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Valverde, estimado enemigo azulgrana

BARCELONA -- Ernesto Valverde, quien celebró la clasificación del Athletic de Bilbao para la Europa League prorrogando su contrato como entrenador de los leones por una temporada más, ha sido un nombre recurrente en el Barcelona.

Lo fue cuando comenzó a agotarse el crédito de Rijkaard, al sospecharse la marcha de Guardiola, al apostarse por Martino y al ficharse a Luis Enrique. E incluso cuando, en enero de 2015, al asturiano le condenaban todas las encuestas.

Este sábado dirigirá su partido número 530 desde que el primero de septiembre de 2002 debutase en el banquillo del Bilbao Athletic, la filial de los leones, ante el Gernika, un partido que ganó por 1-0 gracias al gol de Andoni Iraola, quien este sábado, precisamente, se despedirá del Athletic en una final de Copa que para el Txingurri, tal como siempre se conoció a Valverde, sería su primer título como entrenador en España.

Si como futbolista apenas disputó 24 partidos en el Barça de Johan Cruyff entre 1988 y 1990, ha sido sin embargo un entrenador muy del agrado de los defensores del estilo en el Camp Nou.

Lo demostró muy pronto en el Athletic, lo hizo después en el Espanyol al que condujo hasta la final de la Copa UEFA 2007 (que perdió frente al Sevilla en los penales) y quiso, pero no pudo, hacerlo en Villarreal, donde las urgencias se lo llevaron por delante.

Donde es un personaje intocable es en Grecia: ganó tres Ligas y dos copas en tres temporadas con el Olympiacos.

Y donde dejó patente su personalidad fue en Valencia, cuyo banquillo abandonó sin esperar ni una llamada del club.

En Bilbao, Valverde ha logrado ganarse el elogio del Athletic a pleno.

Hace once años, en su primer curso al frente del equipo rojiblanco, cayó ante el Betis en la tanda de penalties de una semifinal de Copa que ha superado por vez primera este curso, para conducir a los leones a su tercera final en siete temporadas, siempre ante el mismo rival, siempre acudiendo como víctima propiciatoria.

El 20 de junio de 2013 firmó su regresó al banquillo del Athletic, para convertirse en el primer entrenador en dirigirle en los dos estadios, el viejo y el nuevo.

Al cabo de un mes, el 19 de julio, recibió la llamada de su amigo Zubizarreta, quien le avisó de la retirada de Tito Vilanova y le preguntó si existía alguna posibilidad de romper su contrato en Bilbao.

No hizo falta ni discutir el asunto porque Sandro Rosell pasó por encima del director deportivo para incorporar a Gerardo Martino. Fichado Neymar, era el ‘pago’ para tener contento a Leo Messi en el club.

A la vista de las plantillas es obvio que el Txingurri cumplió mucho mejor que el Tata, llevando al Athletic hasta la Champions por primera vez desde 1999 y consolidando un sistema de juego que ha convertido al equipo vasco en uno de los más elogiados en la Liga española.

Luis Enrique y Valverde nunca llegaron a coincidir en el mismo bando. Lucho creció en el Sporting cuando Ernesto era titular en el Athletic y luego le enfrentó también como jugador del Real Madrid.

Seis veces se vieron las caras con cuatro victorias para Luis Enrique y solo una para el Txingurri, de quien siempre existió la sensación de no alcanzar la excelencia que se le suponía como futbolista.

Pero explotado con Clemente, pulido por Cruyff y mimado por Heynckes nunca fue difícil adivinar que su futuro estaría en los banquillos. Y su excelente relación con Begiristain, con Guardiola y Zubizarreta, tanto como su buen nombre en el entorno periodístico del Barcelona le tuvieron siempre presente en esas listas que sin existir son ciertas.

Fue alternativa a Mourinho cuando en la temporada 2007-08 el Barça acabó la era Rijkaard. Quienes temían al portugués apostaron por Valverde antes de que Laporta impusiera a Guardiola. Se marchó al Olympiacos y volvió al plano en los primeros meses de 2012, al darse por hecha la marcha de Guardiola.

Ganó el doblete otra vez en Grecia pero la continuidad personalizada por Tito Vilanova le descabalgó nuevamente. De hecho, cuando más cerca estuvo del banquillo del Barcelona fue, irónicamente, en un momento poco menos que imposible.

Con la enfermedad de Tito se rumoreó en círculos azulgranas con el fichaje de Valverde, pero el entrenador catalán regresó, acabó la temporada 2012-13 con el título de Liga a la vez que Ernesto la acababa en el Valencia y sucedió lo inesperado.

Le fichó el Athletic el 20 de junio de 2013 y lo llamó Zubizarreta el 19 de julio, al dimitir Tito. Rosell evitó que ni siquiera se llegase a especular con una negociación entre clubs al imponer el fichaje de Gerardo Martino.

Zubi volvió a llamarle en el verano de 2014, a pesar de tener contrato con el Athletic y antes de decidirse por Luis Enrique.

Y Bartomeu, en persona, se comunicó con él la segunda semana de enero de 2015, cuando el club le buscaba un recambio al entrenador asturiano que ahora es intocable.

Campeón de Copa con el Barça en 1990, su palmarés como entrenador es tan brillante en Grecia como huérfano en España. Y este sábado, en un Camp Nou que se presume tomado por la hinchada del Athletic Club, tendrá la oportunidad de inaugurarlo.