Ernaldo Moritz 8y

El detrás de la entrevista a Matías Almeyda, director técnico de Chivas

GUADALAJARA -- Matías toma el ascensor y baja al vestíbulo del hotel que le ha servido como casa por más de tres semanas. El ambiente ya es familiar, inclina la cabeza en gesto de saludo hacia los recepcionistas y se dirige hacia la entrada al restaurante, donde se ha montado un set para la entrevista que habrá de conceder a ESPN.

Saluda con mano firme y mirando a los ojos a cada uno de los ahí presentes. Acto seguido, se disculpa y solicita un par de minutos para salir más allá de las puertas de cristal, donde habrá de charlar con dos miembros de su cuerpo técnico al tiempo de permitirse fumar un cigarrillo. Medio cigarrillo en realidad, la entrevista pactada no da tiempo para más. “Acá va a llover feo”, dice Almeyda cuando entra de vuelta al hotel.

Su llegada a Guadalajara no sólo le ha significado adaptarse a los cambiantes ánimos de la directiva de Chivas, sino también hacerlo ante las igualmente bipolares tardes tapatías, en las que como bien hace calor, las nubes pueden esconder cualquier estrella con su tono más oscuro: “Está negro el cielo. Es especial el clima de Guadalajara”, remata el recién llegado a la Perla de Occidente. Tras atender a los micrófonos de Futbol Picante de ESPN, el técnico argentino accede a otorgar unos instantes más para charlar con ESPN Digital.

En la barra del restaurante dos de sus auxiliares, el ex portero Carlos Roa entre ellos, se mofan a la distancia de su jefe y amigo, quien simplemente les sonríe para de inmediato buscar ocultar dicha sonrisa y meterse en su papel de entrenador, solemne y calculador de cada palabra. Llega entonces la primera pregunta: Tras cinco partidos, ¿se nota la mano de Matías Almeyda en Chivas?

La respuesta es muy del estilo de Matías, quien rara vez firma alguna declaración en primera persona: “Doy mucho valor a los jugadores, están entregando el alma que es lo que les pido yo, después hay una gran virtud en cada uno de ellos, pero todavía no se ha conseguido nada, tenemos que seguir por esta línea y poder seguir cosechando puntos para sumar la mayor cantidad posible”.

El ex técnico de River Plate y Banfield tiene el mismo semblante que la semana anterior, y que la pasada a esa y la anterior a esa otra. La diferencia, es que en la cartera no tiene tres puntos producto del último partido. Esto no parece importarle demasiado al estratega, quien rechaza que se tenga que trabajar diferente una vez que ha llegado su primer descalabro en México, a manos (o garras, mejor dicho) de los Pumas.

“No hay que trabajar mucho (en el ánimo), los jugadores son conscientes de que lo que hicieron fue muy bueno, todos quedamos con ese sabor amargo por no haber traído a casa los tres puntos o por lo menos el empate que se merecía, pero vemos que el equipo va creciendo, se va sintiendo cómodo, nosotros cómodos con ellos y entre todos con una unión especial debemos salir adelante”, agrega el nacido en Azul, Argentina.

A un costado de donde se desarrolla la conversación, al menos media docena de aficionados -o curiosos- que se han percatado de la presencia del ex mediocampista, aguardan a que el entrevistador deje de preguntar, y por ende el entrevistado deje de responder, para entonces solicitarle una fotografía o autógrafo a este último. Unos metros más allá, Roa y otros miembros del cuerpo técnico también esperan, tienen hambre y sólo falta Matías para poder ir a cenar. Quizá esta noche toque corte, o bien algo más mexicano.

Antes de comenzar la entrevista (y después de hablar sobre el cielo tapatío), Almeyda también mencionó algo al respecto: ha probado los tacos, el picante y a estas alturas de su nueva y mexicana vida ya puede degustar la mitad de un chile, cantidad nada despreciable para alguien tan desacostumbrado al picante.

Pero antes de que aparezca el pastor, la arrachera o cualquier tipo de carne encima de una tortilla, falta una pregunta por responder: ¿Chivas puede pensar en Liguilla? La respuesta no aviva las esperanzas, pero tampoco echa leña para prenderles fuego y terminar con ellas:

“Tenemos que pensar partido tras partido, trabajar en eso. No quemar tantas energías pensando en el más allá, sino en el día a día y en el próximo partido. Nos viene bien esta especie de descanso del fin de semana, haremos un amistoso el viernes (ante Necaxa) pero podremos incorporar algunos entrenamientos que nos van a venir bien”, sentencia el ‘Pelado’.

Listo. Desaparece el color rojo del pequeño foco de la grabadora y Matías se despide, no sin antes tomarse fotografías con aquellos curiosos que para entonces ya son más de una docena. Por esta noche, el ‘Pelado’ es libre de ir a cenar con sus amigos y quizá beber un buen mate. Aunque el cielo de Guadalajara hoy esté negro, no es pretexto suficiente como para decirle que no a los tacos tapatíos.

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