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Misma meta, distinto panorama

BUENOS AIRES -- Se renueva la ilusión. Y es por duplicado. Argentina y Chile, como pasó en 2006, están en los cuartos de final de la Copa Davis y buscan este fin de semana el pasaporte para las semifinales. Si bien en la previa parecían dos series muy difíciles, ahora los chilenos tienen la ventaja que le reportan las bajas de las dos figuras de República Checa y entonces son favoritos en casa. En cambio, los albicelestes llegan diezmados en la visita a la poderosa Rusia.

Antes de ingresar en el análisis de lo que puede deparar cada serie, más de un fanático sudamericano puede darse el lujo de soñar con una final Argentina-Chile. Igual, ya lo dijimos en marzo, cuando ambos ganaron en sus debuts y se aseguraron la permanencia en la elite de los 16 mejores equipos del mundo para 2011, que para eso igual deberán rendir a pleno y lograr aún dos triunfos más.

La mítica y centenaria Copa Davis, que sigue siendo esquiva para todos los países latinoamericanos, es el sueño de todos. Y, para llegar a la definición por la ensaladera de plata, Argentina deberá conseguir otras dos victorias como visitante y Chile tendrá que imponerse dos veces más de local. Los albicelestes necesitan superar a Rusia y luego, en semi, al ganador del duelo Francia-España, mientras que los chilenos están obligados a eliminar a los checos y después al vencedor de Croacia-Serbia.

Quizá la mayoría crea que esta posibilidad suena a utopía, sobre todo por las lesiones que sufren los mejores de ambas potencias sudamericanas. En el hipotético caso de que ambos se enfrenten en la final, en diciembre, Argentina será local por primera vez en el año, ya que el último clásico regional se jugó en Santiago de Chile, en 2000, en el lamentable duelo de los sillazos, cuyos incidentes motivaron una suspensión y el retiro visitante, lo que derivó en triunfo chileno en los escritorios de la Federación Internacional de Tenis.

UNA VISITA SIEMPRE DIFÍCIL
Argentina, tres veces finalista en la Davis, y Rusia, campeón en 2002 y ante los albicelestes en 2006, se miden por quinta vez en esta década. Están 2-2 y la particularidad es que siempre ganó el local, con el plus de que el primer punto de la serie fue para el anfitrión. David Nalbandian es el único que estuvo en esas cuatro eliminatorias, aportando puntos importantes y será otra vez el líder del cuarteto argentino, por pergaminos y experiencia.

La ausencia obligada de Juan Martín del Potro (7° en el ránking mundial y campeón del US Open 2009), quien se recupera de una operación, es la contra del conjunto que dirige Modesto Vázquez, quien tampoco dispone de Juan Mónaco (28°), también lesionado, aunque no domina bien la cancha rápida de cemento elegida por los rusos. Por eso, repite el equipo que llevó en marzo a Estocolmo, en el exiguo 3-2 sobre Suecia, con Nalbandian como héroe.

Nuevamente, Nalbandian viene de una inactividad por problemas físicos y fue incluido para jugar tres puntos, es decir, dos singles y el dobles; aunque se duda en el partido por parejas, ya que había aclarado que quizás estaba dispuesto sólo para dos encuentros. De allí que el entrenador analizó como mejor estrategia ponerlo en dos individuales, para no ubicar a dos singlistas entre Horacio Zeballos (43°), Leonardo Mayer (58°) y Eduardo Schwank (52°) y correr un serio riesgo de quedar 0-2 en la apertura.

Nalbandian es el abanderado argentino, pese a que ahora figura en el puesto 153° de la ATP, donde se ubicó 3°. El campeón de la Copa Masters 2005 y finalista de Wimbledon 2002 llevó a su país a las finales de la Davis en 2006 y 2008. Es más: ganó los tres partidos de singles que jugó sumando esas finales. Su marca copera es de 29-9 (18-4 en singles) y ganó 10 de los 12 últimos encuentros individuales.

Al exponerse jugando tres puntos, justamente la última caída de Nalbandian en la Davis fue de local, en semis de 2008, ante Nikolay Davydenko (6°). En el historial general entre ambos, el argentino se impone 6-5, incluida una ventaja de 2-1 en la Copa, pero cayó en 3 de los 4 últimos duelos entre sí. Después, como pasó ante Suecia, Mayer disputará un individual, contra Mikhail Youzhny (14°), con el que nunca se enfrentó en el circuito ni en esta competencia.

Sin dudas, el panorama es muy difícil y hará falta un comienzo de 1-1 para mantener vivas las chances hasta la tercera y definitoria jornada. Nalbandian, según lo dicho en el sorteo, integrará la dupla con Zeballos, como muy bien rindieron -y ganaron- en la serie pasada. Teimuraz Gabashvili (88°) e Igor Kunitsyn (114°) formarán el dobles ruso, cuidando a sus figuras para los individuales, y es el punto más accesible para los argentinos. Igualmente, podría incluirse a Schwank en lugar de Nalbandian.

En la definición, Davydenko se medirá primero con Mayer, en el duelo de los singlistas mejor rankeados -no hay antecedentes entre ambos-. Y Nalbandian cerrará frente a Youzhny, donde la ventaja en torneos de ATP es de 2-1 para el ruso (fueron tres duelos parejísimos) y ganó los dos partidos en superficies rápidas. Pese a no ser un especialista copero, es Davydenko, con foja de 13-8 como singlista en la Copa, el hueso más duro de roer, por la irregularidad de Youzhny (12-10). Por eso, el panorama es muy complicado, de alto riesgo.

UN RIVAL MUY DISMINUIDO
En otra vereda está ubicado Chile, finalista en 1976, que si bien no puede contar con el lesionado Fernando González (23° y ex 5°), tratará de aprovechar al máximo en la arcilla de Coquimbo que no estarán los agresivos visitantes checos Tomas Berdych (8°), quien viene de ser finalista de Wimbledon, y Radek Stepanek (27°, ex top-10). Este último ya se había bajado por lesión y a última hora lo hizo Berdych por un problema estomacal.

Sin dudas, esa controvertida baja le quita mucho peso al equipo europeo, campeón de la Copa Davis como Checoslovaquia en 1980 y finalista el año último, ya siendo República Checa, con Berdych y Stepanek como estandartes. Así, Chile vuelve a jugar en casa, tras el triunfo de la primera rueda sobre Israel, con todo lo que eso implica, ya que eligió la superficie y tendrá todo el público a favor.

Como nunca se enfrentaron, el sorteo realizado el año pasado determinó que, en caso de verse las caras, el local sería el conjunto sudamericano. Y así será, en un cruce casi inédito, porque ninguno de los jugadores participantes figura entre los 90 mejores del ránking mundial. Es más: el histórico Nicolás Massú, ex top-ten y doble campeón olímpico en Atenas 2004, ahora figura 101° en la lista y por eso no hay un chileno entre los 100 primeros.

Massú, Paul Capdeville (186°) y Jorge Aguilar (196°) y el inexperto Cristóbal Saavedra-Corvalán, debutante absoluto y que entra por Feña González, son los elegidos por el capitán Hans Gildemeister. Massú tiene marca de 32-18 en la Davis (22-9 en singles) y viene de ganar 5 de sus 6 últimos partidos individuales. Es el líder natural y abrirá el fuego con su primer choque ante Ivo Minar (247°), citado ante la deserción de Berdych porque tiene más roce internacional que otros cuatro compatriotas mejor rankeados.

Después, Capdeville (6-5 en individuales) enfrentará en el otro duelo a Jan Hajek (94°), con foja de 1-2 en singles, también sin precedentes en el circuito. Massú lleva todas las de ganar ante un adversario menor, que perdió sus dos choques en la Copa -justo le tocó ante dos figuras, como Del Potro y el estadounidense Andy Roddick-. Y Capdeville intentará lograr un punto clave para esta eliminatoria para sellar un 2-0 casi decisivo.

La dupla Capdeville-Aguilar rindió bárbaro pese a caer ante una durísima pareja de Israel y por eso jugará el sábado, aunque podría ingresar también Massú, si no sufre mucho desgaste el viernes. Igualmente, el punto más fuerte de los checos será el del dobles, ya que presentará a los especialistas Lukas Dlouhy y Frantisek Cermak. Los dueños de casa saben que, si no dan la sorpresa, buscarán la definición en los singles.

La serie se resolverá con los probables choques entre Massú y Hajek, sin antecedentes, y luego Capdeville contra Minar, con ventaja de 2-1 para el visitante en clasificaciones para campeonatos, aunque el chileno triunfó en un challenger en arcilla. Así las cosas, Chile, en este contexto, es el favorito para instalarse en las semifinales, un objetivo que Argentina también pretende alcanzar y para eso necesitará rendir a pleno.

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