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Otra vez escocés

LONDRES -- El año pasado, cuando Andy Murray cayó ante Andy Roddick en semifinales de Wimbledon, el sitio newsarse.com, una página web de noticias en tono de broma, tituló: "Andy Murray será ahora escocés por otras 50 semanas". Y seguía con una opinión de un imaginario fanático frustrado: "Queríamos a un campeón británico, sólo tenemos un perdedor escocés".

La broma tenía un trasfondo extraído de la realidad. "Puedes fijarte", me dice un veterano periodista inglés, "que cuando Murray gana, los titulares de los diarios hablan de 'Brit'; cuando pierde, el escocés. Y no sólo son los medios, ellos son la representación de lo que dice la gente'".

Murray volvió a perder este viernes en Wimbledon. En realidad, le ganaron. Rafael Nadal jugó en forma excelente los puntos importantes (a excepción de la extraña doble falta en el tie-break) y le impidió llegar a su primera final en el All England.

Fred Perry, inglés él, inmortalizado en una llamativa estatua en la entrada de la cancha central, se mantiene como el último campeón británico, en 1936.

"Estuve en la posición de Andy cuatro veces y después del partido la gente te dice que jugaste muy bien, que tuviste un torneo fantástico y que perdiste ante un gran rival, pero todo eso significa nada", escribió Tim Henman para la BBC.

"Obviamente es una larga espera para nosotros. Hay algunas bromas entre los jugadores y la gente del tenis sobre cuánto hace que un británico no gana en Londres. Es algo con lo que hay que aprender a vivir y ponerlo en el fondo de tu mente. Tuve suerte en los últimos años porque no me ha afectado", consideró Andy pese a las frustraciones.

Realmente, no puede decirse, hasta el momento, que Murray haya desaprovechado oportunidades. Los demás fueron mejores y lo derrotaron. A los 23 años, todavía tendrá varios Wimbledon más para intentarlo.

Como personaje público, Andy evita referirse al asunto Escocia/Gran Bretaña. Oriundo de Dunblane, una vez dio un paso en falso cuando le tocó hablar de fútbol, tema sensible y comúnmente asociado con el sentir patriótico.


Fue en 2006, cuando le recordaron que Escocia no había podido clasificarse al Mundial de fútbol de Alemania. En charla con el Daily Mail, dijo que apoyaría a "cualquiera que enfrentara a Inglaterra". Se retractó y, con el tiempo, debió volverse más político.

En 2008, a través de su (ahora ex) representante chileno Patricio Apey (hijo), pude entrevistarlo unos minutos en el Masters de Shanghai. Habló maravillas de Diego Maradona, dijo que el golazo ante los ingleses lo vio mil veces por la tele y cuando le pregunté por el otro, la "Mano de Dios", Apey me pidió que por favor, que esa pregunta no.


Después lo confirmé, si bien Murray no existía cuando se jugaba el Mundial de México, no le desagrada la historia. Otra vez, no lo puede decir.

Esta semana, cuando el árbitro Jorge Larrionda no convalidó el posible empate inglés en dos goles ante Alemania, Murray escribió en su Twitter: "¿Cómo diablos un juez de línea y el árbitro se perdieron eso? Sin importar la tecnología, ese error jamás debió haber ocurrido, es el peor error de la historia".

Con la eliminación de Inglaterra, los ojos se posaron aún más sobre él. David Beckham le mandó un mensaje de texto deseando suerte y este viernes llegó con su familia al Palco Real para seguirlo.

No hubo caso. Nadal jugó como Número 1. Murray dijo que se va "frustrado, porque tuve chances en todos los sets". Y que se tomará unos días de vacaciones.

Hasta el año que viene, volverá a ser escocés.