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Un jugador único

Michael Jordan and Scottie PippenVincent Laforet/AFP/Getty Images

Michael Jordan y Scottie Pippen ganaron seis títulos juntos en los Chicago Bulls de la NBA

Scottie Pippen era tan bueno siendo el Nº 2 que se convirtió en el Nº 1. Entra en el Salón de la Fama del Básquetbol este fin de semana con la distinción única de ser el mejor jugador secundario de la NBA, algo que muestra cómo a veces la grandeza se puede lograr mediante la creación de una categoría previamente indefinida.

Pippen jugó al lado de Michael Jordan durante los seis campeonatos de Chicago, mientras que fueron los dos únicos jugadores a mano para el primero y el segundo campeonato. Pippen se destacó tanto en su papel que sigue siendo el parámetro para ese puesto. Desde que LeBron James se unió a Dwyane Wade en Miami este verano una de las preguntas más frecuentes ha sido: "¿Quién será el Michael Jordan y quién será el Scottie Pippen?". No hay explicación necesaria a esta pregunta. El nombre de Pippen ha sustituido el nombre genérico, como Kleenex lo ha hecho para los pañuelos de papel.

Pippen ha creado la plantilla y aún no hubo nadie que haya ocupado ese rol como él. Pongámoslo de esta manera: Kobe Bryant ha llegado mucho más cerca de parecerse a Jordan de lo que nadie ha llegado a parecerse a Pippen. Manu Ginóbili es un jugador que se me viene a la mente, pero Pippen podría apoderarse del doble de rebotes de Ginóbili... y tiene el doble de campeonatos en su haber.

Cuando Phil Jackson volvió a entrenar a los Lakers en el 2005 la gente vio la combinación de él, Bryant y Lamar Odom y asumió que Odom ocuparía el papel Pippen, pero nunca llegó a hacerse realidad. Al igual que Pippen, Odom fue un versátil jugador de 6'8 pies, pero Odom nunca fue el defensor o la amenaza de bloqueo desde la línea de tres puntos que fue Pippen. Odom resultó ser el más adecuado para la función de tres, detrás de Bryant y Pau Gasol. Un par de campeonatos más y podría ser Gasol quien se convertiría en el más digno sucesor de Pippen en términos de éxito y función, si no es por el estilo de juego.

Lo que diferencia a la dinámica de Jordan-Pippen de otros grandes dúos en la historia de la NBA es que nunca hubo un cuestionamiento de quién era el primero, nunca hubo una lucha de poder, nunca un cambio de guardia, como sí sucedió con Shaq y Kobe, con Kareem y Magic, con Elgin Baylor y Jerry West. Con los Bulls siempre fue Michael Jordan primero y Scottie Pippen segundo, y todo el mundo lo entendía. La jerarquía se extendía incluso hasta a sus cheques de pago. Cuando el nuevo contrato de Pippen comenzó en 1991-92 no fue una coincidencia que su sueldo de 2.8 millones de dólares fuese de unos 500.000 dólares menos que el de Jordan para la misma temporada.

Pippen no hizo mayores cosas por su cuenta de la manera, digamos, como el jugador de hockey, Mark Messier, lo hizo sin Wayne Gretzky. Dejando de lado lo bien que jugó inmediatamente después del primer retiro de Jordan (los Bulls ganaron 55 partidos y Pippen terminó tercero en la votación para el JMV), su tiempo como el líder de los Bulls produjo dos de los momentos más petulantes en la historia de la NBA: sus brazos caídos cuando le pidieron que convirtiera con 1.8 segundos restantes en un juego de playoffs en el 1994 y la silla que lanzó tras el cobro de una jugada que se convirtió en el punto de inflexión para su frustración en la temporada 1994-95. Pero esa temporada también produjo uno de mis momentos favoritos de Pippen, cuando los rumores de que "Jordan-estaría-por-regresar" estaban en su apogeo y una cámara mostró a Pippen señalando el logotipo de Air Jordan en sus zapatillas, y luego haciendo la señal de "ven aquí" con el dedo índice.

Pippen había deseado tener su propio momento en el centro del escenario, pero rápidamente descubrió toda la presión adicional que viene con ser "El Hombre" y se dio cuenta de que la vida es mejor cuando estás ganando, incluso si alguien más se lleva la mayor parte del crédito. Para entonces, Jordan también se había dado cuenta de cuán valioso era Pippen. Las personas no se dan cuenta de cómo hubiese cambiado el curso de la historia de la NBA si un intercambio en 1994 que enviaba a Pippen con los Seattle Supersonics a cambio de Shawn Kemp no hubiese quedado en nada a último minuto. En el All-Star Weekend del 2008 de Nueva Orleans por fin tuve la oportunidad de hacerle la pregunta que me había fastidiado durante más de una década a Jordan: ¿Si el intercambio Pippen-Kemp hubiese tenido lugar, Jordan hubiese vuelto a jugar para los Bulls en 1995?

"Probablemente no", dijo Jordan. "Podría haber jugado con Shawn, pero no hubiese estado tan cómodo como con Scottie".

Así que Jordan volvió con los Bulls en 1995 y el dúo ganó tres campeonatos más. No sólo Pippen podía llevar el balón a la zona de ataque, que salvó el desgaste de Jordan, le pudo ahorrar a Jordan la responsabilidad de custodiar el mejor jugador de perímetro del otro equipo.

Pippen fue miembro del primer equipo all-defensive de la NBA durante cada temporada de campeonato, salvo en 1990-91, cuando estaba en el segundo equipo. Pero puede que esa temporada haya sido en la que más contribuyó en la defensiva. Cuando Phil Jackson hizo que Pippen marque a Magic Johnson por toda la cancha, inclinó la final de la NBA de 1991 en favor de los Bulls y comenzó su festejo del título.

Ese enfrentamiento Pippen-Johnson fue realmente simbólico, dos jugadores rompiendo el molde enfrentándose entre sí mientras que la liga entraba en una nueva era. Si Johnson fue revolucionario como un base armador de 6'9, Pippen fue un alero evolutivo con su manejo de balón y con 6'8 pies de altura que en realidad podía defender a un guardia de 6'9, además de sumar rebotes y triples.

Sus largos brazos eran los que hacían de Pippen un jugador tan distintivo. Fueron los brazos los que hicieron que el gerente general de los Bulls, Jerry Krause, estuviese tan entusiasmado por un jugador pequeño y desconocido de la universidad cuando vio por primera vez a Pippen en un campamento pre-draft. Y fueron esos mismos brazos los que hicieron que Krause hiciera un intercambio el día del draft para conseguirlo en 1987. Fueron esos brazos los que le permitieron a Pippen conseguir 7,494 rebotes y 2,307 robos durante su carrera en la NBA, y le permitieron ser una amenaza sumando puntos, cuyo repertorio osciló entre disparos desde la línea de tres hasta volcadas en un aro fuertemente custodiado.

Es una pena que el Salón del Básquetbol no les dé a sus miembros chaquetas como el Salón de la Fama de Fútbol Americano, porque la historia del juego demostrará que Pippen no sólo jugó detrás del faldón de Jordan, sino que Jordan dependió de las mangas de Pippen.