SHANGHAI -- Golpazo fuerte en el Masters 1000 de Shanghai. Roger Federer, con todo lo que implica su nombre, sumado a su gran año, llegaba a China con la ilusión de llegar bien lejos, luego del título en 2014.
Su rival, el español Albert Ramos, no debía ser oposición. Surgido de la qualy y con sobresaltos en el debut, no podía ser más que un entrenamiento con público. Nada más lejos de la realidad: por 7-6 (4), 2-6 y 6-3 para el catalán, que consiguió la mejor victoria de su vida.
"Tengo la impresión de haber jugado correctamente. Lamentablemente no he logrado ganar el primer set donde tuve oportunidades. Jugué mucho mejor en el segundo y luego tuve ese juego en el tercero, donde quedé doble break point. Y se acabó”, se lamentó el suizo luego de caer ante el 70º del mundo que, con sus 27 años, aun no tiene títulos ATP.
“No fui lo suficientemente bueno en peloteos largos, mientras que mi servicio no estuvo mal. Históricamente, el partido inaugural en Shanghai no es fácil. El año pasado tuve suerte”, recordó teniendo en cuenta que en 2014, en su camino al título, salvó cinco puntos de partido ante Leonardo Mayer..
De esta manera, Federer quedó lejos de recuperar el Nº2 del mundo, cedido este lunes tras la caída de aquellos puntos ganados hace un año. “Es una pena. Pero Albert jugó bien ofensivo en la devolución. Yo sabía que podía tener problemas, nunca subestimo a nadie y los márgenes son pequeños. Es por eso que a veces me cuesta responder a las preguntas sobre los posibles rivales en los cuartos de final o semifinales. Por supuesto que me hubiera encantado jugar en la final contra Novak, o con Rafa en semifinales. Pero no hay necesidad de extrapolar. Ya estoy en el avión..."