Damián Didonato 10y

Colombia y un Uruguay sin Suárez

COTÍA (Enviado especial) -- Luis Suárez es el alma de Uruguay. El mejor jugador, el único capaz de cambiar un partido por sí sólo, el líder espiritual y futbolístico. Por todas estas razones, la suspensión de 9 fechas y 4 meses que le dio la FIFA por morder a un rival en el partido ante Italia no puede ser más que una buena noticia para la Selección Colombia de cara al partido de octavos de final. Sin embargo, ¿debe haber festejos o precaución en Cotia? la segunda es la opción más prudente.

Con el delantero de Liverpool, la Celeste venció a Inglaterra y a Italia y sin él perdió con Costa Rica. Esa es una verdad incuestionable: con Suárez ganó y jugó bien y sin Suárez perdió y jugó mal. Ahora bien, esto no significa para nada que Uruguay se transforme en un adversario accesible, porque la principal virtud de este equipo es que sabe sobreponerse a las dificultades.

En los dos partidos que jugó Lucho, el conjunto charrúa salió con dos delanteros y un mediocampista ofensivo. Edinson Cavani acompañó a la figura y también se sumó al ataque Nicolás Lodeiro, aunque no como enganche clásico. Christian Rodríguez y, en menor medida, Álvaro González completaron el sistema ofensivo. Sin Suárez, jugó Diego Forlán en su lugar y Cristian Stuani -un jugador de marca y corte- por Lodeiro. Fue un equipo sin poder de fuego, estéril y sin dinámica. Lo más seguro es que en el Maracaná ingrese Forlán pero se mantenga Lodeiro entre los once.

Si la Celeste juega así, la Selección Colombia deberá tener cuidado con la rapidez de Cavani y las subidas de Rodríguez. Además, está claro que debe prestar especial atención a las pelotas detenidas y a Diego Godín. Defender en zona en esas jugadas puede ser un problema, porque el defensor de Atlético siempre entra a la carrera y rompe esa defensa. Marcarlo hombre a hombre puede ser una solución.

Sin Suárez, Uruguay pierde referencia de área, velocidad y presencia en ataque. Pierde al jugador que arrastra marcas, genera preocupación de forma constante y obliga a no relajarse ni un minuto. Suárez es peligroso con pelota dominada o sin ella, entre los centrales o por afuera, por arriba o por abajo. Sin dudas, su baja sería un golpe muy duro para cualquier Selección del planeta. Pero Uruguay es Uruguay.

Decir que la Celeste se agranda en las difíciles es un lugar común. El jugador uruguayo se siente cómodo cuando las circunstancias le son adversas, porque allí afloran sus mejores cualidades: garra, corazón y lucha. Está claro que sufrirá esta suspensión, pero también que eso hará un poco más fuerte a los hombres que saldrán a la cancha. Ya no tendrán a su estrella, pero jugar contra un uruguayo enojado no es algo placentero.

Además, si con Suárez es un Seleccionado que primero se cuida en defensa, que se mete atrás y que lucha más de lo que juega, sin él esa idea será mucho más dura. Ante Colombia, Uruguay primero buscará cuidarse de James Rodríguez y de Juan Guillermo Cuadrado para luego intentar aprovechar la velocidad de Cavani frente a Mario Yepes y Christian Zapata. En ese contexto, el central de Milan será el que deba estar más atento para salir a los costados en los momentos necesarios.

La Selección que dirige José Pekerman tendrá la iniciativa, por primera vez en el Mundial será el dueño de la pelota y no podrá hacer el juego que le dio resultados en la primera fase, cuando, con espacios, James, Cuadrado, Ibarbo, Teo y Jackson lastimaron y mucho. En Río de Janeiro deberá tener paciencia y recordar el 4-0 en Barranquilla, donde tampoco jugó Suárez y lo hizo un once muy similar al que saldría a la cancha el sábado.

En definitiva, la ausencia de Suárez es algo que puede resultar muy beneficioso para la Selección Colombia, pero si se relaja en defensa y no juega con la tensión necesaria puede pasarla mal de todos modos. En cambio, si sale a la cancha con actitud y serenidad, puede ser la gran oportunidad para hacer la mejor Copa del Mundo de todos los tiempos.

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