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Historias mínimas

Como es habitual, en ESPNtenis.com repasamos las historias paralelas de la semana tenística. Detalles, curiosidades, frases destacadas y todo el color del circuito.

DESTINO DJOKOVIC
"Nadie sabe qué hubiera sido de mi temporada si ganaba Roland Garros. Todo pasa por algo". Así de crudo fue el mensaje que bajó Novak Djokovic durante su semana en Beijing, descartando que la final perdida en París constituyera un mal recuerdo en su 2015. "No tengo nada para reprocharme esta temporada. Ha sido la mejor de mi vida. Incluso por encima de 2011, porque hoy me siento más maduro como jugador y como persona", subió la apuesta el serbio.

Y retomó: "Roland Garros todos los años es una enorme prioridad en mi calendario. Pero tal vez haber ganado este año me hubiera dejado ya satisfecho y el resto de la temporada no hubiera sido lo que es hoy. En la vida cada cosa que pasa tiene una razón. Yo lo aprendí de mi propia experiencia y trato de que me sirva para hacerme más fuerte. En este caso, haber perdido la final me hizo volver con más ganas, ansioso por lograr otro Grand Slam. Y todo eso sin dudas jugó su parte en Wimbledon y el US Open".

Djokovic también dijo estar "preparado en cuerpo y mente" para competir varios años más al máximo nivel y hasta abrazó la posibilidad de tener continuidad como entrenador cuando decida dejar de jugar: "El tenis es mi vida. Hoy trato de vivir el momento. No sé dónde estará el límite. Pero una vez terminada mi carrera, definitivamente me veo todavía ligado de alguna manera al circuito. Tranquilamente podría ser como coach".

Pero si el destino de Novak tuvo y tiene páginas de gloria en este deporte, el de los otros Djokovic ha ido recorriendo la otra curva. Y al margen de la curiosidad en la semana, que el N°1 del mundo haya decidido competir en el dobles de Beijing junto a su hermano menor, Djorjde (20 años), fue todo menos casual: "Djordje está considerando si quiere seguir o no jugando el tenis. Por eso para mí era importante compartir esto con él antes de que fuera a tomar cualquier decisión. Nunca le había tocado vivir una atmósfera semejante o jugar en un gran estadio. Ambos lo disfrutamos mucho".

Djorjde hoy está debajo del puesto 1500 en el ranking de singles, con tres victorias y 14 derrotas en el año. Marko Djokovic (24), el tercero de los hermanos, ya había dejado la competencia el año pasado, después de caer 600 puestos en 2013. "Nunca fue fácil para ellos. Ya desde juniors, el éxito que yo tenía se traducía en un plus de presión y expectativa hacia ellos. Y es algo muy difícil de manejar. Obviamente, ser mis hermanos también les abrió algunas puertas, como invitaciones a ciertos torneos. Pero al mismo tiempo debieron aprender a sobrellevar un montón de cosas extraordinarias para el resto de su generación", expuso Novak.

Y completó: "Yo hasta donde pude he tratado de participar en sus carreras. Pero nunca quise que eso transformara nuestra relación. Si necesitan un consejo, allí estaré siempre. Pero no creo que sea positivo hablarles constantemente del juego, ponerme en un rol de asesor. Prefiero que sigamos hablando libremente de cualquier cosa. Que mantengamos nuestra relación de hermanos, que es excelente".

CONFUSIÓN Y CAMBIO DE PLANES
Con las rápidas salidas de numerosas favoritas en Beijing, el panorama hacia las Finales de la WTA fue cambiando vertiginosamente de un día para el otro. Así, por caso, la campeona Garbiñe Muguruza aseguró su plaza en Singapur en la semana y su rival en la final, Timea Bacsinszky, hoy aparece novena en la carrera, cuando antes del torneo chino estaba lejos de la conversación.

En ese desconcierto de proyecciones y estadísticas, la que se vio arrastrada por la marea fue Belinda Bencic, que ya días atrás se había entusiasmado ante la buena cantidad de puntos sumada en esta segunda mitad del año.

Por eso, cuando le consultaron en conferencia qué significaría para ella clasificarse a Singapur, la suiza escuchó algo bien distinto e interrumpió: "¿Cómo? ¿Entonces ya me clasifiqué?". Ante la repregunta, la vuelta a la realidad: "Ahh, qué significaría". "La verdad es que somos muchas las jugadoras que estamos en la pelea y estas semanas cambian todo", enmarcó la joven de 18 años.

Y de la ilusión en puerta, a un golpe imprevisto: lesión en la mano y brusco punto final para su camino en Beijing, ya sin chance de retornar a tiempo para sumar los puntos necesarios rumbo a Singapur. ¿La alternativa? El "Elite Trophy" de Zhuhai, una suerte de "segundo Masters" que desde este año implementará la WTA con las tenistas del Top 20 que no hayan terminado entre las mejores 8.

EL EFECTO NADAL
Rafael Nadal llegaba a Beijing después de una historia muy particular en Dinamarca, donde había ido a rescatar a España del naufragio en el ascenso de la Copa Davis. Allí, el mallorquín compartió cancha con un tenista universitario de 21 años, rankeado más allá del puesto 900 y que ya por el solo hecho de enfrentarse al ex-N°1 del mundo podía darse por satisfecho.

"No podía creer que fuera real. Estoy inmensamente agradecido de que me hayan dado esta oportunidad", apuntaba Mikael Torpegaard, aquel elegido danés en la Davis. Pues bien, en Beijing hubo otro episodio con argumento asimilable y hasta repeticiones textuales...

"Estoy muy agradecido por esta oportunidad. Jugar con Rafa es algo único", la versión adaptada que se escuchó en Beijing. Esta vez, de boca de Di Wu (230°), tenista chino seleccionado para acceder a una de las invitaciones. Y no sería la primera vez que ambos compartieran pista en un partido por los puntos: Wu ya había sido ball boy de Nadal años atrás, cuando las Finales ATP se disputaban en Asia. Pero la confirmación del cruce abrió a su vez otra clase de historia en Beijing...

"Cuando vi el cuadro me entusiasmé de inmediato. Aunque luego me empecé a precoupar un poco...", advirtió Wu. Y es necesario aportarle contexto a su nerviosismo: el asiático venía de un olvidable paso por Shenzhen, su primera experiencia ATP de 2015, con derrota en el debut por 6-1 y 6-0 ante Hyeon Chung, de 19 años. Y temía no dar la talla ante semejante nuevo escenario: "No dormí para bien la noche anterior. Pensaba: '¿Qué pasa si mi nivel es tan malo como el de la semana pasada?'. Era una pesadilla tener eso en la cabeza".

Pero Wu estuvo a la altura. Después de un parejo primer set que quedó en manos de Nadal, el chino llegó a liderar 4-2 la segunda manga. Y entonces, otra vez la cabeza dominó el cuerpo: "No tuve la confianza para ganar ese set. Dudé, me moví mal, me cansé innecesariamente. Y de pronto me quedé sin energías". Motivación e intimidación, dos caras de una misma moneda acuñada en Mallorca.

SILENCIO, POR FAVOR. JUGADORAS LISTAS... O EN JUEGO
Los nuevos mercados tienen sus efectos colaterales. Evidentemente, los espectadores no siempre están preparados para ello. Y Andrea Petkovic los sufrió particularmente en Asia. En Wuhan, de hecho, le hizo saber al juez de silla que "los ingleses sí saben comportarse". Y el singular juego de contrastes le costó varias preguntas sobre el tema al llegar a Beijing...

"El tenis en cierto punto es un nuevo deporte en China", se justificó en conferencia de prensa, ya en el Premier de la capital. Y buscó complicidad para ilustrar su punto: "Entre Wuhan y Beijing, por ejemplo, realmente se puede ver la diferencia. Este torneo existe hace mucho tiempo y todo funciona perfecto. En Wuhan, hasta la gente de la seguridad cometió errores: dejaban entrar al público durante los games, o hasta en medio de un punto...".

Aunque en Nueva York y Miami, dos plazas tradicionales de la agenda, también se sufren los ruidos de las gradas, la teutona fue determinante con el torneo de Wuhan, presente en el calendario desde la temporada pasada. “Ese no es el tipo de comportamiento al que estamos acostumbrados. Lógicamente uno no lo toma como algo intencional, pero necesitan aprender a comportarse. Si alguien lo tomó mal, lo siento mucho porque yo no tenía la intención de ofender a nadie".

ALGO HUELE MAL EN CHINA
Uno de los tópicos de la semana en Beijing -una vez más- fue la polución. Nubes de smog que ennegrecían el cielo en pleno día, molestias para respirar, jugadores con mareos...

El más visceral en sus cuestionamientos fue sin duda Martin Klizan, que se fue del torneo con apenas tres games ganados: "En un momento empecé a toser después de cada punto y ya no lo pude controlar. Apenas terminado el partido tuve que vomitar. Es tremenda la contaminación que hay en esta ciudad. No contemplo volver aquí en el resto de mi carrera", disparó el eslovaco en redes sociales, aunque luego de la polémica borró la entrada.

Incluso Novak Djokovic remarcaba años atrás que la situación estaba "lejos de lo ideal" y que hasta tenía impacto directo en el juego, porque "enlentecía" los peloteos. Pero, casi resignándose, remarcaba que "todos los años era lo mismo". Y efectivamente la versión 2015 poco cambió al respecto.

Lo cierto es que, aun con el tema sobre la mesa, desde la organización barrieron con todo: "¿Hay acaso alguna regla que diga hasta qué nivel de polución se puede jugar? Y aun si la hubiera, nosotros todavía estamos lejos de alcanzar esos rangos en cualquier aspecto", expuso uno de los directores del certamen, Charles Hsiung. Y graficó: "Mientras haya claridad suficiente para ver la pelota, no hay razón para no jugar".