Raúl Allegre 8y

Durante la Semana 4, los pateadores robaron la atención en varios cotejos

BRISTOL -- Antes del inicio de la Semana 4 vi que no había muchos juegos, que en teoría, parecieran interesantes salvo unas excepciones: Baltimore vs Pittsburgh por la rivalidad que existe, y Denver vs Minnesota por ser un encuentro de equipos con marca ganadora. Honestamente, ninguno de estos partidos los consideraba “imperdibles”. Sin embargo, los resultados de la Semana 4 los vamos a recordar por mucho tiempo y tendrán implicaciones de postemporada por muchas razones.

Quiero empezar con el tema de los pateadores. Varios partidos se decidieron por fallas garrafales y un par por patadas que en otras circunstancias no se hubieran dado.

Todo empezó con el partido arriba mencionado entre Cuervos y Acereros. Pittsburgh, con Michael Vick de QB, estuvo a punto de, si no cerrar la puerta de la postemporada para Baltimore, sí de cambiar de chapa la entrada. Baltimore dominó en las estadísticas, pero cometió errores costosos, en particular Joe Flacco que fue responsable de una intercepción y un balón suelto. Ganando por 3 puntos, Pittsburgh tuvo la oportunidad DOS VECES de ampliar su ventaja con intentos de gol de campo de Josh Scobee. El primero de 49 yardas faltando 2:31 y el segundo de 41 yardas al 1:09. Su contraparte, Justin Tucker, logró sus dos intentos, también en el segundo cuarto, acortando y después empatando el partido casi al final. En tiempo extra, Tucker tuvo una patada de campeón de 52 yardas para decidir el partido poco después de que Mike Tomlin decidiera lanzar en dos ocasiones en tercera y 2, y en cuarta y 1, en lugar de intentar por tierra con Le'Veon Bell. Ambas decisiones fueron ciertamente cuestionables. La manera de decidir no es muy complicada. ¿Cuál opción tiene mejores posibilidades de éxito: darle el balón a uno de los mejores corredores de la NFL para que busque 2 yardas, o lanzar un pase con mi QB suplente quien a lo largo de su carrera no se ha distinguido por su precisión? En realidad, Tomlin nunca debió estar en la posición de tener que decidir. Con uno de los dos goles de campo fallados por Scobee habrían tenido excelentes probabilidades de hundir a Baltimore.

Hubo cosas buenas entre los pateadores como el gran desempeño de Cairo Santos con siete goles de campo para Kansas City en un gran esfuerzo que fue en vano, el gol de campo para la victoria de Brandon McManus para vencer a Minnesota, y la otra patada apoteótica de Robbie Gould para darle el triunfo a Chicago sobre Oakland. Fuera de esto, pateadores fallaron goles de campo y, o, puntos extras que hubieran sido la diferencia, o que hubieran ganado o empatado el partido: Jacksonville (dos veces), Tampa Bay y Filadelfia. Josh Lambo le dio la victoria a San Diego sobre Cleveland con un gol de campo de 34 yardas que pudo volver a intentar después de que un castigo de fuera de lugar anulara su falla de 39 momentos antes.

Se habla mucho de que si la nueva regla de patear el punto extra desde la yarda 15, haya impactado negativamente la confianza de los pateadores. Es posible, pero sólo a los mediocres o inexpertos. Los de primer nivel, Justin Tucker, Stephen Gostkowski, Steven Hauschka, Mason Crosby, Robbie Gould, Phil Dawson y Matt Bryant siguen brillando. En el caso de Scobee, por ejemplo, había sido uno de los mejores de la NFL por años, pero en Jacksonville. No es lo mismo jugar para un contendiente, que para un equipo que tiene que cerrar secciones de su estadio para poder tener “llenos” y se transmitan localmente sus juegos por televisión. Scobee y su salario de 2.5 millones de dólares fueron dados de baja. Lo mismo sucedió en Tampa Bay con la baja de Kyle Brindza. Jason Myers en Jacksonville, y Caleb Sturgis en Filadelfia todavía tienen trabajo hasta el momento de escribir esta nota.

Se han fallado 18 puntos extra hasta el momento, pero la NFL tenía presupuestado este número. En 2014, se intentaron 1,230 puntos extras de los cuales se lograron el 99.4 por ciento. Hubo sólo ocho errados. En 2014, los pateadores de la NFL convirtieron el 93.5 por ciento de sus goles de campo entre 30 y 35 yardas. El punto extra ahora se patea de 33 yardas. Aplicando este porcentaje a los intentos totales de 2014, daría cerca de 80 fallas en total. Proyectando los 18 errados hasta el momento sobre 17 semanas arrojaría un saldo total de 77 pifias. Si es cierto que “los números no mienten”, los pateadores del 2015, a pesar de haber tenido varios una mala semana, van mejor que el año pasado.

Rodó la primera cabeza entre los entrenadores. Joe Philbin, a quien le tocó lidiar con el “bullygate” cuando Richie Incognito intimidó a Jonathan Martin forzando la salida de este del equipo, fue cesado por Stephen Ross, dueño de la franquicia. Varios, incluyendo el que esto escribe, teníamos a Miami como uno de esos equipos listos para dar el siguiente paso. Dieron muchos pasos, pero hacia atrás. Había razones para el optimismo. Ryan Tannehill había mejorado bajo el tutelaje de Bill Lazor en 2014. Este año tendría mejor protección detrás de una línea ofensiva con dos primeras selecciones y un agente libre codiciado. Llegaron Jordan Cameron, Greg Jennings y Kenny Still como opciones en el juego de pase. Tuvieron la contratación de la agencia libre en Ndmukong Suh para reforzar a una muy buena línea defensiva.

Los Delfines fueron un equipo apático durante cuatro semanas. La humillación en Londres fue la gota que derramó el vaso. El momento de despedir a un entrenador es cuando pierde el control del vestidor. Se veía un distanciamiento que se reflejaba en el desempeño en el terreno de juego. Tannehill retrocedió. Tiene ya cinco intercepciones después de haber lanzado sólo doce en 2014. Se le ve inseguro. Leí una nota que decía que Philbin le pedía al equipo de práctica que no interceptaran a Tannehill para que no perdiera la confianza. Otra decía que Suh fue problema en el vestidor de Detroit y también en Miami. Son sólo rumores, pero dicen que cuando el río suena, agua lleva. Lo que no es rumor es el mediocre desempeño de Suh los primeros cuatro partidos. Es una realidad. Los Jets corrieron por su lado en repetidas ocasiones y no fue en ese juego, ni ha sido todo el año, factor en la defensiva para desquitar el contrato de 114 millones de dólares con 60 garantizados que recibió, acuerdo que va a complicar la restructuración del equipo.

Philbin no fue la solución. Y pensar que lo escogieron sobre Todd Bowles y Mike McCoy, pero el problema en Miami no es Philbin, es Ross. Tan pronto lo conoció Bill Parcells decidió renunciar como presidente del equipo aludiendo que Ross no sabía de fútbol americano. Ross contrató a Dennis Hickey como gerente general en una decisión que ha sido criticada por la prensa de Miami como un acuerdo entre Philbin y Dawn Aponte, una ejecutiva del equipo. Parece que el despido de Philbin fue más tratar de mejorar los síntomas que curar la enfermedad. Stephen Ross tiene buenas intenciones, pero es la versión de la AFC de Daniel Snyder.

Me sorprendió la manera de jugar de Todd Gurley contra una buena defensiva de Arizona corriendo para 146 yardas en sólo 19 acarreos. Jeff Fisher podría tener a Eddie George corregido y aumentado. Fisher apostó por Gurley quien fue suspendido en su último año en Georgia y al regresar sufrió una lesión en la rodilla en noviembre. Quizás no haya recuperado la velocidad que una vez tuvo, pero la que tiene parece ser suficiente. No lo habían usado mucho antes del partido contra Arizona, pero si Gurley mantiene su nivel, el trabajo de Nick Foles será simplificado drásticamente. Contra Arizona lanzó tres pases de touchdown a un grupo de receptores que es estelar. La defensiva sufrió la baja de Alec Ogletree que pesará, pero esta es una unidad que funciona gracias a su línea. El juego contra Green Bay del próximo domingo les dará la oportunidad de ver en qué nivel están.

Atlanta está invicto, juega en una división débil, y sus rivales fuera de división radican en la NFC Este y la AFC Sur. Son un equipo sólido, sobre todo a la ofensiva y fuera de dos partidos contra Carolina, no tienen a ningún rival que por el momento tenga marca ganadora. Enfrentan a Indianápolis que no está jugando bien y a un Minnesota que es un equipo sólido que va a mejorar. Fuera de esos partidos, no tienen rivales imponentes. Tienen buenas posibilidades de calificar, en una conferencia de la NFC en la que varios equipos favoritos están quedando a deber.

Finalmente, tenemos otro escándalo en la NFL. Ahora le están llamando “Batgate”. Los que vieron el partido del lunes por la noche recordarán que Detroit, faltando 1:51 en el partido y con tercera y 1, amenazaba con por lo menos empatar el partido. Matt Stafford lanzó un pase sobre Calvin Johnson quien perdió el balón en la yarda 1. El impulso de la bola la llevó hacia el fondo de la zona de anotación en donde K.J. Wright le dio un golpe ilegal para asegurarse que saliera. El árbitro más cerca de la jugada era el “Back Judge” que a pesar de estar enfrente de Wright, decidió que la jugada fue legal.

La jugada fue revisada por la cabina como sucede con cada anotación y entrega de balón. El enfoque de la revisión fue ver si anotó o no Calvin Johnson. Claramente no lo hizo. La producción nunca volvió a repetir la acción de Wright. Fue hasta después del partido cuando empezó la controversia. Después de ver una vez más la jugada desde varios ángulos, fue claro que el árbitro cerca de la jugada cometió un error.

De una forma u otra, la acción era irrevertible. Estas faltas, al igual que las interferencias o los castigos de sujetando, son subjetivas. Son a discreción y el juicio de los árbitros. No se pueden cambiar. De haber lanzado el pañuelo amarillo Greg Wilson habría sido algo diferente. No lo hizo, y para sorpresa de muchos, nadie de Detroit protestó la acción de Wright. Todos estaban enfocados en si había anotado o no Calvin Johnson.

Este fue un error de juicio, no de ignorancia de las reglas. El problema son las implicaciones que tiene esta decisión. De haberse marcado la falta de Wright, se habría anulado el balón suelto de Calvin Johnson y Detroit habría tenido una buena oportunidad de ganar el partido con un primer y diez en la yarda uno. Con 0-4, la temporada de Detroit parece perdida, sobre todo como están jugando a la ofensiva. En el caso de Seattle, una derrota los habría puesta en 1-3, con juegos consecutivos contra dos equipos invictos, en Cincinnati y en casa contra Carolina.

Los árbitros son humanos y seguirán cometiendo errores de juicio. No es lo mismo ver una jugada por televisión, con ángulos favorables y con repeticiones, que verla en el terreno de juego a la velocidad del partido. En el fútbol americano colegial ciertas jugadas se pueden corregir, cerca del final, si considera que hubo un “Egregious Error”, (error garrafal). De acuerdo a Mike Pereira, ex director de oficiales de la NFL, con esa regla se pueden revisar errores que se consideran grandes y de impacto en el resultado final de un partido. Quizás es algo que la NFL deba considerar, o también la sugerencia de Bill Belichick en marzo de que TODAS las decisiones arbitrales deben estar sujetas a desafíos de los entrenadores.

Para ustedes, ¿Cuál es la solución?

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