Raúl Allegre 9y

Raúl Allegre comenta lo más notable ocurrido en la Ronda de Campeonato

BRISTOL -- "No mido el éxito de un hombre por qué tan alto llega, sino por lo alto que rebota después de haber tocado fondo", George Patton.

Esa frase célebre del gran general de la Segunda Guerra Mundial se aplica a los dos QBs que se enfrentarán en el próximo Super Bowl. De maneras diferentes, Russell Wilson de Seattle y Tom Brady de Nueva Inglaterra, tuvieron situaciones en las que se dudaba de sus respectivas capacidades. De maneras diferentes, Brady como líder, y Wilson de manera individual, se levantaron de la lona y fueron la inspiración y la razón principal de que sus equipos ganaron sus respectivas conferencias.

En la Semana 4 de la temporada regular de la NFL, los Pats visitaron a los Jefes de Kansas City en "MNF". Sufrieron una paliza en el marcador y físicamente. Brady tuvo uno de los peores juegos de su carrera. Completó sólo 14 pases en 43 intentos para 159 yardas. Lanzó dos intercepciones incluyendo una regresada para TD. Sufrió dos capturas, estuvo bajo asedio toda la noche y ese día terminó en la banca.

Esa semana fue parte de un comienzo mediocre de las huestes de Bill Belichick. Vencieron a Minnesota 30-7 en un partido cuyo resultado no reflejó la inconsistencia del equipo, y sufrieron para vencer a los Raiders en casa 16-9. La ofensiva estaba desarticulada. La línea ofensiva no protegía a Brady ni tampoco abría huecos para los corredores. A finales de septiembre, la ofensiva estaba clasificada como la N° 29 en puntos y la N° 14 en puntos en la NFL. Personalmente, había escogido a Nueva Inglaterra en agosto para representar a la Conferencia Americana en el Super Bowl. En mi nota de cada martes, escribí, de manera sarcástica, "Si llegan al Super Bowl esta temporada, el trofeo Lombardi debería de cambiar de nombre inmediatamente a ser el trofeo Belichick". Era una manera diferente de decir que les faltaba mucho camino por recorrer. Aquí pueden leer esa columna.

La clave del éxito de los Pats es seguir lo que designan como "El Proceso". "El Proceso" consiste en vivir en el momento y lograr metas inmediatas que a la postre llevan a la meta final. Todo equipo de la NFL tiene como objetivo ganar el Super Bowl, pero en pretemporada los jugadores tienen primero que enfocarse en aprender el sistema, entrar en forma, mejorar la técnica individual y empezar a integrarse como equipo. Los entrenadores tienen que enseñar, evaluar y escoger a los jugadores ideales para la temporada. En ese momento, el Super Bowl está todavía muy lejos, pero si no se logran esas metas preliminares, el Super Bowl nunca va a llegar.

En septiembre, Bill Belichick tenía mucho que corregir. En su rueda de prensa después del partido, Belichick habló poco de Kansas City y proclamó las ahora famosas palabras, "vamos con Cincinnati". Los que llevan a cabo "El Proceso" saben que habrá obstáculos en el camino. En lugar de sucumbir a la adversidad o derrumbarse con los reveses, los usan para aprender lecciones, corregir errores, y mejorar.

El problema principal de los Pats había sido la línea ofensiva. Con el regreso del centro Bryan Stork se estabilizó esa situación. En ese momento Rob Gronkowski todavía seguía en proceso, valga la redundancia, de recuperación, y habían dosificado su participación. Después de la Semana 4, los Patriotas fueron otro equipo y Tom Brady volvió por sus fueros. Ganaron 10 de sus siguientes 12 partidos y terminaron como el sembrado N° 1. "El Proceso" empezaba a dar resultados.

Lo que vimos el domingo por la noche fue el penúltimo paso de "El Proceso" de la temporada 2014. La meta final por fin está al alcance. El enfoque del equipo es diferente del que fue en agosto. Los planes de juego de Nueva Inglaterra de las dos últimas semanas, tanto a la ofensiva como a la defensiva, han sido algo que no había visto desde 1990, cuando los Gigantes de Nueva York, comandados por Bill Parcells y cuyo coordinador defensivo era Bill Belichick, derrotaron a un equipo más poderoso en los Bills de Buffalo. En semanas consecutivas, los Pats confundieron a un muy complicado equipo de Baltimore, que tuvo todo para ganar, y dominaron de principio a fin a un buen equipo de Indianápolis.

Contra Baltimore vimos como dos veces el estar en desventaja no significó mucho. "El Proceso" continuó. Con gran disciplina, los Pats se enfocaron solamente en la siguiente jugada y poco a poco sacaron adelante el partido. La situación contra Indianápolis fue diferente. Desde el inicio del encuentro pudieron demoler inmisericordemente al oponente. Vimos multitud de formaciones, cambios de personal con jugadores elegibles y no elegibles. A la defensiva tuvimos defensivas de zona que se transformaban en defensivas individuales y viceversa. De pronto estaban los titulares en la defensiva secundaria y una jugada después entraban jugadores diferentes. Cuando el grupo de entrenadores de Chuck Pagano hacía un ajuste, los de Belichick intentaban algo diferente. Siempre estuvieron un paso adelante de los Potros.

Elaborar planes de juego es complicado, pero es mucho más difícil implementarlos. Dicen que del dicho al hecho hay un gran trecho. De la teoría a la práctica ese trecho es todavía mayor. El lema principal de Bill Belichick y de los Pats es "Do your job", "Haz tu trabajo". Cada jugador tiene una obligación que cumplir en cada jugada. Para que esta funcione cada jugador tiene que cumplir su función. Si alguien falla, la jugada falla, el equipo falla y no se cumplen las metas preliminares al objetivo final.

El trofeo Lombardi no cambiará de nombre, pero lo hecho por Bill Belichick es digno de consideración para el debate del mejor entrenador de todos los tiempos. La situación del "Spygate" siempre lo seguirá, y mancha su legado, pero después del 2007, sus equipos han ganado seis títulos de división consecutivos, han llegado cuatro veces al campeonato de conferencia y dos veces al Super Bowl. Como dijo Belichick después en la entrega del trofeo de conferencia: "Vamos con Seattle".

La situación de Russell Wilson fue diferente. Tuvo un partido no sólo malo, pésimo, durante 56 minutos. Una de las mejores cualidades de Wilson es tomar buenas decisiones. Las del domingo fueron fatales. Lanzó cuatro intercepciones, falló pases y se perfilaba como el chivo expiatorio del partido. Al final, cuando se le presentó la oportunidad de responder lo hizo como el campeón de la NFL que es. He escuchado muchas críticas de personas que menosprecian lo logrado por Wilson por su desempeño inicial, pero le abrieron la puerta y entró a tambor batiente.

Sólo personas que hayan competido al nivel más alto pueden entender la situación de Wilson. El haber seguido luchando, el no perder la fe, es una característica que tienen los grandes, y de esos hay pocos. Los mejores QBs de la NFL tuvieron partidos mediocres, pero no siempre tuvieron la oportunidad de redimirse en el momento. La capacidad de no perder la confianza, mantener el enfoque y responder en la situación más álgida del encuentro cuando no había un mañana, es algo que pocos tienen.

La vida nos da segundas oportunidades. En el caso de Wilson, esa segunda oportunidad se la dio Green Bay y la aprovechó. Mike McCarthy jugó conservadoramente. Eso fue claro cuando al final, perdiendo por tres puntos, le soltaron la rienda a Aaron Rodgers y en cuestión de segundos puso a su equipo en posición de intentar el gol de campo del empate. Fueron muchas las jugadas que influyeron en el desenlace del encuentro. En el primer cuarto, tuvieron la oportunidad de jugársela por lo menos una vez en cuarta y una yarda para anotar. Morgan Burnett pudo conseguir unas pocas yardas más después de interceptar faltando casi cuatro minutos. Esta no era una situación como la de Marlon McCree en San Diego en los playoffs del 2006. Dudo que algunas yardas adicionales hubieran sido mucha diferencia, pero el mensaje acerca de la mentalidad y actitud del equipo en ese momento sí lo fueron. Actuaron como si el partido estuviera en la bolsa y bajó el nivel de concentración e intensidad.

La diferencia más grande en el momento del partido y en el resultado final se dio gracias a los equipos especiales. Green Bay erró al tratar de bloquear el gol de campo que resultó en un engaño y un TD; erró al no recuperar la patada corta después del TD de Marshall Lynch; erró al permitir la conversión de dos puntos que los puso abajo por tres.

Fueron muchas las jugadas que tuvieron que darse a favor de Seattle para que Wilson tuviera su oportunidad. En defensa de McCarthy, de haber recuperado la patada corta el tema sería diferente y hablaríamos que sus decisiones fueron las correctas. Brandon Bostick, el jugador que no pudo quedarse con el balón, admitió después del partido que su responsabilidad en esa jugada era bloquear y permitir espacio para que Jordy Nelson fuera por el balón. Quizás quiso cubrirse de gloria. Quizás fue la presión del momento. La realidad es que "no hizo su trabajo".

Y esa es la crítica que se le puede hacer a McCarthy. A diferencia de los jugadores de Bill Belichick, que en las jugadas clave " hicieron su trabajo", los comandados por él no. Y esa es la diferencia entre llegar al Super Bowl y tener un recuerdo amargo que tanto los jugadores como los fans de los Empacadores recordarán por el resto de sus vidas.

Finalmente, dos temas diferentes. Me da la impresión que las decisiones que está tomando John Elway en Denver son para restarle motivación a Peyton Manning de regresar. Gary Kubiak no lo quiso en Houston. Seguramente tendrá otro coordinador ofensivo con un sistema diferente que requiera un QB con más movilidad ya que Adam Gase está siendo entrevistado por varios equipos. Falta ver qué decisiones toma Elway respecto a la agencia libre. Todavía falta un mes para que Manning tome su examen médico y decida si se queda o no, pero quizás la decisión venga antes.

Respecto a lo de los balones desinflados, es algo irrelevante. Durante cuatro años, por decreto de Phil Simms, fui el encargado de preparar los balones del partido para los oficiales (la NFL ya no permite que jugadores preparen los balones del partido). Después de trabajarlos, me aseguraba que tuvieran una presión de 13 PSI (libras por pulgada cuadrada) como lo declaran las reglas. Una vez que el encargado de la utilería los entregaba a los oficiales, la responsabilidad de estos era asegurarse que estuvieran en condiciones reglamentarias. De ahí pasaban a una persona encargada de entregárselos a los árbitros durante el partido. Eran 24 balones en total, seis para cada cuarto. El sistema sigue igual.

Lo que queda claro fue que la condición de los balones no tuvo nada que ver con el dominio en la línea de golpeo de los Pats, las tacleadas falladas de los Potros ni la confusión de la defensiva.

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