Martín Urruty 8y

Justo a tiempo

BUENOS AIRES -- Sólo era una cuestión de tiempo. De que amainara el temporal para que hubiera Gran Premio en Austin. Y de que Lewis Hamilton saliera a pista para que sellara más temprano que tarde su tercer título de Fórmula Uno, segundo en fila y con Mercedes, tres fechas antes del cierre de la temporada. Todo ocurrió justo a tiempo.

Hamilton aprovechó cada ocasión a disposición para cerrar con antelación su tricampeonato, logro que lo emparenta con Ayrton Senna, su ídolo de la niñez cuya cifra de triunfos superó hace poco, su jefe Niki Lauda, Nelson Piquet, Jackie Stewart y Jack Brabham. Adelante aparecen Sebastian Vettel y Alain Prost, el mítico Juan Manuel Fangio y el alemán -con apariencia de inalcanzable- Michael Schumacher. El único inglés tricampeón -Stewart es escocés- empardó al Chueco Fangio con su bicampeonato en fila con Mercedes.

La construcción del décimo triunfo del año le demandó a Hamilton trabajo, esfuerzo y hasta sufrimiento. Camino a la primera curva, ese frenaje en ascenso, 40 metros más arriba que la parte más baja de la recta texaca de Austin, el inglés emparejó por adentro a su compañero Nico Rosberg, quien había partido desde la pole luego de que la demorada clasificación -finalmente disputada el domingo cinco horas antes de la carrera- fuera cortada por el mal tiempo.

El campeón tomó la punta cuando dejó sin calle a su compañero, que en la primera curva perdió también con los Red Bull de Daniel Ricciardo y Daniil Kvyat. Sin embargo, el liderazgo de Hamilton empezó a fenecer cuando la pista fue secándose y los equipos estudiaban cuál era el momento correcto para quitar los neumáticos para lluvia intermedia y colocar blandos para piso seco.

El inglés fue superado por Ricciardo y Rosberg y de inmediato paró en boxes para calzar gomas lisas. Luego del primer turno de detenciones, los Mercedes marcaron el ritmo en el estado de la estrella solitaria mientras se abrían paso entre los Red Bull al tiempo que Sebastian Vettel, quien había largado con 10 puestos de retraso debido al cambio de motor decidido por Ferrari para estrenar un impulsor con mejoras, empezaba a arrimarse a los autos de su exequipo.

Cuando el auto de seguridad volvió a irrumpir luego del abandono de Marcus Ericsson, buena parte del pelotón paró en boxes: Vettel colocó neumáticos medios en el afán por llegar hasta la bandera de cuadros sin más detenciones. La rotura de Nico Hülkenberg luego de un toque con Ricciardo propició la neutralización virtual que impulsó la entrada a boxes de Rosberg, quien cayó del primero al cuarto lugar.

Sin embargo, el aparatoso despiste de Kvyat que obligó a otra neutralización acarreó la entrada de Hamilton, y Rosberg volvió a la punta. Los cambios de posiciones en pista acarreaban modificaciones en el campeonato y la coronación de Hamilton dependía de su remontada, los vaivenes de Rosberg y el afán de Vettel.

El subcampeón 2014 cometió un error mientras marchaba en punta, cómodo con la ventaja: perdió el rumbo en la curva 15 y se salió de pista en la combinación de la 16 y 17. Ahí fue superado por Hamilton y el alemán apenas pudo mantenerse delante de su compatriota Vettel.

Con la bandera de cuadros a la vista, Hamilton se aseguraba con la victoria su tercer título. Sin embargo, Vettel empezó a arrimarse rápidamente a Rosberg y si la Ferrari superaba al Mercedes el cuádruple campeón impedía la definición anticipada y la estiraba acaso hasta México. Pareció súbitamente como si Rosberg, resignado con su derrota, intentara propiciar el acercamiento de Vettel como para impedir la consagración de Hamilton.

En la última vuelta enmendó su ritmo y mantuvo a Vettel a raya para refrendar el doblete de Mercedes que derivó en el tricampeonato de Hamilton. Alguna vez el campeón más joven de la historia, cuando se coronó en su segundo año en Fórmula Uno, Lewis Carl Davidson Hamilton es hoy un hombre de 30 años que cultiva estilo propio, tatuado, buen amigo de músicos, actores y celebridades del país en el que se coronó tricampeón.

Mantiene el hambre y el talento. Capeó el temporal que azotó al Mundial en Austin y nadie puede avizorar su techo.

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