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Ninguna competencia divisional es más cerrada que la de la NFC Este

MÉXICO -- Tiene mucho tiempo desde que la NFC Este ha dejado de ser una potencia entre las divisiones de la NFL.

Hace poco más de dos décadas, los Washington Redskins y Dallas Cowboys ganaban Super Bowls, y poco tiempo después, los Philadelphia Eagles hicieron su segunda aparición en el juego grande, seguidos por otras dos conquistas del Trofeo Lombardi por parte de los New York Giants, ya en años más recientes.

La situación ha cambiado drásticamente en el 2015. La NFC Este es un sector muy competido --que no competitivo--, porque el título divisional parecería estar al alcance de las cuatro franquicias como resultado de la falta de un equipo dominante.

Nadie parece estar más lejos que los Redskins. No solamente le tengo muy poca fe a Kirk Cousins como mariscal de campo, sino también le tengo muy poca fe a Jay Gruden como entrenador en jefe. Esta semana recuperan al ala cerrada Jordan Reed --quien debe complementar bien al ataque terrestre, sobre todo en situaciones de tercera oportunidad-- y al tackle izquierdo Trent Williams, pero si hemos de descartar a priori a un equipo en la carrera divisional, tendría que inclinarme por Washington, pese a que solamente están a un juego del liderato.

Los Redskins son el equipo N° 28 de la liga con 19.5 puntos anotados por juego, y no se me ocurre de dónde podrían generar mayor producción cuando repaso esa plantilla.

En Philadelphia, los Eagles se encuentran momentáneamente en la cima, después de superar a los Giants en un partido difícil de seguir en el "Monday Night Football" de la pasada jornada gracias a la cantidad de errores de ambos lados. Los Eagles han ganado pese a Sam Bradford, quien pese a lo poco mostrado en el sistema del entrenador en jefe Chip Kelly, tampoco debe cargar con toda la culpa por su inefectividad ofensiva.

He dicho antes que nadie debe cargar con mayor culpa que Kelly. En una batalla contra la gerencia, Kelly salió con mayores atribuciones en cuestiones de personal y ejerció de inmediato su potestad con un número de modificaciones a la plantilla que provocaron que varios levantáramos las cejas durante el pasado receso de temporada. Eso sí, aquellos que proclamaron que jugadores como Bradford y DeMarco Murray se ajustarían mejor a lo que buscaba Kelly en lugar de Nick Foles y LeSean McCoy han estado muy callados últimamente. Al final, me parece que Kelly comete el error de creer que puede insertar a cualquier pieza en su esquema y éste seguirá funcionando. Eso es restar mérito al talento individual, y en esta liga no se puede menospreciar el talento.

A mis ojos, Philadelphia ha jugado peor de lo que podría indicar su marca de 3-3. Será interesante ver cómo le va a Bradford y compañía este fin de semana ante unos invictos Carolina Panthers que cuentan con una defensiva de primera línea que incluye al líder en intercepciones de la liga, Josh Norman. Eso sí, la defensiva de Philadelphia también ha hecho cosas buenas --no obstante el fiasco que ha resultado Byron Maxwell--, y Fletcher Cox es un Top-3 de la NFL en su posición en este momento.

Los Giants son el otro lado de la moneda. También tienen marca de 3-3, y actualmente estarían por debajo de Philly por el criterio de desempate pero, no obstante el desastre que nos ofrecieron el pasado lunes por la noche, creo que a lo largo de la campaña han jugado un poco mejor de lo que indica su récord.

El encuentro de este domingo en casa ante los Cowboys será crucial para medir sus expectativas reales.

En último lugar tenemos a Dallas, quien podría ser el que mejor potencial tiene de cara a la segunda mitad de la campaña. Sin embargo, todo el peso de la campaña de los Cowboys descansa sobre los hombros de un mariscal de campo que apenas tiene un mes en plantilla: Matt Cassel.

Finalmente, se tomó la necesaria decisión de volver a colocar al limitado Brandon Weeden en la banca, aprovechando la semana de descanso durante la jornada pasada para darle las llaves del auto a Cassel, quien debutará para el club este domingo en East Rutherford.

Cassel no es espectacular, pero si en algún momento ha identificado una situación donde no se le pedirá más allá de tratar de mantener las cadenas en movimiento, es esta. Su única presión será no verse tan mal como Weeden, y eso no debe ser complicado. Cassel tiene experiencia de postemporada, y se verá beneficiado por el regreso de algunas piezas claves, incluyendo al ala defensiva Randy Gregory, y sobre todo, el receptor estelar Dez Bryant, quien podría reaparecer esta semana, aunque el pronóstico más creíble sería esperar hasta la octava fecha.

Si Cassel logra librar la tormenta en los siguientes cuatro juegos, mantener el rumbo de la nave hasta que vuelva Tony Romo --lo cual no podría ser antes del partido contra los Miami Dolphins de la Semana 11--, y dependiendo de lo que puedan hacer en el inter los Eagles y Giants, Dallas podría seguir en posición para llevarse la división pese a que las lesiones de principio de campaña de Bryant y Romo parecían haber sentenciado el año en Dallas.

Si eso no habla de lo competida que está la división, para bien o para mal, nada lo hará.