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Jorge Gutiérrez, el toque mexicano en el Fan Fest de los Milwaukee Bucks

MILWAUKEE -- Son contadas las historias sobre mexicanos en la NBA, cuatro en particular y una de ellas se acaba de alimentar de un Fan Fest en la ciudad de Milawaukee con sus Bucks.

Jorge Gutiérrez tuvo la oportunidad de vivir uno de esos días raros en el camino de un deportista, al entrenar y jugar frente a sus aficionados para después conocerles y llevar una serie de dinámicas particulares que organizó el equipo en la ciudad de casi 600 mil habitantes.

El Fan Fest un evento a puerta abierta, comenzó a las 10:30 horas con el calentamiento de los jugadores Bucks --entre ellos Gutiérrez. Una vez terminado el preámbulo de actividad física, Jason Kidd, entrenador del equipo, colocó a los jugadores en una de las orillas de la cancha para circular el balón.

En todo este proceso, Jorge lució calmado y concentrado en su trabajo, aunque se dio momentos para bromear un poco con sus compañeros sobre la duela. Así pasaron los minutos hasta llegar a la práctica abierta de jugadas, donde el mexicano actuó bien y no vio reprimenda alguna de los asistentes del coach Kidd, mientras miles de aficionados en el BMO Bradley Center observaban con detenimiento la rutina de su equipo, algo que pocas veces logran atestiguar.

Llegó la hora de las presentaciones y la división de elementos para el "interescuadras". El mexicano dio pelea a la defensiva y sus contribuciones al ataque fueron destacadas. Si bien no todo fue perfecto, Jorge demostró la buena forma de juego que desplegó en el Preolímpico de básquetbol en la Ciudad de México.

Incluso se enfrasco en una buena batalla con su nuevo compañero y también latinoamericano, Greivis Vásquez, quien a pesar de ser competencia, en los entrenamientos se les ve juntos y conversando como buenos conocidos, será que son de sangre latina...

Ésta vez, el marcador no era lo importante, sino el accionar del sistema ofensivo del coach Kidd, y Jorge se mantuvo casi todo el partido como movedor titular de su escuadra, algo que quizás en este partido no sea de relevancia, pero que seguramente muestra que el staff de entrenadores confía en su talento para quedarse en el primer equipo.

Termina el partido, y...

Comienza algo que es un poco extraño para el jugador mexicano, ya que Jorge, quien es un poco retraído, tuvo que ser parte del verdadero Fan Fest, de ese que todos los aficionados esperan: el conocer a sus jugadores favoritos.

Y ahí es donde inició el periplo de casi dos horas y media: el otro partido. Convivir con los fanáticos que hicieron filas interminables solamente para que se lleven una foto, autógrafo o simplemente estrechar la mano de sus ídolos, por los cuales pagan boletos, compran jerseys y todo tipo de recuerdos.

Gutiérrez se encontraba en el grupo de jugadores estrellas de su equipo como O.J. Mayo y Jabari Parker. Nada mal para aquel chiquillo de Chihuahua con el sueño de jugar en la NBA.

El movedor firmó balones, gorras, papeles, fotos e incluso un yeso en el brazo de un joven. Pero el momento que realmente lo hizo sonreír fue cuando un chico que traía fotos de los jugadores, llegó con una de él vestido en el uniforme de California, su alma mater. Gutiérrez no pudo contener la sonrisa de gusto y orgullo al verse en los colores universitarios que seguramente le trajeron recuerdos muy buenos. Es un hecho que California le dio casi la totalidad de los fundamentos para llegar hasta esa mesa de NBA donde se encontraba firmando artículos para los seguidores de los Bucks.

La estación para tomarse la foto del recuerdo fue una segunda etapa del festival, donde Jorge permaneció casi 25 minutos. Después llegó la tercera parada, los tiros libres. Allí se encargó de pasar el balón a los aficionados para buscar el disparo. Allí se le notó más entonado en el espíritu del festival, ya que sonrió más, hizo bromas y se dio el tiempo para distraer a los aficionados, recreando la presión sobre la duela.

Al final de los tiros libres llegó el momento difícil: la competencia donde todo puede pasar y que los profesionales y aficionados son iguales y pelean en circunstancias idénticas.

Cada jugador se sentó en una estación con una consola de video juegos, y Jorge toma su control y espera rival. A diferencia de sus compañeros de equipo, el de Chihuahua no escoge meter a su avatar de titular y simplemente se dedica a jugar y lo hace muy bien, ya que mientras ganaba en la consola, también se daba el tiempo para conocer a los adversarios platicando cosas de su vida e intercambiando ideas. o simplemente mostrando cómo se maneja el juego y esos botones que suelen ser complicados para todos los usuarios.

A la postre, la jornada laboral fue larga: entrenamiento, partido, aficionados y mucho tiempo sentado, pero seguramente fue uno de esos días que Jorge, al igual de todos aquellos aficionados que convivieron con él, nunca van a olvidar. Un capítulo más que aquel joven de 16 años soñaba hacer cuando emprendió los pasos hacia el sueño americano.