición más difícil de ejercer cuando se habla de alguien que está a cargo del partido y que además tiene la autoridad de pedir el lanzamiento que el pitcher debe hacer. Es quien debe asegurarse de ejecutar al cien por ciento el plan diseñado para ese encuentro y realizar los ajustes que hay que administrar.

Catalogada como la segunda posición para esos amantes de la pelota que mantienen la planilla de anotaciones cuando gozan presenciar el partido en vivo o aquellos que eligen la comodidad de ver los juegos por televisión o escucharlos por la radio, el catcher también asume el rol de consejero, una extensión del dirigente y de coach de pitcheo, además de una importante presencia calmante en el campo de juego para el pitcher.

Y por supuesto debe saber como defenderse con el bate en la caja de bateo.

Mientras que Ramos trabajó con los abridores y relevistas en los diamantes externos del complejo de entrenamiento en Viera, Florida, antes de iniciar la temporada regular, el catcher de 28 años de edad tuvo que esforzarse un poco más con el nuevo integrante de la rotación, quien en el mes de enero había fichado un contrato de sietes años y $210 millones.

"Este año lo he hecho con todos especialmente con Max Scherzer, que es nuevo en el equipo. De verdad que lo hice desde el principio de Spring Training", afirmó. "Siempre estuvimos en la misma pagina trabajando juntos y de verdad que (estoy) emocionado por el trabajo que hizo (el sábado) porque de verdad que veo que han dado buenos resultados lo que hemos hecho".

En lo que fue su ultima apertura y 33 de su primera campaña con los Nacionales, Scherzer no hubiese preferido a cualquier otro receptor que no fuese llamado Wilson Ramos, quien perdió cuatro de sus salidas por causa de descanso.

Ya fuera un cutter, una curva, un cambio de velocidad o una bola rápida, Scherzer nunca desconfió de Ramos.

"Solamente asentí con la cabeza", destacó Scherzer. "Confié en él en diferentes situaciones".