Damian Didonato 10y

El pitazo inicial

Cuatro años de espera, 1460 días de ansiedad y 35040 horas de tensión. Con ese peso se juegan los partidos inaugurales de las Copas del mundo. Estos encuentros tienen sus historias particulares y forman un universo aparte en los Mundiales, ya que los ojos del planeta se posan en dos equipos que en muchas ocasiones no logran colmar las expectativas que se posan sobre ellos.

La apertura de Alemania 2006 rompió una triste racha que llevaba más de cuarenta años. En ese período sólo en el encuentro disputado en Francia 1998 (Brasil 2-1 Escocia) se marcó más de un gol. Hace ocho años, el local comenzó el campeonato con una gran goleada 4-2 sobre Costa Rica, que igual hizo un buen papel en el segundo partido inaugural con más goles de la historia. En el último Mundial, Sudáfrica y México empataron 1-1 en otro encuentro con buena cantidad de festejos.

El único encuentro que superó en goles al disputado en Munich se vio en Italia 1934, cuando el local goleó 7-1 a Estados Unidos. Tras aquella impactante victoria en el debut, la Azzurra se coronó campeón del segundo Mundial. El conjunto de Vittorio Pozzo es uno de los dos que ganaron el título tras abrir el torneo. Inglaterra de 1966 es el otro.

México, que jugó el último partido inaugural en Sudáfrica 2010, es el equipo que más Aperturas protagonizó. El Tri participó de cinco aperturas hasta el momento y los resultados no fueron para nada buenos. Tres derrotas por goleada -incluyendo el 1-4 contra Francia en el primer choque de la historia de los Mundiales- y dos empate, en 1970 y 2010, es el saldo negativo para el combinado azteca.

Entre 1974 y 2002 siempre abrió el torneo el campeón reinante. En esos ocho encuentros se convirtieron sólo ocho goles y el resultado que más veces se repitió fue el 1-0, en tres ocasiones. Durante ese período se vio con mucha claridad que el nerviosismo juega su papel central en el comienzo de los Mundiales, ya que los equipos intentan no perder en lugar de salir a buscar el triunfo.

Dos de las más grandes sorpresas de todos los tiempos ocurrieron en el primer choque de un torneo. En 1990, la Argentina de Diego Maradona fue sorprendida por el ordenado y violento equipo de Camerún, que ganó su primer compromiso mundialista por 1-0 gracias al gol de Francois Omam-Biyik. Luego, el combinado africano llegaría a los cuartos de final y el cuadro albiceleste sería subcampeón.

Doce años más tarde se vio el que para muchos fue el mayor batacazo en un Mundial. El desconocido Senegal hizo su presentación internacional con un extraordinario triunfo 1-0 sobre Francia, que era el campeón reinante y el máximo candidato al título. Tras esa hazaña, el conjunto senegalés alcanzó los cuartos de final.

Brasil jugará por cuarta vez el primer choque de una Copa del Mundo. El más campeón nunca perdió y suma dos triunfos (4-0 a México como local en 1950 y 2-1 a Escocia en 1998) y un empate (0-0 contra Yugoslavia en 1974). Las dos veces que ganó en el debut, llegó a la final pero la perdió.

Por su parte, Croacia dará el puntapié de una Copa por primera vez en su corta historia y será el 13° europeo en hacerlo (Alemania lo hizo en cuatro ocasiones, Francia en tres y Suiza y Yugoslavia en dos).

Dentro de tres días, de 48 horas, será el Día D. Brasil y Croacia darán comienzo al Mundial y terminarán con todas las especulaciones previas. Los datos irán a parar a la basura y a nadie le importará que nunca un anfitrión perdió en el partido inaugural o que los africanos parecen hechos para brillar en las aperturas. El fútbol será protagonista y los números ya no importarán.

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