<
>

Volvió al tenis gracias a Internet

BUENOS AIRES -- La cuenta da 15 años. Marzo de 1995. Kimiko Date Krumm lo recuerda como "uno de sus triunfos más emocionantes". Aquella semifinal del por entonces denominado 'Lipton Championships' de Miami mostraba a una Gabriela Sabatini dominante, con un 6-1 y 5-1 en el tablero electrónico, hasta que la argentina se 'nubló' y terminó cayendo increíblemente por 1-6, 7-6 (7-2) y 7-6 (7-4).

"Después jugué la final con Steffi Graf, pero todavía pensaba en ese partido con Gaby. Fueron tres match-points que tuvo. No podía creerlo, siempre la admiré mucho", cuenta Date Krumm, nuevamente noticia en el circuito femenino porque, a punto de cumplir 40 años (el 28 de septiembre), derrotó a Dinara Safina en la primera ronda de Roland Garros.

El partido con la rusa, ex Nº 1 y finalista de 2008 en París, le pesó en lo físico a la japonesa: apenas ganó tres games en la ronda siguiente, pero ya avisó que jugará la gira de césped entera, que incluye Birmingham, Hertogenbosch y Wimbledon.

Retirada entre 1997 y 2008, Date regresó al circuito por la insistencia de su marido, Michael Krumm, piloto alemán de la categoría Nascar. Sin embargo, encuentra una ayuda tecnológica clave en el operativo retorno: los teléfonos móviles, Internet y sus sistemas de mensajería en línea.

"Cuando yo jugaba, no tenía computadora, tampoco teléfonos, menos Skype... Ahora es una gran diferencia y así puedo disfrutar la vida en el circuito sin tener que volver a Japón. Estoy en contacto con mis amigos, mi familia, eso tiene mucho sentido para mí", dice Date Krumm, y ofrece una contagiosa sonrisa oriental.

El móvil y el Skype los utiliza para hablar con su marido, quien vive en Alemania. "Yo vivo la mayor parte del tiempo en Japón, él tiene contrato con Nissan y reside en Munich. No nos vemos seguido. Hasta abril, sólo cinco días en el año", cuenta como si fuera una situación común, y aclara por las dudas que sí pudieron verse en el último mes.

Su regreso al deporte de alta competencia también necesitó de una apertura cultural. "Cuando era joven, era muy difícil para mí hablar inglés y mi marido me ayudó en eso. Además, no me gustaba la comida occidental. Sólo comía japonesa. Ahora no voy a restaurantes japoneses cuando viajo. Me gusta la italiana, la tailandesa, mexicana... La otra noche fui a un bar cubano... Cambié mucho", explica.

Date Krumm llama a este nuevo período "su segunda carrera". En el medio, cuando la raqueta juntaba polvo en el armario, Date Krumm se casó, trabajó como comentarista de TV en su país y levantó con su marido una escuela en Laos, donde enseñaba a los alumnos a leer.

Ubicada en el 4 puesto del ránking en noviembre de 1995, Date Krumm cuenta los pasos del regreso al circuito. "Primero me dedicaba a correr, nada de tenis. En 2004 participé en el Maratón de Londres y mi esposo me dijo: '¿Cuánto más quieres correr? ¿Quiéres ser maratonista o algo así?'". El universo Date Krumm es particular: así como explica la relación a distancia con su esposo, revela sonriendo que cuando paró de correr, quiso ser madre y no pudo.

El paso fundamental lo dio en 2007, cuando volvió a entrenarse. Comenzó con una exhibición con Steffi Graf y Martina Navratilova, que le hizo revivir viejas sensaciones. No había estado nada mal, pensó, aunque en la primera etapa competitiva no deseaba salir de su país. Apenas aceptaba jugar torneos menores en Japón.

"Hasta que el ránking, alrededor de 160°, me dio para probar en la clasificación del Abierto de Australia 2008. "Mi esposo me dijo: '¿Por qué no vuelves a jugar en el circuito? No por resultados, sólo para divertirte. Disfruta del desafío'". En Japón no creían que podría tener éxito. "Creían que con la velocidad del tenis de hoy, no me podría adaptar", recuerda Date Krumm.

Ella dice que fue realmente difícil, pero hoy figura 72ª en el listado de la WTA, gracias al título conseguido en Seúl el año pasado. Allí se transformó en la segunda jugadora más veterana que logra un campeonato (38 años, 11 meses y 30 días), detrás de Billie Jean King (39 años, 7 meses y 23 días, en Birmingham en 1983).

Este año, en Indian Wells, se cruzó con Graf y la alemana no pudo menos que llenarla de elogios: que lo que estaba haciendo era increíble, que ella jamás había pensado en regresar después de tanto tiempo y que no podía creer que Date Krumm soportara la exigencia física al borde de los 40 años.

"Lo más importante para mí es la recuperación. No necesito más ejercicios o más entrenamientos, sino mejores descansos, dormir más. Si juego mucho, no rindo. Es difícil hacer el balance", reflexiona. Entre sus secretos, cree que el cuidado de la piel cumple un rol fundamental, que "tomar agua y no gaseosas es una buena decisión" y que la comida sana también es un elemento clave.

El relato fabulesco termina entonces con una enseñanza. Ella dice: "Cuando las personas envejecen, a veces se abandonan, no quieren hacer las cosas. Lo que importa es aceptar el desafío, aunque no se alcancen los resultados. Mi mensaje es que nada es imposible".